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A pesar de que se encontraban alejados, no pudo evitar mantener su mirada fija en ella. Ese rostro, ¿por qué? No podía ser posible.

Yo te vi morir.

—Tengo asuntos que atender en Vaizel —explicó—. Es la primera vez que vengo, por lo que supongo que me perdí.

Tenía hasta la misma voz, ¿acaso éste era uno de sus castigos por lo que ha hecho?

—No me lo tome a mal, pero no quiero participar, ¿hay alguna forma de retirarme? Y si es así, ¿podrían explicarme el camino correcto a la ciudad de Vaizel? —preguntó, esperando una respuesta positiva por parte de los organizadores.

Gloxinia no sabía que decir ni que hacer, se había quedado sin palabras. Su mente se encontraba en blanco, y sentía como su corazón palpitaba rápidamente. Drole lo notó, y también se sentía ansioso, pero sabía muy bien que esa no era la humana que habían conocido.

—No te distraigas —le susurró, tratando de sacarlo de su trance—. Ambos sabemos que no es la misma ________.

Aún así no respondió. No se movió, simplemente se quedó plasmado donde estaba.

—Lo lamento señorita, pero una vez dentro no puede salir —explicó Taizoo al ver que ninguno de los demonios respondía—. Pero una vez que termine el festival, la puedo acompañar personalmente a Vaizel, después de todo es mi pueblo natal —sonrió orgulloso de lo que decía.

La fémina simplemente bufó. No tenía otra opción. Dio unos pasos atrás y comenzó a pensar que debería hacer. Sonrió. Tal vez podía intentar ganar el premio.

Sus ojos se iluminaron; si podían revertir una herida mortal, eso significaba que también podían curar una enfermedad, ¿cierto?

Asintió para sí misma. Entonces lo haría, daría todo de sí, ahora que estaba ahí tenía que aprovechar la oportunidad.

Todas sus expresiones fueron vistas por aquel pelirrojo, quien al verla sonreír, salió de su trance, mirando a los lados, notando como todos esperaban que continuara hablando.

—L-Lamento eso —rió nervioso mientras sonreía tiernamente, volviendo a la "normalidad"—. Bueno... ¡los honores son todos tuyos, Drole!

El nombrado se aclaró la garganta, un poco más tranquilo pues su compañero ya había regresado.

—Equipos de dos, ¿correcto? —habló mientras movía sus manos de un lado a otro, Gloxinia sólo asintió, tratando de evitar mirar a la fémina.

De repente, el suelo donde se encontraban los concursantes comenzó a temblar, alertándonos, quienes sólo gritaron sin saber que hacer. Habían sido separados en diferentes plataformas que comenzaban a flotar, alejando y acercándolos de un orden aleatorio.

—Aquellos parados sobre la misma roca flotante han sido elegidos por el destino para hacer un equipo juntos —explicó el de tez azul—. Ahora... ¡pongan sus vidas y orgullo en juego y prepárense para pelear!

Todos los participantes comenzaron a ver quien sería su compañero de equipo. Algunos estaban felices, otros confundidos pues no conocían a la persona, y por último, estaban los que no podían esperar a que iniciara.

—¡Tu armadura es genial! —exclamó la fémina con una sonrisa mientras señalaba al caballero—. Estoy segura de que lo haremos bien, ¿puedo saber tu nombre?

—Silver —fue lo único que pronunció aquel misterioso caballero, quien no parecía tener reacción ninguna estando con la mujer.

El pelirrojo los miró detenidamente, ¿qué era lo que sentía ahora? ¿Celos? ¿Confusión? ¿Ansiedad?

𝐒𝐲𝐦𝐩𝐡𝐨𝐧𝐲; GloxiniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora