ℕ𝕒𝕕𝕒 𝕖𝕤 𝕝𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕡𝕒𝕣𝕖𝕔𝕖

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– Steve, ¿qué…qué haces aquí? – Tartamudeo su pregunta el cadete al salir del trance en el que se encontró al ver a aquel rubio frente a él –

– Bueno, tengo varios asuntos por resolver en Sokovia, así que quise aprovechar y visitar a un viejo amigo – Era su amigo de guerra, casi su hermano si se lo preguntaban, pero sin duda ese tono de voz, esa actitud, no eran de Steve Rogers–

– ¿A visitarme o a vigilar al hijo de Heinrich? –

– ¿Buck, por quién me tomas?, si lo estuviera vigilando no hubiera sido tan poco discreto como para que me vieras – Bucky quedo en silencio, tenía sentido. Steve sabia como pasar desapercibido, era uno de sus dotes por el cual fue su superior –

– Suponiendo que eso es verdad, nos acaban de reubicar, ¿Cómo supiste esta ubicación? –

– ¿Por qué tantas preguntas Buck?, no soy un desconocido, soy tu amigo – Dijo el contrario con una sonrisa incrédula –

– Y claro que me da gusto verte, pero por más amigos que seamos Steve, solo estoy haciendo mi trabajo –

– Bien, te seguí. ¿Satisfecho? –

– ¿Algo más? –

– ¿Qué? –

– Sigo en servicio, así que no puedo demorar mucho–

– La verdad es que hay mucho para que decirte, pero por ahora solo quería asegurarme de que estabas bien– Se acercó al castaño con la intención de abrazarlo e instintivamente el castaño le correspondió con euforia, no mentía al decir que aún estaba en servicio, pero eso no quitaba que extrañara a su amigo – Me dió gusto verte, Buck. Te veré mañana, te tengo que poner al tanto de muchas cosas –

– ¿Mañana? – Lo dicho descolocó al nombrado–

– Hasta luego, Bucky – Rogers simplemente se alejó –

– ¿James? – Escuchó la voz de Helmut –¿Estás bien? – Preguntó desde el sofá en el que se encontraba –

La reubicación no había sido solo para el castaño, sino también para sus dos escoltas. Ambos se habían quedado en otras habitaciones, pero con la diferencia de que Barnes se había quedado en la habitación que estaba al lado de Helmut y que por “coincidencia” estaban conectadas por dentro, más específicamente una puerta al lado del guardarropa de ambas habitaciones.

– ¿Si, por qué no lo estaría? – Esa mañana el joven le había pedido al soldado que fuera verlo, pero con la indicación de que no saliera al pasillo. Así que los guardias que cuidaban la puerta no se percataban de que Barnes y Zemo estaban juntos, también era un lugar insonorizado así que no se escuchaba ni un solo detalle de la conversación.

– Es solo que desde anoche estuviste actuando muy raro – Dijo el menor al parase de su lugar, mientras terminaba de acomodar la venda de su mano por el corte de la noche anterior–

– ¿Raro?, no claro que no, solo estaba…– Llegó hasta el contrario y lo ayudó –…cansado– Trató de hacer un intento de sonrisa lo suficientemente convincente para tranquilizar al castaño. Se acercó un poco más a su rostro con una intención clara pero que no sabía si el contrario correspondería–

– ¿Acaso intenta algo, cadete? – Dijo Zemo con un tono coqueto, rozando sus narices con el objetivo claro de provocar a James –

– No me digas así – Dijo con una ladina sonrisa que esta vez sí fue auténtica, antes de tomar con deseo aquellos labios rosados que tanto aclamaban ser besados–

GUARDAESPALDAS - BARONWINTER/ WINTERBARONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora