Parte 7

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Los gritos al otro lado de la puerta asustaban cada vez más a Stiles porque sabía que siendo un alfa Jack podía abrir esa puerta en segundos, pero la golpeaba y gritaba desde el otro lado para sustarlo más y jugar con él. 

Leo lloraba en sus brazos y él estaba en pánico, afuera llovía a cántaros y las llaves del jeep estaban en la sala, además, no tenía exactamente por donde salir. 

Miró la ventana y eran por lo menos dos metros de altura hasta el suelo, no sería dificil pero con Leo en brazos... no quería exponerlo. 

—¡Vamos Stiles, tengamos nuestra noche de bodas en el cuarto de nuestro hijo! —gritó Jack burlón. Stiles contuvo el llanto y respiró profundo. —Jamás podría hacerte daño, vamos, abre la puerta y no me obligues a mí a hacerlo —

—Cálmate Jack, por favor —pidió mientras tomaba una manta de la cuna y cubría el pequeño cuerpo de Leo —¡Hablemos! —pidió con las manos temblorosas. Leo no paraba de llorar, y a Stiles le dolía tener que callarlo. 

—Abre la puerta Stilinski... o Leo podría sufrir las consecuencias —

Esas palabras hicieron que Stiles levantara la mirada sorprendido. —No te atrevas a amenazar a mi hijo Jack —advirtió

—Nuestro... hijo... —reclacó el lobo

—¡No es tu hijo maldición! —gritó y se agachó metiendo una mano bajo la cuna y quitó el arma del estuche. —No es tu hijo, y no va a serlo nunca... —murmuró entre dientes.

—¿Ah no? ¿Y quién es su padre? ¡Ya sé, no tiene uno! —Jack pateó la puerta lo suficiente para hacerle una grieta, lo cual alertó al castaño y supo que su única escapatoria era la ventana. 

—Lo siento Leo, lo siento tanto... —dijo lagrimeando —Yo... ¡Jack por favor! —rogó por última vez, no hubo respuesta. Sabía que el lobo se estaba preparando para entrar. Retrocedió un par de pasos y cuando la segunda patada atravesó la puerta corrió a la ventana y cruzó su cuerpo sin perder tiempo hacia el otro lado. 

La lluvia golpeó su rostro espabilándole y saltó sin dudarlo hacia el cesped cayendo de rodillas mientras sostenía a Leo contra su cuerpo con una mano y en la otra sujetaba el arma fuertemente. 

Se levantó al escuchar el rugido de Jack dentro de la casa y corrió en dirección al Jeep en el patio, subió sin perder tiempo y colocó a Leo en el asiento de bebé, lo aseguró y le miró durante unos segundos. No podía permitir que terminara ahí. 

Recargó su arma y abrió un poco la ventana apuntando fuera de esta, al instante que Jack salió por la puerta trasera disparó dándole en el hombro y haciéndole caer de rodillas. Eran balas con acónito, lo detendrían un par de minutos. No demasiados, pero los suficientes para encender el jeep.

Claro, Stiles lo hizo rápido aun con las manos temblorosas y húmedas, porque lo hacía todo el tiempo cuando su papá le castigaba y le quitaba sus llaves, entonces no fue un problema.

Y salió del patio trasero acelerando hacia la ciudad.

NUESTRA REALIDAD © M-PREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora