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—¿Crees que mamá me deje tener un gato? —preguntó Taylor, sin perder la concentración de la hoja en blanco a la que le estaba dando color.
Ambas estaban en la sala de estar, con las pijamas puestas, mientras Taylor dibujaba, Lisa trenzaba su cabello.
—Es probable que sí.
—Lo voy a llamar Lili, así como tú. —dijo completamente emocionada —¡Mira!
Esta vez tomó la hoja en la que estaba dibujando anteriormente para mostrársela a Lisa.
—Esta eres tú y mi mami... Esa soy yo y esa es Lili —Trazos coloridos y muchas formas decoraban el dibujo, en este, a diferencia de otros que Lisa había visto, Rosé y ella estaban tomadas de la mano. Taylor había hecho muchos dibujos de ella, pero regularmente Lisa no tomaba la mano de nadie.
—¿Por qué estamos así? —se atrevió a preguntar, pero Taylor no comprendió del todo su respuesta —¿Por qué tu mamá y yo estamos tomadas de la mano?
—Porque ustedes se quieren mucho. —contestó con total naturalidad como si fuera lo más obvio del mundo.
—¿Eso es lo qué piensas?
—Si, mamá te quiere mucho y yo también. —La mirada de la pequeña vaciló un momento, su semblante decayó un poco —Lili... ¿Vivirás con nosotros ahora?
—Uhm... —Si había algo que Lisa no soportaba era ver triste a Taylor, esta niña tenía el mismo efecto en ella que cierta rubia, no podía negarle casi nada.
—Quédate con nosotras, por favor... —Ahora Taylor se había girado para abrazar a Lisa. —Te puedo prestar mis juguetes y podemos dibujar juntas.
Lisa pudo sentir cómo su corazón se estremecía ante este momento, ella adoraba a Taylor con todo su ser, prácticamente la vio nacer y está segura que nada la haría más feliz que ser esa familia que tanto desearon. En algún momento sintió un poco de temor, llegó a pensar que quizás no tenía lo suficiente para estar aquí, para formar parte de sus vidas, pero ahora bajo la mirada y con los pequeños brazos de Taylor envueltos en su cuerpo pudo sentir mucha felicidad y paz dentro de ella.
—Por supuesto que sí... —Sin darse cuenta otra vez estaba llorando, últimamente estaba demasiado emocional —Sabes que yo te quiero mucho, mucho... ¿Verdad?
Taylor asintió con un movimiento, mirando con atención a Lisa.
—Aunque ahora que lo pienso querer es una palabra muy pequeña, porque yo amo a tu mamá y a ti... y probablemente aún no puedas comprenderlo, pero debes recordarlo siempre. Cuando te sientas mal, grita muy fuerte ¡Lisa me ama!... Y entonces todas esas cosas feas desaparecerán.
—¿Por qué estás llorando? ¿Te duele algo? —la miro preocupada, mientras limpiaba el rastro de lágrimas que se había formado en su rostro.
