Parte 4

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Las primeras noches durante los nueve meses de Leo fueron tortuosas, pedía a gritos algo que Stiles no podía darle. Su papá.

Al principio no lo entendía, pero luego de ver a Jack intentar calmarlo varias veces lo entendió, el contacto con un alfa lo tranquilizaba, pero no era el alfa correcto, no era su padre, y Leo lo sentía al poco tiempo. 

¿Y qué se supone que haría? Si Derek no los había buscado hasta ese momento, no tenía nada que hacer. 

Las noches se hacían cada vez más y más largas entre los llantos de Leo, donde la mayoría de estas también terminaban en llantos de Stiles. Luego de un par de meses, Stiles veía a Jack cada vez menos, los cariños fueron disminuyendo y pronto supo lo que estaba sucediendo, Jack estaba liberando su celo con otros hombres. 

La primera sospecha hizo que hablara con Lydia y Erika al respecto, creía que podía ser su imaginación a causa del cansancio, aunque las pruebas eran muy evidentes. 

La segunda prueba se hizo presente cuando llegó una madrugada apestando a sexo y alcohol barato. Ni siquiera hizo falta tener olfato de lobo para detectar eso. 

Stiles se encerró en el cuarto de Leo las siguientes dos noches, negándose a ver a Jack o a dormir a su lado. Se sentía herido y traicionado. ¿Cómo había podido?

—¿Qué quieres que haga? Te dí tu espacio luego de tener al niño, te di tiempo y puse en uso toda la paciencia que tengo —dijo este mientras lo miraba fijamente lavar los cubiertos —Soy un alfa Stiles, y lo sabes perfectamente, y también sabes las necesidades que tengo —

—¡Pudiste hablarlo conmigo! —gritó perdiendo los estribos. Dejó lo que hacía y suspiró cerrando los ojos —¿Engañarme era la mejor opción? —

—¿Te hubieras acostado conmigo si te lo pedía? —preguntó Jack y Stiles abrió los ojos mirando al vacío —Vamos, quítate la ropa ahora y satisface mis necesidades —ordenó mientras se aflojaba la camisa y la corbata. 

Stiles no pudo evitar mirarle aterrorizado. —¿De qué estas hablando?—

—¿Me estás reclamando por haberlo hecho con otros y no contigo? ¡Bien! Hagámoslo ahora —dice acercándose. 

Stiles se pone a la defensiva y le apunta con un cuchillo sin pensarlo dos veces. —Ni se te ocurra acercarte —advierte. 

Claro, eso no dura mucho, Jack se parte en carcajadas y termina saliendo de la casa. Stiles escucha llorar a su hijo y con las piernas temblorosas corre a su cuarto a alzarlo en brazos. Las lágrimas se juntan en sus ojos y con un nudo en la garganta se libera en llanto en una esquina.


NUESTRA REALIDAD © M-PREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora