ℕ𝕖𝕔𝕖𝕤𝕚𝕥𝕠 𝕥𝕦 𝕒𝕪𝕦𝕕𝕒

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Los sonidos de las personas yendo y viniendo a su alrededor son apenas perceptibles para él, su mente está perdida en todo el caos que se desató en aquel edificio. Cuando de recobrar la consciencia luego de la explosión todo estaba oscuro, varias luces parpadeaban otras lanzaban chispas, las nubes de humo no le permitían ver ni respirar, solo se escuchaban los gritos alarmados de las personas a su alrededor, cuando intentó ponerse de pie su pierna dolía, su cabeza sangraba, aun así no le importó y buscó a su única prioridad en esos momentos, Zemo.

Sabía que estaría en mal estado, pero no quería pensar lo peor, lo encontró y vio su cuerpo bañado en sangre, su respiración era apenas perceptible cuando llegó a su lado, pero su miedo se disparó cuando el solo abrió sus ojos para mirarle una última vez antes de volver a cerrarlos.

La preocupación, el miedo, lo invadieron por completo, cuando los equipos médicos llegaron él no se apartó de su lado en ningún momento, fue la misma enferma del hospital al que lo habían trasladado quien lo detuvo fuera de las puertas del quirófano, lo guío para ser atendido, pero para él sus heridas físicas eran nada para él.

Nunca fue creyente, pero si servían de algo sus plegarias, él pediría por la vida de Helmut.

– James – La voz de su esposa lo hace girar, ahí estaba de pie frente a él

– Wanda – Dice aliviado mientras se para a abrazarla – ¿Estás bien?, ¿no te pasó nada?, ¿cómo están los niños? – Dice alarmado separándose –

– Tranquilo, estamos bien –

– Me alegra escuchar eso – Dice volviendo a abrazarla –

Wanda puede sentir como se aferra a ella, como si en algún momento fuese a desaparecer, es ahí cuando entiende lo que pasa, los leves sollozos que empieza a oír se lo dicen todo, ella solo puede abrazarle con mas fuerza mientras comienza a acariciar su cabello castaño.

– Aquí estoy, James, conmigo no tienes que guardarte nada, lo sabes –

– Es mi culpa – Dice con voz débil separándose del abrazo, Wanda toma su rostro con delicadeza – Todo lo que pasó, es mi culpa –

– Por supuesto, que no lo es – La voz detrás de la semirubia los hizo girar –

– Sharon – Dijo con sorpresa la mujer –

– Wanda – Le dió un breve abrazo – Que bueno que estés bien – Se sonrieron mutuamente antes de que la rubia posara su mirada en el castaño – No quiero que vuelvas a repetir lo que dijiste, James –
– Es única la verdad –

– No, no lo es, tu prioridad siempre fue Zemo y eso nunca se puso en duda, lo que pasó simplemente no se podía evitar –

James se contuvo lo más que pudo de decir ahí mismo lo que había pasado antes de todo el accidente, como decirles lo que de verdad sentía si no tenían idea de lo que sucedía entre Helmut y él.

– James – Su aún esposa le habla – Por qué no vas a descansar, ve a casa con los niños –

– No, lo que menos quiero es que ellos me vean así. Estoy bien, además no puedo alejarme…no otra vez…no podría… –

– Tranquilo, al menos toma algo de aire, te estas causando dolor de cabeza estando aquí –

El castaño asintió con pesadez, limpió el breve rastro de lágrimas de sus cuencas antes de comenzar a caminar con su mirada aún en el suelo, no llego más de dos metros de distancia cuando un certero golpe en su pómulo lo hizo caer.

– ¡Esto es tu maldita culpa! – Era Jhon – ¡Por tu culpa Zemo está en ese quirófano, Barnes! –

– ¡Jhon!, ¡¿Qué mierda te sucede!? – Exclama Sharon ayudando a poner de pie a James con ayuda de Maximoff –

GUARDAESPALDAS - BARONWINTER/ WINTERBARONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora