Las lágrimas inundaban mis mejillas. Sólo se escuchaban mis sollozos en el eco del baño.
Intentaba calmarme pero no podía. Definitivamente beber había sido muy mala idea, siempre me ponía el doble de sensible, y no era el momento adecuado.
Quizás pasaron cinco minutos, o quizás cuarenta. Sólo sé que lloré hasta que sentí la garganta seca. Entonces oí la puerta del aseo abrirse e intenté contener los sollozos para que nadie me escuchara.
Los pasos se detuvieron apenas entró.
- ¿Mar?
Era Rosa.
- Sé que estás ahí. ¿Te encuentras bien?
Tomé aire y lo exhalé lentamente para que mi voz no temblara.
- Salgo ahora.
- Vale... Estaré fuera, si quieres irte solo tienes que decirlo.
Al ver que no contesté salió fuera. Suspiré y me seque las lágrimas. Caminé hacia el lavabo y me lavé la cara. Total, el maquillaje se había ido a la mierda.
Salí y me encontré a Rosa esperándome a la puerta. No dijo ni una palabra, solo me abrazó.
- Podemos coger un taxi e irnos, te lo digo en serio.
- Estoy bien. Además, os lo estáis pasando bien.
- Mar, no soy idiota, sé que has estado llorando. Y siendo así no, no me lo paso bien.
Miré hacia donde estaban los demás. Estaban Álvaro, Marcos y Rubén, pero ni rastro de Ismael.
- No hay más que hablar, nos vamos y punto -dijo.
- No.
- ¡Mar! ¡No estás bien!
- Estoy perfectamente. Además no quiero fastidiarle el cumpleaños a Álvaro.
- No vas a fastidiar nada, él lo entenderá.
Caminé decidida al reservado y me senté como si nada hubiera pasado. No pregunté por Ismael, porque al fin y al cabo tampoco quería saber dónde estaba.
Rosa se sentó también, pero sin dejar de mirarme con preocupación. Ella no podía hacer nada, sabía lo terca que soy.
- Estábamos pensando en hacer otra quedada otra vez los seis -dijo Álvaro.
El corazón me dio un vuelco. Los seis. Eso incluye a Ismael.
- Cualquier día realmente, incluso podríamos vernos por el campus -continuó-. Y sobre ir de fiesta, habíamos hablado de ello Marcos y yo y nos parece que también podríamos salir más a menudo los fines de semana, a esta discoteca, por ejemplo. A mí al menos me ha gustado mucho.
- Sí, queríamos hablarlo con vosotras también. Bueno, Isma ya se ha ido pero seguro que le parece bien -dijo Rubén.
¿Ido?
- Por mí sí -respondió Rosa sonriente.
Entonces todas las miradas fueron a mí. Sinceramente, no. No quería, al menos no de momento, porque obviamente no me apetecía ni un poco ver a Ismael después de todo.
Pero no iba a rechazar los planes que la mayoría quería, así que...
- Perfecto.
- Genial, entonces ¿el lunes nos vemos en la cafetería?
Todos asintieron. Yo no, pero nadie se dio cuenta. No había muchas otras opciones.
- Bueno... Esto... No me encuentro muy bien -dijo Rosa mirando a Álvaro- ¿Podríais llevarnos a Mar y a mí al piso?
Marcos enseguida se ofreció. No me parecía bien lo que mi amiga había hecho, pero creo que se me notaba bastante que no me apetecía quedarme allí.
Caminamos al aparcamiento y, efectivamente, el coche negro de Ismael ya no estaba, sino que ahora había uno azul bastante más antiguo.
Aparté todas las razones que podían haber sucedido, la mayoría absurdas, de mi mente.
Me dediqué a mirar al frente y a sentarme en el asiento trasero del cupé rojo de Marcos.
En algún momento llegamos al piso donde vivía con Rosa. No me di cuenta ya que estaba sumida en mis pensamientos, hasta que ella me dio dos toquecitos en el cristal para que saliera.
Ella se despidió de Marcos con un beso y yo con un gesto con la mano, le dimos las gracias por traernos y subimos en el ascensor.
Rosa se dejó caer sobre la pared de éste.
- ¿Por qué has hecho eso? -pregunté.
- ¿El qué?
- Mentir.
- Si no salías de allí tú, entonces te sacaría yo. No me jodas, estabas fatal. No te voy a pedir explicaciones hoy, no te preocupes, pero espero que mañana con una buena taza de café me lo cuentes todo.
Reí por lo abajo.
- No hay mucho que contar.
- Ya veremos.
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ANIMAL
RomanceMar y Rosa van a pasar a la universidad y tienen claro que en su nueva etapa lo que más van a hacer es disfrutar. A cualquier precio. Pero, ¿hasta qué punto se puede llegar? ¿incluso cuando la diversión cruza niveles tan peligrosos como la muerte?