Otro beso.

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Como era de esperarse, quería que me quedara a dormir en su casa, me negue, me negue, y bueno, me convenció, el dijo que era mejor mantenernos juntos, asi combatiriamos a los mafiosos juntos, ya que segun el nos "necesitabamos" el uno al otro, cosa que yo no estoy de acuerdo, pero antes de dormir en esa asotea, donde hacía mucho frío, decidí hacerle caso, aunque sea por un rato.

Trasladamos mis cosas, bah, en si solo lo hizo el, no me dejo que lo ayudara, pues tenía un golpe bastante importante en la cabeza, que sangraba, pero no me sentia mal ni nada de eso, igual, me regaño, me hizo acordar a mi madre, y me dijo que cuando llegaramos a la casa, me curaría la herida. Por un momento, me puse meláncolica y recordé lo que era que mi madre me cuidara, de verdad la extrañaba, pero si la llamaba me rastrarían y los encontrarían, no puedo correr ese riego, no ahora.

Llegamos, no habia un cuarto de mas, con lo cual, o dormíamos juntos, o él en el sillón, ó yo en el sillón. Yo iba a dormir , hasta que me tiro de el sillón y me obligó a ir a la cama a dormir, realmente se parecia muchísimo a mi madre.

Yo estaba acostada, tapada, con una remera que él me había prestado, cuando lo vi entrar con sus cabellos mojados, realmente pude apreciar dentro de todo este lío, que era realmente hermoso, había estado tan ocupada todos estos días que ni tiempo para prestarle atención tuve. Era muy guapo, mas o menos, era alto, cabellos rubios, ojos miel, y era muy delgado, pues el había entrado sin camisa, me quería llevar a un lugar.

Me llevo a la terraza, y me había preparado la comida, en estos últimos días, nadia había hecho algo así por mi, realmente tenía ganas de abrazarlo, pero no correspondía.

Estabamos comiendo y se le quedo un poco de salsa en el borde del labio y lo mire.

-Tenes salsa en el labio. Dije riendome acercando mi mano y un poco mi rostro junto al de el para poder quitarsela.

-Serias tan amable de sacarmela por favor.

-Como no.

Me acerqué y cuando estaba por apoyar mi dedo pulgar en el borde de su labio así podría quitarle la salsa, el tomo mi rostro me acercó a él, y me besó, yo quede inmóvil, jamás me hubiera esperado que me besara, no en ese momento, ni en ese lugar, nos separamos entre risas, pues, había metido sin querer todos mis cabellos sobre la comida, nos habíamos quedado sin comida, y mi cabello estaba todo sucio, lo que implicaba que me tendría que ir a bañar, urgente.


Maurice Wayland BellardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora