Capítulo Diecinueve: Tenía mis dudas.

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POV de Alex

-Voy a preguntártelo otra vez. ¿¡A dónde se ha ido!? - Esta es la misma pregunta que había escuchado en los últimos veinte minutos. Un muy despreciado Fudge se paró frente a mí. Tenía la cara roja y una vena sobresalía de su frente. Me dejé caer en la silla y lo miré.

-Y permítame que le responda otra vez. NO LO SÉ - Dije poniéndome muy molesta. ¿Cuántas veces tenía que decirle eso?

-¡Me resulta muy difícil creer que su abuelo se haya ido a alguna parte sin dejar que su nieta lo sepa, señorita Dumbledore!

-¿HA CONOCIDO AL HOMBRE? ¡ÉL SE FUE DURANTE QUINCE AÑOS SIN DECIRME QUE YO ERA SU NIETA! ¡NO VEO POR QUÉ ESTO NO PUEDA SER UN SECRETO TAMBIÉN! - Grité.

-Muy bien. Pero si me entero de que estás mintiendo las consecuencias serán graves - Me levanté de la silla y salí de la habitación. Estaba harta de su mierda. Caminé por el pasillo a punto de entrar a mi sala común cuando oí a alguien aclarar su garganta. Me di la vuelta para ver a Umbridge con su pequeña sonrisa.

-Señorita Dumbledore ¿Le importaría decirme a dónde es que va? - Me volví hacia ella con una mirada asesina.

-Para mi sala común, profesora - Dije maliciosamente.

-Directora para usted.

-¿Desde cuando? - Le disparé a ella.

-Desde que el último se fuera huyendo - dijo con una risita.

-¿No debería esa posición dejarse en manos de la profesora McGonagall?

-Cornelius vio un mejor ajuste. Habrá algunos cambios en Hogwarts. De todas formas he venido a buscarla para detención. Todos sus otros amiguitos están esperando pacientemente su llegada.

-Sí... Directora - La seguí hasta el Gran Comedor donde se establecieron escritorios en lugar de mesas. Todo el mundo estaba sentado con un trozo de pergamino y una pluma en su escritorio. Tomé un asiento vacío junto a George y él me dio una sonrisa triste.

-Hoy todos ustedes van a escribir algunas líneas para mí en su pergamino, quiero que escriban: 'No voy a traicionar al ministerio' hasta que les diga que paren - todos recogimos nuestras plumas y comenzamos. Estaba a media oración cuando mi mano izquierda empezó a doler terriblemente. Apoyé la pluma sobre el escritorio y miré mi mano. Poco a poco iba apareciendo en mi mano un rayado, eran las letras 'No voy a tra...' formándose en la parte superior de mi mano. Los cortes estaban sangrando. ¡Era una pluma encantada! Ella nos estaba torturando. Miré a mi alrededor y todo el mundo parecía darse cuenta de la misma cosa. La sangre goteaba de las manos de los estudiantes. Algunos lloraban. Miré a Umbitch y me dio una sonrisa. Yo la miré. Entonces comencé a escribir de nuevo. El dolor que se propagó a través de mi mano era irreal. Pero yo no podía hacerle saber eso. Seguí con un rostro tranquilo y seguí escribiendo.

Después de unos quince minutos ella nos dijo que nos detuvieramos. La mano de todos estaba bastante sangrienta, pero bastante manejable. Me levanté y empecé a caminar con George.

-Oh, señorita Dumbledore - Oí a Umbitch chillar. Me volví hacia ella - No creo que el mensaje todavía se haya grabado bien para usted. Me gustaría que se quedara y continuara escribiendo por un tiempo más - George me miró preocupado, pero negué con la cabeza como diciendo que estaba bien. Él salió y volví a mi escritorio para continuar mi escritura. Mis manos comenzaron a temblar y tuve que obligarme a escribir. Yo estaba mordiendo mi labio inferior con tanta fuerza que éste estaba sangrando también. Ella nunca dijo basta sin embargo. Gotas de sudor se formaron en mi frente, pero yo no dejé salir ni una sola lágrima.

Always Doesn't Mean Forever (Severus Snape)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora