Los Hijos Del Porfiriato

04. Primera visita

Parte 03
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El alcohol hace maravillas pues saca los sentimientos, emociones, y actitudes más profundas del ser humano. Ésa verdad que tal vez uno nunca pensó ver la luz, la verdad que algunos buscan y a otros simplemente les llega.
La verdad puede ser hermosa para unos, pero puede ser horrible para otros.

Para Chile fue una completa maravilla. Como alguna vez lo hizo el imperio Ibérico en libros de historia, el chileno sentía la viva necesidad de conquistar a dos tierras que son prácticamente hermanas de sangre pero también son completamente distintas entre sí.

Por un lado, tenía a Centro: la única hija del dictador y por ende, el miembro más débil de la élite porfiriana.

Chile comprendía bien por qué muchos hombres la deseaban, pues una mujer hermosa de rostro y cuerpo, carácter lindo y amable, modelando con gracia los vestidos caros de la ciudad no podía pasar desapercibida. La grácil mujer tenía muy buenas cualidades en cuanto a su perspicacia y audaz razonamiento, mente fría para problemas y agilidad para resolverlos. Pero lo que el chileno no comprendía era el porqué Centro no estaba satisfecha, la repuesta era que la mujer deseaba el poder en sus manos.
Ése vivo deseo de tenerlo todo a tus pies por qué sólo así funcionarían las cosas. Centro necesita hacer prosperar al país, solo que tenía miedo de crecer.

Y por otro lado el hijo menor, Sur.

De cuerpo no era delgado pero tampoco muy robusto, digamos que es un punto medio entre los dos, por qué en sus brazos si que se mostraba fuerza.
Era, para muchos ojos - incluyendo al chileno - un líder nato, rebelde, que tomaba a decisiones en contra de una autoridad mayor.
Sin embargo, la realidad era completamente distinta, era rebelde en contra de su padre si, pero no quería liderar, tal vez su fuerte tono voz y carácter, mezclado con su típica mirada inanimada algo endurecida, parecía que lo quería.

Sur era rebelde porque necesitaba de libertad, amaba la experiencias nuevas, amaba la adrenalina que lo llevaba a hacer cosas sin sentido pero que lo extasiaban, por ello, era pésimo para pensar con claridad en situaciones mayores, para toma de decisiones, Sur, no era el indicado.

<< ¿Es incorrecto desear a un hombre por acá? >>
Fue la pregunta que pocos segundos duró en la mente de Chile, el alcohol le hizo olvidarla, afortunadamente.
Pues si, deseaba a un hombre el cual podría tener severos problemas de conducta y violencia, un hombre con necesidad de libertad.

<< Mmm... Bien, sé lo que haré.>>
Pensó nuevamente, tomando de una mesa ajena a la suya dos copas de vino tinto, nadie las reclamó así que no tuvo porqué volver atrás.
Su estrategia era sacar a su objetivo para llevarlo a un lugar donde solo ellos podrían escucharse, aislarlo de la multitud agresiva, para después vivir con él la pasión que Sur buscaba en la pelea.

¿Por qué Sur no disfrutó la pelea si era adrenalina lo que buscaba?
Fue por qué jamás se esperó a su contrincante, el que solo buscaba ser superior, nadie disfrutó de ello.

<< Seré dueño de esas alas de águila que vuelan hambrientas de libertad.
Seré dueño de esas patas de perro salvaje que ansían con explorar.>>

- Vas a encadenar a dos pájaros libres Chile. - le sorprendió una tercera voz detrás de él.
El hermano mayor.
Juró que, de no ser por su tono de voz, creería que era el mismo Porfirio.
- Mis hermanos son dos malditos pájaros libres, y solo yo puedo fregarlos como se me de la chingada gana, eso que quede claro. - volvió a decir.