II-Conflicto y Revolución.

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Si Aiden había creído que la situación escaló demasiado rápido cuando estaban en la biblioteca, lo que vino fuera de la misma terminó por dejarlo atónito.

Estaba sentado en el despacho del director, a su derecha el pálido y pelirrojo abusón llamado Parzo. A su izquierda, el chico que huele a alcohol y está medio dormido llamado Drazen, y al lado de este último, el joven más golpeado de la sala, Kai.

Detrás de ellos, se encontraba de pie la chica que había detenido el combate, y también un hombre de traje bordó de una edad que parecía similar a su tío. No era tan jovial, y cargaba un mostacho del mismo color del cabello sobre su cabeza: Pelirrojo.

El padre de Parzo, el señor Percival Coruto (cómo se había presentado), era con diferencia quien tomaba el asunto con más seriedad.

Luego de que Maggie comentara lo sucedido, habían llamado a los tutores legales de cada uno de los estudiantes. Quien fuera llamado en el caso de Drazen, no llegó, y en el caso de Aiden, estaba sentado con la mandíbula tensa frente a los estudiantes, aunque de momento nadie sabía que él era su tutor legal.

Aiden sabía que su preocupación no venía sólo por el conflicto reciente. Si no porque Percival Coruto, entre los títulos suyos que nombró, incluyó el de representante del concejo Académico-Mágico-Militar.

Se reexplicó la situación desde el punto de vista de Maggie, y luego tocaron las versiones de los demás estudiantes:

—Éstos dos, y este chico que nunca había visto—habló Parzo refiriéndose en lo último a Aiden— ¡Intentaron atacarme sin motivo alguno! Cuándo intenté defenderme, la señorita Maggie dió fin a la contienda y me salvó —intentó mentir descaradamente.

Aiden apretó los puños y soltó un bufido de sorpresa. No esperaba que fuera a mentir de una manera tan poco creíble.

—¡Eso no fue así, explícalo tú! —bramó Drazen señalando a Kai, antes de que Aiden pudiera hablar.

El chico de gafas no había emitido palabra alguna desde hacía rato. Cabizbajo y temeroso, intentaba no formar parte de la conversación. Parecía incluso temblar de miedo. Aiden enfureció al verlo así.

—Director, éste chico y su pandilla lo estaban golpeando, al verlo intervine para ayudar y las cosas se salieron de control. Intentó usar un hechizo de fuego en la academia y los demás intentamos detenerlo —habló Aiden.

—¿Algo que decir, Kai Sarandeglieri? —preguntó el director.

—Oh, pero si es Sarandeglieri, Kai Sarandeglieri. Me ha costado reconocerte hijo —interrumpió Percival posicionándose detrás de él, con una mano en el hombro—, eres tan parecido a tu padre, aunque él trabaja tranquilamente para mí sin meterse en muchos problemas. Dime, ¿Es cierto que mi hijo estaba siendo tan cruel contigo así como narra este chico?

Kai no emitió sonido alguno, y tampoco levantó la cabeza. Aiden recordó a medias la conversación que estaban teniendo los bravucones antes que el interfiriera.

"Tus padres trabajan para mi familia, te dan el dinero que reciben de mi padre. ¿Qué tiene de malo que ese dinero vuelva a mi familia?". Había dicho el pelirrojo con su voz chillona.

Es obvio que...

—Dado que todos los miembros que están aquí ejercieron violencia contra sus compañeros, espero se considere un castigo leve para todos, ya lo sabes Angus, los niños siempre se meten en peleas.

—Lo hacen, pero no arriesgan una biblioteca con de contenido invaluable por una riña, es por éso que merecen un castigo acorde. Le informaré mi decisión por carta, señor Coruto, más debería esperar menor preponderancia ante su hijo y Drazen Barna.

El Legado De Thedras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora