Hubo un día en el que Minho debía irse sólo a casa, pero era muy tarde y el tren de la estación estaba lleno de personas apuradas por irse a casa.
A Minho le daba demasiado miedo subirse a un vagón.
Podrían aplastarlo porque tampoco era muy alto.
O podría darle una crisis de pánico.
Se quedó sentado en la estación viendo los trenes pasar, sin saber que hacer. Chan tampoco contestaba el móvil.
Pero, de pronto, una persona se acercó a él.
Felix le sonrió y Minho se puso de pie alegre, como si hubiera llegado la salvación de su vida.
El rubio se ofreció para llevarlo caminando hasta su casa, realmente no tenía planes y no sería ninguna molestia. Así que ambos chicos caminaron de la mano, por la calle oscura.
Minho le contaba cosas y se reía, Felix pensó que era un joven con un corazón demasiado puro. Minho era como una estrellita, el rubio lo miraba y creía que, a pesar de ser frágil, era inevitable que brillara en todas direcciones con su sola presencia.
Llegaron a casa y antes de que Minho entrara, Felix le preguntó si podía darle un abrazo.
Minho asintió.
—Eres una persona muy especial, Minho. Cuida mucho de Chan y que él cuide mucho de ti. Nos veremos en otra oportunidad.
Ese día, Felix se fue con una sonrisa en los labios. En el fondo, se alegraba de que Chan y Minho se hubieran encontrado y les deseaba lo mejor.
Un rubio bajito, decidió irse en el primer vuelo de avión que saliera a la mañana siguiente.
ESTÁS LEYENDO
Pasitos de Pingüino - Minchan. ADAPTACIÓN
FanfictieMinho es un niño de siete años que diagnosticaron con Hafefobia a muy temprana edad. Chan es un niño de nueve años que no sabe por qué tiene que jugar con otro pequeño que ni siquiera conoce y además parece tenerle miedo. ADAPTACIÓN AUTORIZADA. TODO...