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"Solo soy una víctima más de los perversos planes del universo"
La castaña necesitaba salir a respirar urgentemente, el día había sido realmente agotador, la semana en general, las peleas, el salir de fiesta, el trabajo, la boda, todo la estaba agotando demasiado, solo deseaba un momento de tranquilidad sin sentirse agobiada por todo, un instante lejos de todo y todos.
Salió de Dior para caminar un poco, el día era perfecto, los rayos del sol quemaban de una manera placentera, en el aire podían percibirse oleadas frescas, todo marchaba en perfecta sintonía. Estaba tratando de conectar con su alrededor cuando algo llamó su atención de repente, algo diferente, el ver esa imagen envió una serie de escalofríos por todo su cuerpo, era sentir una especie de fuerza que tiraba de ella, la impulsa a mover sus pies, y así lo hizo, con suma cautela siguió a esa mujer.
Un sentimiento de familiaridad la golpeó, fue como sentirse terriblemente culpable por lo bien que sentía mirar a esa extraña, su cuerpo le pedía acercarse cada vez más, quería saber a qué olía aquella cabellera negra, sus manos querían sentir la piel debajo de esa delgada tela. ¡Por dios! estaba deseando cosas que no debía.
Lo mejor que pudo hacer fue tomar su cámara y tratar de retratar parte de todo lo que estaba sintiendo, a decir verdad, estas fotos eran de lo mejor que ha tomado en los últimos días, se sentían naturales, la belleza de esta extraña desentonaba completamente con el lugar, pero de alguna forma su belleza era protagonista del cuadro.
Dio un paso hacia atrás para tener una mejor ángulo, la cuestión es que no prestó mucha atención y resbaló haciendo que su cámara cayera al suelo.
—¡Demonios! —rugió la castaña verificando rápidamente su cámara que por fortuna no había sufrido grandes daños, estaba tan concentrada en ello que no se dio cuenta del par de ojos que la miraban.
—¡Oye! Preciosa, ¿necesitas una mano?
Esa voz, Jennie se quedó congelada al escucharla, no quería levantar la mirada, una clase de alarma sonaba en su cabeza, le suplicaba que saliera corriendo de ahí y la otra simplemente quería mirar. Con un poco de duda levantó su rostro y entonces fue imposible pensar con claridad, todo a su alrededor se desvaneció, fue como si solo fuera capaz de mirar esos increíbles ojos marrones, esos hermosos labios, todo en ella gritaba perfección, en especial, ese adorable fleco que resaltaba entre todo.
—Sabes... Yo cobro por dejar que me tomen fotos, así que deberías pagar por ellas.
—¿Qué? —finalmente logró pronunciar algo. Mientras se ponía de pie en medio de toda esa confusión
—Las fotos o ¿acaso eres un paparazzi? Odio que me sigan a todos lados —La tailandesa golpeó el pecho de Jennie con su dedo índice.
—¿Qué?
—Es lo único que sabes decir —Lisa empezaba a preocuparse por la actitud de la castaña.
—Yo... —negó un par de veces antes— Solo estaba tomando un par de fotos y bueno, tuve la desgracia de que estuvieras en el plano —respondió está vez con aires de suficiencia.
