III-El mago de agua.

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Cada vez que Aiden recorría la Academia, e incluso el patio o los demás salones, quedaba aún más maravillado de todo lo que la magia podía ofrecerle. Las asignaturas, con su salones personalizados a detalle, los alumnos de grados superiores al suyo, que desde lejos emanaban auras de misterio y poder.

Era un deleite para el ver, los entrenamientos de combate mágico o con armas entre alumnos de grados superiores en el patio trasero, los cuales eran controlados por maestros y soldados superiores que rondaban la academia.

En el patio trasero mismo, sus ojos parecían ser insuficientes para ver la manera en la que los alumnos traspasaban los circuitos con obstáculos que los mismos magos afines a la tierra creaban en un santiamén. La movilidad de los magos de viento, la dureza de los de tierra, lo imponentes de los de fuego, y la versatilidad de los magos afines al agua, le inspiraban tanto asombro como admiración.

Un tema a parte, era ver como algunos de ellos, practicaban tácticas de defensa y ataque (según logró entender) con sus bestias de invocación. Parecía un tonto cada vez que veía como una de estas criaturas, brindaba soporte a los magos. Bueno, para nada es algo que se vea todos los dias; desde reptiles escupiendo fuego, a felinos dominando esferas de agua con sus colas, por dar un ejemplo.

Cuando el momento de encontrarse con Kai llegó, abandonó el patio trasero y sorteó los pasillos poblados hasta llegar de nuevo a su habitación.

El chico de lentes y ojos verdes, esperaba frente a la puerta misma, acompañado del rubio borracho que no había siquiera asistido a las clases de teoría mágica de la mañana, entre otras asignaturas del día.

—Bah, eres un cobarde y ya está, no hay mucho que decir.

Escuchó Aiden mientras llegaba. La voz provenía de su compañero de cuarto.

—¿Qué tanto sabrás tu cómo soy? —respondió Kai alzando la frente.

—Ey... —saludó Aiden rompiendo el momento tenso— ¿Qué pasa? —preguntó volviendo a tensarlo sin querer.

Como ninguno de ellos respondía, y estaban saltando chispas en el aire (en sentido figurado), agregó:

—El patio trasero parece menos poblado cerca del bosque, podríamos ir y empezar por allí —sugirió.

—Si, perfecto, pero el no va —habló Kai, apuntando a Drazen con la cabeza.

—¿Otra vez con eso lentes? ¡Por Urahvé! ¿Cuanta terquedad guardas en un cuerpo tan pequeñito?

—No quiero estar cerca de tanta gente llamativa, lo dije ayer, lo repito ahora, además que tanto puede aportar...

—¡Lo único que llama la atención es ese ojo morado que te cargas! —refutó Drazen.

—Morado te pones tú, cada que sales —dijo volteando hacia él.

—Ya ya, silencio —habló Aiden—. Preferiría que Drazen esté presente, al fin y al cabo me está ayudando con mi entrenamiento.

—¡Ja! ¿Ya ves lentes como funciona el asunto? Aiden es mi amigui.

—Pero si vas a estar gritando como ahora, y vestido como si te acabarás de levantar, deberías quedarte —habló Aiden, dejando con una sonrisa triunfal a Kai.

—Es que si me acabo de levantar...

—Dúchate un poco y encuentranos luego — Aiden pensaba sugerirlo más que ordenarlo, pero sus palabras no salieron como tal.

—¿Qué tiene de malo mi apariencia? —habló Drazen.

—¿Esa duda es genuina?

—Está bien. Los veo allá.

El Legado De Thedras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora