✨ Capítulo 6 ✔︎

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❝ Estamos bien, estaremos bien ❞

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Llevaba un buen rato esperando a que el dueño del rancho le diera respuestas claras, en lugar de perderse en rodeos. Apenas había salido del laberinto hacía un par de horas, y Nico ya estaba al borde de lanzarse contra el hombre.

—Bienvenidos al Rancho Triple G —dijo la voz del dueño desde el porche. El hombre, que había estado «ayudándoles» a encontrar respuestas, salió con una sonrisa en los labios—. Espero que disfruten su estadía.

Tenía el rostro curtido por el sol y el viento, el pelo negro y lacio, y un bigote fino y oscuro, como esos villanos de las películas antiguas. Aunque sonreía, su expresión era más burlona que amistosa, como si pensara: «¡Ah, más candidatos para la diversión!».

El pastor Euritión los empujó con un codazo y dijo:

—Saluden al señor Gerión.

—¡Hola! —dijo uno de sus acompañantes—. ¿Tienen comida? ¡Me muero de hambre!

—Bonitos cuerpos... quiero decir, ¡bonito rancho tiene usted! —agregó otro, con nerviosismo.

—¡Cállense los dos! Solo van a empeorar las cosas —gruñó Nico, irritado—. Lo que me faltaba: el trío idiota.

Antes de que Gerión pudiera responder, Nico dio un paso adelante, enfurecido.

—Gerión, no voy a esperar más...

Al darse cuenta de que sus sospechas eran ciertas, desenvainó rápidamente su espada. La hoja era corta, afilada y negra como la noche.

Gerión soltó un gruñido al verla.

—Guarda eso, señor Di Angelo. No permitiré que mis invitados se maten entre ellos.

—Pero ellos son...

—Percy Jackson, Annabeth Chase y un par de monstruos amigos. Sí, ya lo sé —interrumpió Gerión.

—¿Monstruos amigos? —exclamó Grover, indignado.

—Ese hombre lleva tres camisas —señaló Tyson, confundido.

—¡Dejaron morir a mi hermana! —la voz de Nico temblaba de rabia—. ¡Han venido a matarme!

—No hemos venido a matarte, Nico —aseguró Percy, levantando las manos en señal de paz—. ¿Dónde está Lilian? ¿No estaba contigo? —Percy estaba visiblemente preocupado, y luego, como si no pudiera contenerse más, dijo—:sobre Bianca...

—¡No te atrevas a pronunciar su nombre, ni el de Lily! ¡No eres digno de hablar de ellas siquiera!

—Un momento —intervino Annabeth, señalando a Gerión—. ¿Cómo sabe nuestros nombres?

—Y, ¿dónde está Lily? —insistió Percy.

—Eso no les incumbe —replicó Gerión.

—Sí, nos importa —dijo Annabeth, perdiendo la paciencia—. Percy tiene derecho a hablar de Lilian si quiere, ¡es su hermano! Ahora, contesta, ¿cómo sabes tanto de nosotros?

Gerión, viendo la tensión, sonrió de manera despreocupada.

—Me gusta estar bien informado, querida. Todo el mundo pasa por el rancho en algún momento. Todos necesitan algo del viejo Gerión. Y ahora, señor Di Angelo, guarde esa espantosa espada antes de que ordene a Euritión que se la quite.

Nuestro hogar en el mañana || Nɪᴄᴏ Dɪ Aɴɢᴇʟᴏ(edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora