Capitulo I

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Jugar a las escondidas. Es todo lo que hago desde que llegue aquí.

Y no es que la idea me desagrade, es mi única fuente de entretenimiento, no conozco a nadie en la ciudad y ya he ido a todas los lugares turísticos de Londres.

Londres, cuantas veces habré soñado de vivir aquí, no me aburriré de agradecerle a mi padre por habernos propuesto esto, por mi propia cuenta jamas podría haber vivido aquí, y esto nos beneficia a todos, mi padre podrá encontrar un buen trabajo, yo podre estudiar psicología criminal, y mi hermano...bueno, el seguirá en alguna escuela.

Y dirán, ¿Donde esta tu mamá? Mi madre murió hace mas de un año en un accidente automovilístico, parte de este cambio revolucionario de vida debe de ser por eso, mi padre aun no supera del todo la muerte de mi madre, y puede que este viaje nos ayude a estar mas unidos y permanecer fuertes, tal como ella hubiera querido.

Tuvimos muchísima suerte al encontrar esta casa. Es bastante grande, cuenta con dos pisos y un sótano, y esta en un buen barrio. Mi padre me comento cuando la compro que el antiguo propietario de la casa se la vendió a un precio muy bajo, mejor para nosotros.

-¡Venga vamos a comer! - la voz de mi papá resonó en toda la casa, dejo la linterna en la pequeña mesa de la habitación de mi hermano y prendo la luz.

-¡Ya lo oíste! - grito lo suficientemente fuerte para que me escuchara donde quiera que se encontrara. Salgo del cuarto y puedo ver desde el segundo piso como mi hermano sale velozmente de una caja de la mudanza en el salón principal, menudo escondite.

Rodrigo - mi hermano - cumplió los catorce hace un mes. A pesar de que esta en la adolescencia, aun es muy inmaduro en muchos sentidos, el es quien me propone este tipo de juegos, aun juega con autos a control remoto y ese tipo de juegos, pero bueno, ahora tiene una excusa, aun no tenemos Internet y no tiene nada mas que hacer.

Llegamos a Londres exactamente hace cinco días, apenas llegamos obligue a mi padre y a mi hermano a dejar las cosas en la casa e ir inmediatamente a conocer la gran ciudad. Estuvimos todo el día caminando, no me arrepiento de nada.

El olor proveniente del comedor era esplendido, apresuro el paso para ver que cosa nos preparo nuestro papá para comer, nada mas al entrar en el comedor veo a mi padre servir el ultimo plato de la mesa, me mira y me dedica una sonrisa para luego sentarse en su respectivo lugar en la mesa circular. Me siento junto a el y puedo ver que ha preparado algo simple pero delicioso, arroz blanco con dos salchichas y un poco de ensalada. El siempre fue un gran cocinero nato, pero jamas cocinaba cuando mi madre estaba con nosotros, y ahora que tiene que cocinar, siempre hace cosas simples, pero no por ello dejan de ser exquisitas. Mi hermano llega a la mesa a los segundos después y se sienta en la silla vacía dispuesto a devorarse todo en la mesa.

-Me he contactado con un viejo amigo, que ahora es dueño de una empresa, el me ofreció trabajar como recepcionista, tendré la entrevista mañana, aunque según el esta seguro que entrare - confiesa feliz mi padre.

-¿Enserio? ¡Eso es magnifico! - no puedo contener mi alegría. Las cosas parecen ir bien al fin, giro la mirada hacia mi hermano y le veo una gran sonrisa en su rostro, con su pelo castaño todo despeinado y sus ojos verdes no puedo evitar suspirar al pensar en mi madre, son iguales. Ambos compartían el mismo aire calmado y esa mirada sincera.

Yo salí igual a mi padre, pelo negro y ojos cafés oscuros, aunque me gustaría tener esa confianza que tiene y que lo destaca.

-Papa, iré a ver la universidad hoy, habrá una especie de tour para los que quieran postularse allí - aviso mientras me sirvo un poco de jugo.

-Esta bien - me sonríe y prosigue - Oh Guille, ahora que recuerdo, el amigo del que hablaba recién tiene una hija de tu edad, podrías pasar por su casa y tal vez... - sabía perfectamente lo que diría.

Condenado | WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora