Chakra control II

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EQUIPO CUERVO

Capítulo 5: Chakra control 2

Por Okashira Janet

Cuando Naruto entró de vuelta a la tienda Hinata y Sasuke lo esperaban despiertos, la primera asustada y el segundo inquieto.

—¿E-estas bien Na-ruto-kun?

—¿Qué te dijo Itachi-Taichou? —Sasuke lo miró aprehensivo, Naruto se coló en las sabanas en medio de los dos.

—Dijo que usara el chakra azul. —El rubio se tapó hasta por debajo de la nariz—. Que era el chakra más bonito.

—Oh. —Sasuke nunca hubiera pensado que su hermano fuera a elegir un chakra solo porque era más bonito.

—Y que no le dijéramos a nadie del chakra rojo.

—De acuerdo. —Sasuke asintió lentamente con la cabeza y luego se acostó tapándose con la cobija hasta los hombros, siempre dormía del lado de la puerta de la tienda porque despertaba más fácil que los otros dos, Hinata en cambio dormía al fondo.

—Buenas noches Sasuke, Hinata-chan. —El rubio soltó un hondo bostezo y luego se giró hacía su compañera de equipo, inconscientemente siempre hacía lo mismo (si se le ocurría treparle una pierna encima a Sasuke lo mandaba de un golpe al otro lado, Hinata en cambio a veces ni siquiera lo movía).

—Bu-buenas noches. —Escuchó a Hinata como en un susurro y luego de algunos minutos pudo notar que se había dormido, generalmente él era el que se dormía primero, pero aún le seguía dando vueltas a lo que había dicho Itachi, que el chakra rojo podía ser peligroso, que podía dañar a Sasuke o a Hinata, no creía que Sasuke fuera tan fácil de dañar, ¡él era un genio! Y todo le salía bien, pero a pesar de que Hinata podía hacer cosas geniales como eso con sus ojos o poder caminar en el agua Naruto sentía que sería muy fácil lastimarla, Hinata, después de todo, no era la clase de chica que se defendía cuando la herían.

—No voy a lastimarte Hinata-chan. —Tallándose un ojo soltó un suspiro y se rindió al sueño, algo le decía que quizás al día siguiente podría, por fin, caminar en el agua.

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Itachi se recostó en la rama de un árbol, como todas las noches, y observó la tienda donde los pequeños descansaban, en momentos como aquel le hubiera servido de mucho tener el Byakugan o el oído canino de los Inuzuka, pero había limites que ni siquiera alguien como él podía alcanzar.

Una suave brisa estaba cayendo, pero Itachi no le encontraba mucho problema a aquello, estaba acostumbrado a las inclemencias del tiempo.

No deberías sobre esforzarte Tachi. —Los consejos de Shisui resonaron en su mente, ciertamente hacer guardias nocturnas solitarias noche tras noche pasaría huella, lo despertaban ruidos tan simples como el corretear de una ardilla o el ulular de un búho, pero aún no podía confiar en los niños para relevarlo.

Por supuesto, el trabajo en equipo consistía bastante en confiar en los compañeros, pero aquel grupo que partía de cero era desconfiable desde todos los ángulos, pasarían años antes de que Itachi pudiera volver a dormir en la comodidad de la tienda mientras uno de ellos hacía guardia fuera.

Tendría que soportarlo.

Era lo que el clan y Konoha esperaba de él, lo que se suponía que era capaz de soportar.

Cerró los ojos, aunque el resto de sus sentidos estaba en alerta, los ojos azules de Naruto volvieron a aparecer ante él y sintió su pequeña mano entre sus dedos callosos. Él también era culpable de que el contenedor del Kyuuby fuera un niño solitario y temeroso, generalmente Naruto era energía y ojos chispeantes, pero también podía poner esa mirada de infinito dolor. Ningún niño de la aldea perdida entre las hojas debería tener aquella mirada.

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