DEAR GOLDEN ❁્᭄͜͡ theodore nott

Twenty one

la poca felicidad que le quedaba a Aurelia ahora estaba completamente agotada. las posibilidades de que todo lo que siempre había soñado se hiciera realidad cayeron por debajo de cero.

ella nunca podría tener las cosas que siempre había querido tener.

Su única familia, aparte de su hermano también la había dejado, rompiendo la promesa que él  había hecho. La promesa de quedarse con ella siempre.

Habiendo sido rescatada por Dumbledore, Aurelia nunca salió de su dormitorio. sus compañeras de dormitorio la dejaron sola, sin saber cómo calmar a la chica.

aurelia quería huir a un lugar mejor, lejos del mundo cruel y duro en el que vivía.

Salió de su dormitorio a la mañana siguiente, deambulando por los pasillos vacíos y desiertos.

Es tu culpa que Sirius muriera, una voz bastante fría y quebrada gritó dentro de su cabeza haciendo que se detuviera en seco.

¡TODO ES TU CULPA!  la voz volvió a gritar, llenando los ojos de lágrimas a aurelia.

—es mi culpa. — Aurelia susurró para sí misma saliendo del castillo. limpiandose constantemente las lagrimas, aurelia llego al campo de quidditch, no sabia porque estaba alli ni que estaba haciendo pero se sentia entumecida

La propiedad intelectual de que su cerebro no estaba funcionando se sentía como si la hubieran destrozado y hubiera perdido una parte de sí misma en el proceso.

suspirando, aurelia se sentó en las gradas mirándose los pies.

— Hey.

Un poco sorprendida por el sonido repentino, aurelia levantó la cabeza para encontrar a theodore de pie frente a ella.

— hola. — Aurelia habló, su voz estaba ronca de llorar toda la noche.

sin decir una palabra, theodore se sentó al lado de ella y miró sus dedos heridos.

— ¿Puedo preguntarte algo? — preguntó Theodore, levantando la mirada para ver su rostro abatido.

Aurelia asintió, limpiándose rápidamente unas lágrimas que lograron caer a pesar de los intentos de aurelia por controlarlas.

— ¿algo pasó? —Theodore cuestionó antes de tomar una respiración profunda. sabía que algo andaba mal con los mellizos potter, pero nadie sabía la razón.

— ¿No lo sabes? —aurelia pregunto riéndose amargamente — todo el mundo ha estado
hablando de eso  que ya-sabes-quién ha vuelto.

— lo se —Theodore tragó saliva—pero-

— ¿pero que? —espetó Aurelia haciendo que Theodore cerrara la boca. El nunca habia visto a Aurelia hablando tan grosera o duramente con nadie, sin importar quiénes sean.

— Lo siento. —aurelia se disculpó rápidamente, su voz se quebró al final.

— está bien. —Theodore dijo en voz baja, notando las lágrimas que habían comenzado a caer por los orbes color avellana de ella.

Los dos jóvenes se sentaron en silencio, el único sonido que salía eran los sollozos suaves y temblorosos que escapaban de los labios de aurelia de vez en cuando.

Theodore ya tuvo suficiente. no podía soportar el dolor que se despertaba en su corazón al escuchar aquellos sollozos de arrepentimiento, con cada lágrima que escapaba de sus ojos, se sentía como si le estuvieran clavando un cuchillo en el pecho.

— dorada... —dijo, su voz apenas por encima de un susurro porque tenía miedo de que incluso un pequeño sonido pudiera romper a la chica — ¿por qué lloras?