ℕ𝕠𝕥𝕚𝕔𝕚𝕒𝕤 𝕒𝕞𝕒𝕣𝕘𝕒𝕤

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– ¿Cuánto tiempo estuviste en el ejército? – Preguntó mientras pasaba delicadamente la yema de sus dedos por las cicatrices de su abdomen, las cuales subían a un costado de su cuerpo y terminaban en el brazo del castaño –

– Diez años – Contestó mientras observaba al sokoviano, tenia la mirada fija en él, estaba ahorcajadas de Bucky y tal parecía que le admiraba con demasiada concentración aquellas secuelas en el cuerpo del mayor – ¿Qué ocurrió? – Miró esos zafiros directamente y lo escucho suspirar levemente –

– Protegí a un compañero de una granada, recibí una parte del daño, otros…no tuvieron tanta suerte –

– Lo siento – Zemo vió decaer su mirada –

– No importa, es mejor que vivir lo que pasa allí afuera, ¿no? –

Observo a Helmut asentir con duda en el rostro, entonces le tomó del mentón.

– No quiero salir y volver a todo ese caos, quiero quedarme aquí, contigo –

– Yo también lo quiero – Se acercó al contrario para besarle –

La realidad es que James estaba siendo sincero con esas palabras, por supuesto que deseaba quedarse a su lado, y disfrutarse mutuamente en esas cuatro paredes, para el todo afuera era una maldita mierda, las palabras de todos aquellos con los que hablo el día anterior, volvieron en la madrugada a atormentarlo y gritarle porque no debió meterse con alguien como Helmut Zemo, pero a pesar de tener todo ese tormento en la cabeza, solo aquel joven durmiente logro calmarlo en esa fría madrugada.

Una sensación de calma, era lo que el menor le hacia sentir, en especial justo ahora mientras le besaba era magnifico y perfecto porque solo eran ellos dos.

– Otra vez estás pensando demasiado, James – Se separaron unos centímetros – Créeme cuando te digo que estoy igual de confundido que tú –

Entonces una simple palabra le hizo volver a caer en la duda…

Créeme

“…solo recuerda, algunos pueden fingir, algunos mejor que otros…”

Créeme

“…él no es quien tú crees…”

Créeme

“…no te pediría esto, si no te necesitara…”

Créeme

“…no tienes porque dudar de él, es nuestro amigo...”

– ¿James? – Helmut le vió perderse en un punto fijo en algún lugar de la habitación, reaccionó al instante que fue llamado y le miró con confusión –

– Yo…– Las palabras se atascaron en su garganta, quería gritar todo lo que sabia, quería decirle y preguntarle si todo era verdad, sin importar cual fuera la respuesta, necesitaba sacarlo y liberarse de ese tormento que empezaba a abrumarle, pero de nuevo, como le ha pasado desde que conoció a Helmut, no se atrevió. Simplemente le miró y le otorgó un casto beso antes de responder: Por más confuso que sea, ahora para mí, tú eres mi prioridad y puedes confiar en mi –

Zemo le dio una sonrisa.

– Ya lo hago, James – Dijo antes de quitarse de encima suyo y recostarse en la cama, mientras Barnes se ponía de pie y se dirigía al baño de su habitación, pues no se atrevió a entrar al del contrario, las ultimas palabras que dijo no supo si catalogarlas como verdaderas o como simples mentiras, no sabía si darse un golpe en la cara o colocarse un arma en la sien –

Llegó hasta al lavabo y se mojo la cara con agua fría, también mojo su cabello y cerro los ojos en señal de meditación, paso de la calma a la intranquilidad de no saber que hacer o pensar, Zemo le estaba a importando mas de lo que a un guardaespaldas debería.

GUARDAESPALDAS - BARONWINTER/ WINTERBARONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora