capítulo 20

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Durante algunos días camus pensó que llegaría algo departe de Milo, una carta, algún obsequio... Algo, que intentará comunicarse con algo. Pero nunca sucedió ni llego nada. Un días mientras entrenaba a los niños golpeando rocas, pensó que quizás tendría que tomar la iniciativa para tratar de comunicarse con el santo de escorpio.

Querido Milo

Espero que esta carta te encuentre en buen estado de salud y ánimo. Me ha parecido importante tomarme un momento para escribirte estas líneas, porque te extraño mucho.

Desde que vine a Siberia, no he dejado de pensar en ti, ¿Te digo la verdad? extrañó tu presencia, tu sonrisa y tu actitud positiva. ¿Por qué no te has comunicado conmigo Milo?

Me preocupa no saber cómo vas con tus cosas, tu vida en el santuario y demas. Te extraño como mi compañero de aventuras y apoyo incondicional, y quisiera saber si todo va bien allá, si estás feliz y si hay algo en lo que pueda ayudarte.

No deseo interrumpir tu cotidianidad, sé que estás ocupado con tus obligaciones como caballero, pero si pudieras tomar un tiempo para comunicarte conmigo como escribir una carta o algo, lo agradecería mucho. Quiero sentirme cerca de ti, a pesar de la distancia, y sé que tú también podrías necesitar escucharme.

Espero recibir noticias tuyas pronto, y poder conversar en detalle sobre lo que ha pasado en nuestras vidas durante estos días. Sé que nuestro amor sigue siendo fuerte y no deseamos perder el contacto, aún a la distancia.

Con todo mi amor y la ilusión de volver a estar pronto contigo,

Camus

Fue asi que durante la noche termino de escribir la carta que iría destinada a el griego. Lo iría a dejar durante la mañana a uno de los correos más cercanos del lugar. Era muy entrada la noche cuando quiso intentar dormir pero no contaba con el cansancio suficiente para poder conciliar el sueño, se movió por toda la cama tratando de ver si alguna pose era la correcta para por fin poder dormir, pero nada. Tambien intento tomar leche caliente como varias veces había leído en varios de sus libros, pero nada. Nuevamente se fue a la cama con su cabeza llena de pensamientos. Los minutos pasaban vacios solo el y el leve sonido de una pequeña brisa del exterior, hasta que de repente...

Toc toc

un sonido molesto comenzó a resonar en la puerta de su cabaña de madera. Un toque tras otro, el ruido se hizo cada vez más fuerte, interrumpiendo el tranquilo silencio de la noche.

Camus estaba molesto, harto y exhausto de esa interrupción inoportuna. Enojado se levantó de su cama para ir a ver qué era ese insistente ruido y es que ¿Quien sería tan loco de estar afuera, en medio de la nada en Siberia, con una temperatura máxima de no más de - 50° y además cerca de las 3 de la madrugada?  No le veía sentido alguno, pero con tal de recuperar la tranquilidad que había podido conseguir hasta hace un momento abriría aquella puerta. Pero al abrirla se sorprendió con la persona que tenía delante de él.

Camus: Milo...

Su pecho se llenó de aire y el enojo con el que contaba antes se había esfumado con tan solo ver esos ojos celeste que tanto había extrañado.

Milo: hola Camus, tiempo sin verte... Y perdón por molestarte a esta hora

El heleno se rasco la cabeza algo avergonzado mientras de camus aún seguía sin creer lo que veía.

Milo: Camus ha... Camus?

Paso una de sus manos enfrente de la vista del francés quien al notar esto parpadeo repetidamente para salir del trance en el que estaba.

Mí alma gemela.(2ᵈᵃ Temporada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora