Como Luz de estrellas [Sun x Moon]

11. Avances

-tac, tac, tac-

Se escuchaba el sonido de teclas de computador por toda la habitación.

-tac, click, tac-

Una tenue luz iluminaba el cuarto, tecleos y clickeos resonaban en esas cuatro paredes que encerraban un muy reducido espacio.

-Phil, cariño, deberías venir a dormir, es demasiado tarde, mañana podrás seguir con eso. - una voz femenina inundó aquella habitación en la que no se escuchaban más que leves tecleos.

El antes llamado desvío por unos segundos la vista de su computador a la mujer que le llamaba, esbozó una leve sonrisa para responderle al fin.
-May, querida, iré en un momento, ¿sí?, déjame avanzar un poco más. En un rato te alcanzaré, ¿de acuerdo? - habló para regresar su mirada a aquel documento digital que se encontraba escribiendo momentos atrás.

La mujer no dijo nada más, asintió y se acercó para darle un beso en su mejilla y salir de ahí.

Pasaron unas dos horas; Phillip dejó de escribir, guardó todo y apagó el computador, talló sus ojos quitando los lentes que usa al trabajar con documentos digitales, se levantó y se dirigió a su habitación.

Entró silenciosamente cuidando de no despertar a su esposa, se acostó cubriéndose con las gruesas colchas para así por fin dejarse llevar por Morfeo.

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-¡1, 2, 3 por Moony! - gritó al ver un pompón asomarse por la orilla de uno de los toboganes, causando un suave tintineo por el movimiento gracias al cascabel que tenía pegado.

Salió de su escondite a regañadientes, no era el mejor jugando al escondite, -Juro volverme el mejor en esto.- sentenció haciendo un puño con una de su manos, -¿Esta vez qué me delató?- cuestionó un poco molesto mirando a su amigo.

Sun no dijo ni una palabra, e intentando no soltar una carcajada señaló el gorro de Moon, específicamente su pompón.

-Debí suponerlo. - se dio una bofetada mental y soltó una leve risa mirando el rostro de Sun.

Se quedaron mirando fijamente, sus ojos parecían no querer desviarse del punto que miraban. Unas luces carmines miraban con suma atención a los zafiros del contrario, como si fuesen lo más bello que hayan conocido, y, en cierta forma, así lo era.

Con cuidado, Moon pasó una de sus manos por el rostro de Sun, delineando sus facciones con delicadeza, como si estuviese tocando la más fina porcelana, que pareciera que con un toque descuidado pudiese romperse.
Sun, por su parte, disfrutaba de los toques de su contrario, mirándolo fijamente, portaba una gran sonrisa, parecía ser que nada existía a su alrededor. Eran sólo ellos dos.

-Hey, amigos, Roxy los está esperando en el Raceway.- interrumpió una gruesa voz, ambos rompieron esa conexión en sus miradas para dirigirlas a la puerta, donde se asomaba el caimán.

-¡Oh!, ¡Cierto, cierto!- exclamó Sun, - Vamos en un momento, gracias, Monty- agradeció separándose de Moon.

-Sí, Monty, gracias...- gruñó Moon. Estaba disconforme por la interrupción, ¡Que inoportuno!, había quedado tan embelesado con los brillantes ojos de su sol...