Una vez que la humana salió del bosque, Gloxinia no pudo evitar sentir tristeza en su ser. ¿Acaso ella era una reencarnación de la ________ que amaba? ¿Por qué tenía la misma apariencia y voz? Tenía tantas preguntas en su mente, pensaba que era un castigo para él por todo el daño que había hecho.
Pero aún así, a lo lejos, podía escuchar esa sinfonía que había olvidado ya. Estaba alejada, era leve, pero sabía muy bien que aquella simple canción había vuelto a cambiar.
Sin darse cuenta, había volado a una parte del bosque que no recordaba. Allí se dio cuenta de que era la tumba de la humana, era la primera vez que iba a visitarla. Sabía que estaba en algún lugar del bosque, pues había sido enterrada ahí a petición de su hermano.
—Ella siempre amó este bosque, creo que descansará mejor aquí.
Se sintió triste al pensar que no le había traído ninguna flor. La pequeña piedra que señalaba que ahí descansaba seguía intacta. A pesar de que parecía que ningún hada se acercaba, estaba decorada con varias flores, las cuales pudo notar que habían sido colocadas hacia algunos días.
—¿Acaso el destino ha decidido volver a encontrarnos? —comenzó a hablar, sintiendo como un nudo en su garganta comenzaba a crecer—. Pensé que podría olvidarte, pero no puedo. No quiero dejarte ir. ¿Soy demasiado egoísta, cierto?
Lágrimas comenzaron a caer por su rostro sin poder detenerlas, cerró sus ojos y dejó que siguieran cayendo. Necesitaba hacerlo.
—¿...Es acaso ésta una segunda oportunidad? —susurró respirando profundamente, tratando de calmarse—. Porque si es así, entonces te cuidaré de verdad... no volveré a cometer el mismo error del pasado.
Abrió sus ojos, su vista rápidamente se dirigió en la tumba, aunque se movieron lentamente a la tierra que se encontraba ahí. Parecía removida, impar, como si alguien hubiera pasado por ahí, tocándola.
Se quedó callado, pensando en una razón coherente. Nadie había estado en ese lugar en mucho tiempo, ¿por qué le daba esa sensación tan extraña?
Negó con la cabeza, tal vez había sido producto de la lluvia.
Suspiró con calma. Sonrió con tristeza, dio media vuelta y se fue de ahí.
—Ella estuvo en el bosque, ¿cierto? —el de tez azul al ver llegar a su compañero no pudo evitar preguntar, a pesar de que se trataba de convencer a sí mismo que no era la misma, no podía evitar sentir curiosidad.
El pelirrojo sólo asintió con la cabeza, más su mirada no se dirigió a la de él.
—¿Crees que sea... una reencarnación? —preguntó, esperando que aquellas preguntas no le molestaran.
—No lo sé —respondió sincero, lo miró por primera vez, mostrándole aquella mirada llena de tristeza y nostalgia—. Pero parece ser la misma.
Mi melodía rota ha desaparecido.
—Ya veo —sin saber que más agregar, simplemente cerró sus ojos y trató de concentrarse en el plan nuevo que tendrían.
—Drole —le llamó después de unos segundos, el nombrado dirigió su mirada a él—. ¿Tú también puedes escuchar la sinfonía?
El gigante suspiró, dejando escapar una leve sonrisa.
—No... pero apuesto a que es una melodía hermosa —el hada asintió, sonriendo de igual forma.
—Lo es —respondió con serenidad.
Drole decidió no decir nada más y guardar silencio, sabía lo mucho que esa sinfonía significaba para su compañero.
Sólo esperaba que la música no desapareciera de nuevo.
—Pronto llegará... —se dijo a sí mismo mientras admiraba aquellas plantas, las mismas que estaban en el lugar donde la había conocido.
Sintió su presencia cerca. Estaba algo confundido pues sólo habían pasado dos días desde que la vió. ¿Por qué había regresado tan pronto? Era un viaje largo, pero aún así, decidió no pensar mucho en eso.
Su corazón volvía a ser cálido, una sonrisa boba salía cuando pensaba en ella y aquella sinfonía se escuchaba aún a la lejanía. Esperaba pacientemente a que elevaran el tono, quería sentir aquella paz de hace tres mil años que la humana había traído con ella.
Estaba tan concentrado en sus pensamientos, que no se dio cuenta cuando llegó. Estaba justo detrás de él, pero no le había llamado. Se giró mientras sonreía de manera amable, listo para saludarla.
Pero aquella sonrisa se borró al sentir un metal afilado en su estómago. Su mirada se dirigió a éste, rápidamente después al rostro de la fémina.
Tenía una mirada seria, sin emoción, sin brillo. Él estaba confundido, pero una vez que relacionó los puntos se regañó a sí mismo. Una lágrima bajó por su mejilla.
Ella cayó sobre sus rodillas al no aguantar más. Gloxinia no sentía mucho dolor físico, pero su corazón comenzaba a doler de nuevo. Al final, había caído en la trampa de Melascula, que si bien no estaba dirigida hacia él, sentía que se lo merecía.
Acercó con algo de esfuerzo su brazo al rostro de ella, acariciando su mejilla con cariño. Notó que derramó una lágrima. No lo entendía, ¿por qué lloraba?
Si sólo era un alma rencorosa más.
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𝐒𝐲𝐦𝐩𝐡𝐨𝐧𝐲; Gloxinia
Fanfic❝𝑇𝑒 𝑙𝑙𝑒𝑣𝑎𝑠𝑡𝑒 𝑚𝑖 𝑚𝑒𝑙𝑜𝑑𝑖́𝑎 𝑟𝑜𝑡𝑎 𝑦 𝑎ℎ𝑜𝑟𝑎, 𝑒𝑠𝑐𝑢𝑐ℎ𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑠𝑖𝑛𝑓𝑜𝑛𝑖́𝑎❞ Nada de lo que había pasado era su culpa. No había a nadie a quien culpar, tal vez al destino, por decidir que fuera así. Pero entonces, ¿por...