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—Así que... esa fue tu decisión —la voz de Gloxinia sorprendió al castaño, aunque antes miró a todos lados, comprobando que estaba bien. Había vuelto de su viaje al pasado, sintiéndose ansioso por todo lo que había visto.

El pelirrojo se encontraba a su lado, volando a tan sólo unos centímetros del suelo, abrazando sus piernas, con la mirada perdida. Aunque, en realidad, miraba en esa dirección pues ahí se encontraba la humana durmiendo, justo detrás de una gran roca para que no llamara la atención del hada y la gigante.

—Primer rey Gloxinia, ¡¿qué acaba de pasar?! —King rápidamente pidió una explicación, la cual le entregó el pelirrojo, diciéndole la razón por la cual había vuelto al presente. El castaño aún estaba confundido, pero trataba de entender la situación.

El de grandes alas se fue elevando poco a poco, tratando de llegar a la altura de Drole, quien presenciaba todo de manera silenciosa. Gloxinia sonrió y pronunció un leve "pasas" al rey hada, quien preguntó que si todo lo que vió había sido verdad.

—Por cierto, no logré entender su relación con ese par de humanos... ¿quiénes eran? —al notar el cambio de expresión del pelirrojo se retractó de su pregunta, pensando qué tal vez hubiera sido mejor si se hubiera quedado con la duda. Más el primer rey hada sonrió y con un leve brillo en los ojos respondió.

—Fueron seres muy queridos para mi, Bennett fue como un hermano menor que nunca tuve, y ________... —se quedó callado unos segundos, un leve sonrojo apareció en su rostro—. Podría decirse que significa lo mismo para mi, que esa gigante para ti —explicó mirando en dirección al cuerpo en reposo, King lo entendió al instante.

—Ellos no estaban al final, ¿qué les sucedió? —preguntó, sintiendo unos cuantos nervios en él.

—Todo sucedió muy rápido; después de deshacerme de Rou, encontré un camino de sangre —las pupilas del castaño se dilataron, pensando en lo peor—. Por instinto lo seguí, terminando por encontrar sus cuerpos sin vida.

King no pudo evitar sentir lástima, Gloxinia miraba al suelo con los brazos cruzados, con un poco de cabello sobre su rostro, sintiendo una presión en su pecho. Volver a recordar eso le dolía.

—P-Pero ellos no hicieron nada malo, ¿por qué los humanos querrían dañarlos? —preguntó sin entender, el contrario levantó sus hombros.

—No lo sé —mintió. Sabía la razón, o más bien, tenía una teoría, pero jamás se atrevería a decirla en voz alta, sentía asco de tan sólo pensarlo.

—De verdad lo siento, rey Gloxinia —se disculpó apenado, sabiendo que si le hubiera sucedido a él mismo, no lo soportaría.

—No fue tu culpa —levantó un poco el rostro, con una sonrisa tranquila—. No hay a nadie a quien culpar, sólo al destino, por decidir qué fuese así —el castaño asintió, para después dirigir su mirada al cuerpo de la gigante, quien seguía durmiendo profundamente.

Se quedaron callados varios segundos, hasta que King decidió preguntar sobre el desafío de Diane. Drole le explicó lo que sucedió, y pensando en lo peor, King rogó que nada le pasara a su amada.

El castaño lloró y gritó su nombre, y tan sólo unos segundos después, la de coletas se levantó de donde estaba, con la misma energía de siempre.

—¡Imposible! ¿Qué escogiste? —el de tez azul cual zafiro estaba asombrado—. Mejor dicho, no podrías haber regresado... entonces ¿cómo?

—Oh, sobre eso —Diane mostró una sonrisa mientras cerraba los ojos—. Huí~

La boca del gigante se abrió de la sorpresa, tanto que el pelirrojo podía asegurar que había llegado al suelo.

Diane se acercó a King, y sin pensarlo mucho, plantó un beso en su rostro, causando que sus labios quedaran casi por toda su cara.

𝐒𝐲𝐦𝐩𝐡𝐨𝐧𝐲; GloxiniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora