Desperté y ahí estaba él.

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Desperté y ese joven rubio, todavía estaba ahí. No sé que diablos había pasado, pero estaba revolucionada, me dolia el estomago, tenía ganas de vomitar y sobre todo y lo mas extraño, me surgian unas increíbles ganas de llorar. Sin dudarlo, estallé en llanto y gritaba "mama, mama" obviamente, este chico del que no sabía nada, vino hacía mi, y me abrazo, cuando sus manos tocaron mi cabello rojizo, todo parecía aclararse, recuerdos vinieron a mi, sobre lo que me hacían de pequeña, mi madre me llevaba hasta una puerta y habria un hombre, bastante enano que me alzaba y luego no recuerdo mas nada.

-¿Cómo te sientes?

-No sé, ¿quien eres?

-Soy Luke, un cazador de sombras.

-Tienes que alejarte de mi, o te mataran, debes irte, no quiero que te hagan daño, ellos te mataran, como lo hicieron con Mills, y como lo harán con mi madre y con mi hermano, por mi culpa, por favor, vete.

-No me iré a ningún lado, y tampoco me mataran y a ti menos.

-Si, si no te vas en este mismo momento te mataran, tienes que irte. Comenzé a llorar y me levante, me puse mis borcegos y sali a la calle, era un día horrible, estaba lloviendo, de verdad no quería que le pasara nada a Luke, lucía como un buen chico, no merecía morir por una persona como yo.

-Maurice, Maurice ven aqui. Venia detras de mi, corriendo, decidi perderlo, salte un auto y subi a un techo, colocandome contra el caño de una antena y callendo al suelo en llanto, lo vi llegar, ponerse delante de mi, casi que nuestras narices chocaran, sus cabellos mojados de mezclaban con los mios, tomo con sus dos manos mi rostro y me dijo.

-Te protegeré con mi vida Maurice, pero tienes que dejar que te ayude.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Eres hija de Tyresse Wayland.

-Si lo soy.

-Tu madre era la cazadora de sombras mas temida y respetada de casi todo el mundo de las sombras, y tu eres su hija, tienes sus poderes.

-¿Cómo me encontraste en ese callejon?

-Simplemente, siguiendote, eres muy obvia y a la vez sabes desaparecer cuando quieres, pero estos últimos días, había algo que ocupaba tu mente que no te dejaba prestar atención en no dejar rastros.

En ese instante "Mills" pensé, supe que él era la persona que había estado ocupando mi cabeza.

-Vamos, te llevaré a un lugar seguro.

Yo no tenía fuerzas para nada, pero lo seguí, había algo en el, que me atraía.

Maurice Wayland BellardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora