𝙲𝙰𝙿Í𝚃𝚄𝙻𝙾 𝟷𝟽.

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—¿Sabes cómo usar una pistola? – Karina me preguntó mientras apartaba las cortinas para mirar por la ventana

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—¿Sabes cómo usar una pistola? – Karina me preguntó mientras apartaba las cortinas para mirar por la ventana.

—No.

—Obviamente puedes usar un cuchillo para salvar tu vida, ¿verdad?

—Supongo.

Abrió los muebles de la cocina, los que estaban abastecidos con frascos. Extendió la mano y sacó una pistola. Un arma de una gran jarra de galletas vacía.

La miré horrorizada.

—¿Qué? Guardo mis armas donde nadie pueda encontrarlas.

Me entregó un cuchillo de carnicero. — Toma esto y ve a mi habitación. Quédate escondida hasta que te diga lo contrario.

—Pero...

—Si no vengo por ti dentro de diez minutos,  permanece escondida. – instruyó.

Sus expresiones me dijeron que esto era un asunto serio. Quienquiera que estuviera fuera de la puerta podría ser peligroso.

Pensándolo bien, Karina siempre había sido la reina de amenazar, matar y acosar a las personas.

¿Qué tan mala puede ser la persona que está afuera comparada con Rina?

Rápidamente me metí en el dormitorio, cerré la puerta detrás de mí y me arrastré debajo de la cama, apretando el cuchillo en mi puño con fuerza. Mis manos estaban literalmente temblando.

No había sonido procedente del exterior y eso me estresó hasta el final.

¿Por qué Karina no estaba hablando con alguien?

¿Ese intruso golpeó silenciosamente a Rina en la cabeza y se la llevó?

¿Qué hago entonces?

¿Usar el cuchillo para matar a una persona?

En mi carrera como enfermera, ayudé a los médicos durante las cirugías y nunca me molestó ver la sangre. ¿Pero literalmente matar a alguien?

Me estremecí ante el pensamiento y esperé que Karina no se hubiera metido en problemas.

La puerta del dormitorio se abrió un rato después.

Contuve la respiración por unos minutos y de repente una mano se envolvió alrededor de mi tobillo.

Grité tan fuerte que los pájaros abandonaron su nido.

—Relájate, soy yo. – Karina dijo mientras me miraba.

—¿Estás intentando darme un ataque al corazón? – pregunté mientras me arrastraba fuera de la cama.

Su rostro era ilegible. — Te sugiero que no veas esto. No te gustará.

—Tengo que verlo.

—No podrás manejarlo. – ella advirtió.

—¿Quién era en la puerta?

𝙼𝙴𝙽𝚃𝙰𝙻 𝙰𝚂𝚈𝙻𝚄𝙼 - [𝚆𝙸𝙽𝚁𝙸𝙽𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora