Tal día en una fiesta, un amigo llegó a ella y me dispuse a saludarlo. Le di un abrazo fuerte pues no lo veía hace un par de meses, pero él se limitó con el saludo con lo cual me sorprendió a mí.
—Que me saludas tanto—dijo extrañado—Si nos vimos ayer.
Yo confundido, pues el día anterior había trabajado hasta tarde y tendría que haberme desdoblado el alma para acudir donde él estaba, le respondí como respondimos normalmente.
—¿Me estay hueviando? Ayer trabaje hasta tarde, en que momento nos vimos.
El me miró descolocado, los demás en la fiesta lo miraron desconcertados, hasta la música bajaron para que él diera la explicación. Entonces dijo.
—Huevon, ayer nos vimos en el metro. Te hablé del auto, que está botando aceite y de mis hijos. Si no fuiste tú entonces era un huevon igual a ti... por eso no me respondiste nada y te bajaste del metro.
Todo fue un mar de risas, los demás contertulios llegaban a tener calambres en el estómago de tanto reír, mas yo no reía, pues recordé que mientras trabajaba, tuve un momento donde me dormí, quizás por unos 10 minutos, tal vez a la hora que él supuestamente me vio. ¿Entonces pude estar donde él decía sin yo darme cuenta?
Mismo tiempo, Distinta dimensión
Una gran explosión me despertó en la madrugada, la cuadra entera estaba sin luz, lo pude notar cuando me asomé por la ventana. Era una completa oscuridad en una calle donde regularmente había mucha luz.
Mi hijo pequeño entró súbitamente a la habitación y aterrado producto también del bombazo que sentimos, salto a mis brazos.
Al intentar tranquilizarlo noté que estaba muy caliente, su temperatura corporal no era la normal. Intente prender la lámpara del apoyador del lado de mi cama, pero termine tomando mi celular para encender la linterna y poder verlo. Era él, pero se notaba aun perdido, ido en el espacio. A su vez, también vi que no tenía señal en mi equipo, no podía efectuar llamadas ni siquiera las de emergencia.
De pronto, afuera, en las calles, comenzó a escucharse susurros que súbitamente subieron de tono, donde los gritos y los llantos predominaban. El terror se estaba apoderando de mi mientras tomaba un revolver, escondido bajo la cama, que tenía guardado en caso de emergencias.
Al bajar las escaleras no podía no sentirme incomodo, era como estar en un lugar desconocido. No recordaba los muebles ni la fotografía que colgaba en la pared al bajar. Éramos nosotros, pero algo andaba mal, mas sabía que la casa era mía, era mi hogar, lo presentía, pero no como lo recordaba, es que ni siquiera recordaba algo antes de la explosión.
Repentinamente, cuando baje las escaleras, la luz de la cocina americana se encendió, la única de la casa. No podía ser mi mujer, al menos sé que tengo mujer. Ella estaba de turno en el hospital, entonces quien era el que hurgueteaba en la nevera.
Los gritos afuera seguían subiendo y la locura se apoderaba de mis vecinos, pero no podía dejar de ver a la persona que me daba la espalda y mi hijo se aferraba a mí, provocándome gran temperatura corporal, su calor humano me sofocaba.
Entonces fue cuando paso, cuando la incertidumbre del intruso me llevó a apuntarle con el arma pues para mí era un extraño que podía hasta hacerle daño a mi hijo. El sujeto volteo con un sándwich que se había preparado. El hijo de puta era yo mismo, mi misma cara, mi mismo cuerpo, pero era otro yo.
De los nervios el arma percute, y le di un tiro certero en el centro del pecho. La sorpresa para él fue brutal, se encontró conteniendo el aliento de un segundo a otro mientras veía como la sangre le escurría por la sudadera blanca y yo de pronto, sentí una puntada invalidante en mi pecho, cayendo de rodillas al mismo tiempo que mi hijo rodaba por la alfombra y se largaba a llorar, mas su lamento no lo podía oír
ESTÁS LEYENDO
DISTÓPICOS
Science Fiction12 historias distintas, el mismo fin. 12 futuros alternos, el mismo significado. La decadencia humana llevada a su máxima expresión. Cada historia te llevara a un mundo completamente distinto, distópico. Toda las historia tienen su significado, de...