Nieves y cosas.

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Entre las sombras la veo, divina e imponente, con un aura que destila peligros y sensualidad en partes iguales

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Entre las sombras la veo, divina e imponente, con un aura que destila peligros y sensualidad en partes iguales. Un arma letal que más de uno quiere morir por ella, bueno serían ellas. Madre e hija tan o más mortíferas que cualquier ser en el mundo. En sus tonos descansan viendo que sin pedir nada le entregan todo, con los hombres de su familia que dando vida y muerte por ambas.

Eva le entrega su corona orgullosa de la futura sangre derramada que su reinado traerá consigo, un olor a vidas perdidas de no importa quién y desesperación, favorito de ambas pecadoras.

Un disparo resuena y siento un líquido caliente deslizar por mi pecho, caigo de rodillas, veo a ambas con unos ojos carmesí y desquiciados.

— ¡Hathor!

— mande – cierro el libro,

— ¡baja a hacer la tarea! – resoplo, me levanto y coloco con cuidado el libro sobre el estante de mi cama, bajo de un salto, tomo las cosas necesarias para la tarea y dejar las nalgas pegadas en la silla de las siguientes horas. Corro y llego a al comedor, Seth también esta e igual que yo, cojo asiento y comienzo con el ensayo de la economía capitalista y socialista.

Entre lazo mis manos < Oh Sabiduría, comunícame tu luz. En ella contemplo todo otro esplendor y me revela —también— el secreto de cualquier oscuridad. Todos nacemos mortales e ignorantes. A lo largo de mi vida quiero ser siempre aprendiz y discípulo. Dame la humildad y la paz, sentirme feliz con lo soy. Oh Sabiduría, concédeme siempre algo de tu sabiduría. Amén"> Trueno los dedos y me meto de lleno al ensayo.

Pasan, no sé cuánto tiempo que mis piernas comienza dormirse, mi estómago gruñe por comida a pesar de eso no me muevo, dejan una bolsa de papas a mi costado y sustento con ella la siguiente hora, vuelven y dejan esta vez un plato de comida. Como y escribo terminando. Guardo el archivo y veo la hora. Marcando las dos de la tarde, me enderezo moviendo mi cuello <tarde más de lo que pensé> me paro y camino al patio trasero, paseo por quince minutos y me devuelvo con lo que sigue. Le echo una ojeada a mi libreta y me percato que acabaré temprano, como a las seis da mi estimado, lo suficiente para que llegue y este libre.

( ... )

Unas exhaustivas cuatro horas después, me quito los lentes y estrujo mis ojos < necesito las gotas> dejo caer la cabeza en la mesa y cierro los ojos descansando un poquito, bostezo.

Escucho lo lejos que me llaman y el cuerpo temblar. —¡HATHOR! – despierto, desorienta, miro a los lados y un flash me siega por un momento.

— tengo nuevo fondo de pantalla.

— Hey – toma mi rostro – soy yo, Viki.

Medio espabiló – a, si si, vik – limpio la baba de mi mejilla y una hoja que se pegó— mira esto pude averiguar esta semana —volteo la laptop, revisa el documento mientras arreglo el desorden.

Perro que no ladra, si muerdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora