En la sala principal del castillo bailaban las familias más acaudaladas de Verum. El rey en su trono, con la princesa a su lado. Iris Blem tenía decepción en la mirada. Había menos de cien personas complementando el ambiente festivo, y luego de revisar furtivamente en búsqueda de Aiden Fletcher, no lo encontró.
A su lado estaba su amiga más acérrima, la mordaz Pericia Coruto. A pesar de su porte embravecido, su amiga portaba un vestido rojo vivaz y elegante, con la hombrera izquierda empompada, de la que partía una fina manga. Ceñido en la cintura y suelto en las piernas, cubriéndolas por completo.
Iris en cambio vestía de azul, el escote en corte diagonal dejaba a la vista la piel bajo su cuello, incluso un poco más por debajo. El vestido sin mangas acababa en el piso, la tela decorada con flores bordadas y la espalda alta abierta del mismo modo que el frente del mismo.
En aquella fiesta se celebraba la paz. Era el día en que se cumplían veinte años en que la Guerra De Diamante culminó. Donde humanos enfrentaron a humanos, elfos a enanos, enanos a humanos y todas las combinaciones que puedas crear entre estos tres. Todo esto había sido por recursos valiosos, terrenos fértiles y minerales preciosos.
Pero eso había acabado, y en esta reciente guerra, al menos nadie fue desterrado...
Los consejeros reales estaban repartidos a lo largo del salón, en el que se contaban también invitados especiales de tres de los cuatro reinos aledaños a Artis.
Costadía, Lingum, Saggita, y Petram.
Estos cuatro, junto con Artis, eran los principales grande reinos del continente de Throan.
Sólo uno de los reinos no tenía un representante oficial en aquella pacífica reunión.
—Es lo que más me molesta de esos norteños, ni se esfuerzan en aparentar —habló Pericia Coruto.
—¿De qué serviría que lo hagan? —respondió Iris sonriendo.
—También. Se ve que realmente están buscando iniciar otra guerra.
Entre trajes y vestidos pomposos, las dos amigas destacaban entre los humanos, más no sólo estaban ellos.
Los elfos de arbores, cuya piel blanquecina era su principal distintivo, eran provenientes de Costadía. Vestían telas verdes, cual minúsculas lianas entretejidas con toques blancos. Esbeltos y gráciles elfos de alta estirpe eran los representantes.
Los elfos de stella en cambio, vestían ropajes blancos impolutos, que destacaban su pieles morenas y ojos claros a la vista de todo el salón.
Lo que ambos tenían en común, es que estaban bebiendo el mejor vino que podía tener la ciudad capital y disfrutando de amenas charlas con sus iguales, e incluso con otros humanos.
Los enanos de Lingum en cambio con sus armajes de cuero fino, trabajo de artesanos, eran algo más ruidosos que los demás. Pidieron a los mayordomos traer la peor cerveza que tengan en la ciudad. Esto debido a que la "refinada cerveza humana" era como beber agua para ellos.
Bebían y reían con fuerza, mientras aumenta la ingesta, mayor martirio para los vasos de vidrio del castillo.
—Por lo que veo, nunca es mal momento para hablar mal de eso bárbaros de Petram —Un alto y elegante muchacho se acercó a las amigas, saludando con una reverencia—, alteza, lady Coruto —saludó—. Mientras me acercaba no pude evitar escuchar la conversación.
La princesa tardó en reconocerlo. Anteriomente lo vio en un aspecto tan desaliñado deferente de un noble. Aunque debido a su posición, durante sus veintitantos años en la nobleza, había tenido que memorizar todos los rostros y apellidos de los demás nobles. Drazen Barna, era muy similar a su hermano mayor, con los distintivos ojos azules y la insignia de la casa en la túnica elegante de su pecho.
ESTÁS LEYENDO
El Legado De Thedras.
FantasyEn la Academia Mágico-Militar, Aiden Fletcher, sobrino del legendario Mago Angus Fletcher, indaga la extraña enfermedad que llevó a la muerte de su madre. Sin embargo, se ve envuelto en un complot insurgente que busca derrocar el reino, forzándolo a...