EQUIPO CUERVO
Capítulo 23: Lazos
Por Okashira Janet
A Hinata le dolía todo el cuerpo, era una sensación horrible, como si estuviera en llamas. Ahí donde aquel hombre (o cosa, no sabía bien qué era) la había mordido sentía como si la piel se le desgajara. Si alguien estuvo con ella, si alguien la cuido o intentó mantenerla con vida no lo sabía, había pasado cerca de cuarenta y ocho horas con delirios y la creciente sensación de que moriría.
Pero no había muerto.
Ojerosa y pálida había salido dando tumbos detrás de Kakashi cuando él había ido por ella. El ninja de cabello plateado le había explicado acerca de la necesidad de sellarla, algo de poderes que no podía usar y sellos malditos. Aturdida y asustada Hinata se había dejado conducir por él.
—¿Do-donde esta Itachi-taichou? —Pero Kakashi solo la había visto con tristeza, sin responder. Luego la había sentado en una habitación, Hinata había tenido que quitarse la parte superior de su ropa y aquello había sido muy, pero muy vergonzoso, pero todo el tiempo le había dado la espalda a Kakashi así que no había sido tan malo. De cualquier manera toda idea de pudor se había ido cuando Kakashi la había sellado, el ninja había puesto una mano ahí donde la habían mordido y luego un montón de kanjis negros habían subido por su espalda hasta agruparse en ese lugar. Había dolido tanto que por un momento creyó que se desmayaría.
—Listo. —En cuanto Kakashi terminó Hinata se puso de nuevo su ropa de manera temblorosa. Le hubiera gustado que Naruto, Sasuke o Itachi estuvieran ahí con ella, pero por alguna razón sus compañeros no habían pasado al hospital a verla y su capitán —siempre tan atento— no había preguntado siquiera por su bienestar. ¿Es que acaso ellos también estaban hospitalizados?, ¿qué había pasado después de que la mordieran?, aunque Hinata preguntaba nadie le contestaba.
El tercer día de su estancia en el hospital Hinata ya se sentía perfectamente, pero aun así las enfermeras le dijeron que no podían darle el alta, se veían un poco nerviosas al decirlo así que a pesar de que a Hinata le hubiera gustado insistir tampoco quería incomodarlas. Aburrida y bastante inquieta decidió sentarse en su cama y tratar de entrenar un poco con su elemento. Formó esferas de agua que tomaban colores diferentes: azules, turquesas, incluso una vez logró formar una completamente plateada, entretenida no se dio cuenta del paso del tiempo hasta que la puerta se abrió y entró de golpe Ino Yamanaka cerrando tras de ella con rapidez.
—¿Ino-san? —Hinata deshizo su técnica mirando a la rubia con sorpresa, lo cierto es que no esperaba verla.
—Hinata. —Ino giró de un lado a otro, como si estuviera haciendo algo prohibido, luego caminó hasta la cama de la chica—. Me tardé muchísimo en encontrarte.
—¿Encontrarme? —Hinata entreabrió los labios—. ¿Me estabas buscando?
—Estas en un ala del hospital que no permite visitas. —Ino miró hacia la puerta—. De hecho en esta parte del hospital ni siquiera existen registros oficiales, nadie sabe que estas aquí.
—¿Por qué? —Las pupilas de Hinata se dilataron con sorpresa, eso explicaba por qué nadie había ido a visitarla, ¿pero por qué la tenían ahí?
—No sabes nada, ¿cierto? —Ino apretó sus manos una contra la otra, luego suspiró—. El Equipo Cuervo fue disuelto.
—¿Qué? —De la impresión sintió que la boca se le secaba.
—Shisui Uchiha asesinó a los líderes de su clan y huyó de la aldea, los consejeros creen que Itachi-san también puede estar involucrado.
—¿Shisui-san? —Era imposible, completamente imposible.
—Itachi-san está siendo interrogado justo ahora. —Ino apretó los puños—. Pero estoy segura de que esto es un error, ¡Shisui-san jamás haría algo como eso!
—Uh… —Hinata tampoco lo creía, pero le sorprendió que Ino lo defendiera con tanta pasión—. ¿Conocías a Shisui-san?
—Sí. —Ino se sonrojó abruptamente, luego bajó la mirada—. Llevo años conociéndolo, siempre iba a mi tienda y compraba flores. —La rubia entrecruzó los dedos—. Era muy amable, siempre me hacía reír… ¡Por eso no puedo permitir que lo traten como a un traidor!, Shisui-san es una persona amable, alegre y buena.
—Yo también lo creo. —Hinata se puso de pie, por su mente cruzó el recuerdo de Shisui viéndolos con horror aquel día en el campo de entrenamiento 44, cuando la había sujetado por el cuello, pero deshecho el pensamiento. En aquella ocasión Shisui les había perdonado la vida, en aquella ocasión lucía más triste que malvado.
—Shisui-san tiene una novia. —Ino mordió ligeramente su labio inferior—. Hace un par de años empezó a comprarle flores y nunca dejó de hacerlo.
—¿E-en serio? —Hinata se sintió un poco tonta de preguntar, Shisui era un adulto, era lógico que tuviera novia.
—Sí. —Ino asintió fuertemente con la cabeza—. Flores sencillas, pero siempre parecía contento de llevarlas, cuando se las daba él siempre sonreía. —La rubia caviló—. No sé cómo se llama, pero sé que es una chica gentil, delgada y tímida. Así la describió él un par de veces, también sé que es del clan Uchiha, ¡si la encontramos seguramente ella pueda decirnos algo!
—Sí. —Hinata se puso de pie, pero solo hasta entonces fue consciente de que aun llevaba la bata del hospital.
—Te he traído ropa. —Ino abrió su mochila y sacó un pantalón, sandalias ninja y una playera azul—. ¿Puedes hacer un henge no jutsu de Sasuke, cierto?
—Sí. —Aunque no sabía si Sasuke estaría de acuerdo en ser suplantado.
—Si vamos al clan Uchiha no podemos entrar así como así, tú serás Sasuke y yo Naruto, esos dos siempre están juntos. —Ino miró a la puerta de la habitación nerviosa—. Además cuando sepan que no estás aquí van a buscarte.
—¿No podemos pedirle ayuda a Sasuke-kun? —Hinata empezó a ponerse la ropa a toda prisa—. Si nos descubren podríamos meternos en problemas.
—Sasuke-kun está en el cementerio… —Ino miró a un lado incomoda—. Su padre murió.
—Oh. —Hinata dejó la mano con la que se ataba una bota en el aire, todo su cuerpo paralizándose.
—Él no está dispuesto a perdonar a Shisui-san, ¡por eso debemos encontrar a su novia!, seguro ella sabe algo.
—Sí. —Hinata sintió que sus movimientos eran mecánicos mientras terminaba de vestirse. Sasuke no era muy cercano a su padre pero intuía el dolor que estaba sufriendo, ella se había sentido devastada cuando su madre había muerto, si cerraba los ojos aun podía recordar el dolor de aquel entonces.
—¡Henge no jutsu! —Ino se transformó en Naruto, aunque si uno ponía atención le faltaban los bigotes en las mejillas, bueno, seguro nadie las vería de tan cerca.
—¡Henge no jutsu! —Ella en cambio hizo una copia perfecta de Sasuke, aunque iba a ser difícil imitar sus movimientos, su compañero de equipo era arrogante, ella en cambio era bastante tímida.
—Escapemos por la ventana. —Ino miró hacia abajo, estaban en la cuarta planta—. ¿Sabes caminar con chakra por las paredes, verdad?
—Sí. —Ambas intentaron bajar lo más rápido posible para no ser vistas, ya en el suelo corrieron por los jardines del hospital y escaparon por una cerca. Hinata había ido muy pocas veces al clan Uchiha pero aun así llegaron casi sin contratiempos, el clan estaba prácticamente vacío, las calles se veían tétricas y solitarias a pesar de que aun brillaba el sol.
—Este es nuestro momento. —Ino miró alrededor—. Todo el clan está en el cementerio, debemos encontrarla.
—Pero, ¿no estará ella en el cementerio también? —Hinata preguntó e Ino pareció desinflarse.
—Tal vez… pero igual deberíamos intentarlo.
—De acuerdo.
—¿Eres un ninja de rastreo, verdad?, escuché a Kakashi-sensei decirlo.
—Sí. —Hinata suspiró—. Pero el Byakugan solo sirve para reconocer el chakra y mis lobos solo pueden buscar el aroma de alguien que conozcan.
—¿Y sí buscamos en casa de Shisui-san? —Ino miró alrededor—. Seguro que tiene alguna pertenencia de su novia o alguna pista.
—Es buena idea. —Hinata respiró hondo—. ¡Byakugan! —Por supuesto, cualquiera que viera a Sasuke usando el Byakugan se daría cuenta del engaño, pero el clan parecía casi fantasmal, no había nadie en muchos metros a la redonda, Hinata desactivó el jutsu de su familia y levantó la nariz, nunca le había prestado especial atención al aroma de Shisui pero le parecía que su esencia estaba perdida y revuelta por todos lados—. ¡Kuchiyose no jutsu! —Misao apareció frente a ellas, de la impresión Ino dio un bote tremendo, pero Hinata no se entretuvo en tranquilizarla.
—Misao-chan estamos buscando la casa de Shisui-san, ¿crees que puedas encontrarla?
—Hum… —Misao alzó la nariz, luego su mirada se ensombreció un poco—. Huelo un incendio, pero es un incendio extraño, no parece provocado por fuego normal. —Las chicas se miraron sin entender, ninguna de las dos sabía los detalles del crimen que se había llevado a cabo.
—¿No hueles a Shisui-san? —Hinata entrelazó los dedos.
—Huelo a Itachi-san. —Misao suspiró—. Huele bien, como siempre.
—Estamos buscando a Shisui-san, —Ino rodó los ojos—, no a Itachi-san.
—El aroma de Shisui-san está cerca del incendio. —Misao se concentró—. Y hay otros tres puntos donde es muy fuerte.
—¿Dónde? —Ino preguntó y Misao cerró los ojos para olfatear con mayor claridad.
—Uno tiene el olor de Itachi-san, Sasuke-kun y Naruto-kun.
—Esa debe ser la casa de Itachi-san. —Hinata negó con la cabeza—. Otro.
—Otro parece tener papeles viejos, no sé, huele a humedad. —Misao bajó la cabeza cansada—. ¿Un almacén?
—¿Y el otro? —Ino miró alrededor, en cualquier momento alguien del clan podía aparecerse y preguntar qué hacía ahí ese lobo.
—El otro lugar está por allá. —Misao señaló con una pata a la distancia—. No está muy lejos, ¿quieren ir? —Las dos niñas asintieron y fueron guiadas por la loba hasta una casa, no parecía demasiado elegante, de hecho lucía un poco descuidada.
—¿Qué hacemos? —Hinata miró alrededor activando el Byakugan, no parecía que nadie estuviera cerca.
—Entremos. —Ino se armó de valor y saltó el pequeño portón de enfrente.
—¿Van a allanar una casa?, —Misao levantó las puntiagudas orejas—, que divertido.
—No es divertido. —Hinata miró con temor a su alrededor, su padre se iba a enojar en grande si se enteraba.
—La puerta está abierta. —Ino entreabrió los labios y luego sonrió—. ¡Qué suerte! —Las tres entraron rápidamente y cerraron antes de que alguien pudiera notarlas, la casa daba un aspecto ligeramente descuidado.
—Creo que es la casa de Shisui-san. —Hinata señaló al frente, había una pequeña foto sobre la repisa, en ella aparecía Shisui sonriendo, se veía bastante joven, Itachi estaba detrás aunque estaba fuera de foco, como si hubiera sido atrapado por la fotografía sin querer—. Eso es todo, gracias Misao-chan.
—¡De nada! —Misao desapareció en una voluta de humo y las dos chicas deshicieron la técnica de transformación.
—Bien. —Ino se cruzó de brazos con decisión—. Tenemos que encontrar algo que nos oriente acerca de quién es la novia de Shisui-san o alguna pista de lo que sucedió.
—¡Hai! —Hinata señaló la planta baja—. Yo busco abajo.
—Entonces yo iré arriba. —Con un asentimiento ambas se separaron, pero decirlo era más fácil que hacerlo, Hinata se encontró el recibidor de Shisui convertido en un desastre, parecía que el ninja llegaba y aventaba la ropa sin más, en el suelo había envolturas de comida rápida y la cocina aún tenía ollas sucias sobre los mecheros apagados.
En ningún mueble encontró algo más que un par de armas, algunos libros y cosas comunes: tickets de compra, recibos de luz…
La verdad se sentía un poco culpable de estar invadiendo así su privacidad, pero suponía que el fin justificaba los medios, por lo menos en esa ocasión. Para su horror escuchó voces lejanas y al asomarse por la ventana notó que se hacía de noche y los Uchiha volvían a sus hogares. Corriendo con sigilo buscó a Ino en la planta alta, para su sorpresa la encontró en la habitación principal, Ino se había dormido abrazando la almohada de Shisui contra su pecho, Hinata no estaba segura, pero parecía que había llorado. Conmovida la cubrió con una sábana y luego de pensarlo un poco se acostó a su lado y miró fijamente el techo, no podían seguir buscando sin encender la luz y aquello las descubriría y no tenía caso intentar abandonar el clan en esos momentos, cualquiera que saliera de la casa de Shisui sería sospechoso tomando en cuenta las circunstancias.
Se preguntó si los del hospital la estarían buscando, si Sasuke estaba bien, si no estaban lastimando a Itachi en los interrogatorios… Ojala Naruto estuviera ahí con ellas, seguro que de alguna manera las hacía reír.
"Puedes amar a tu hermana, puedes amar a tus compañeros de equipo, puedes amar a la aldea, a tu capitán si quieres. Pero el día que ames a un hombre como solo puede hacerlo una mujer, ese día seguramente tu vida dejara de pertenecerte".
Las palabras de Shisui se repitieron en su mente, aquello le ocasionó un involuntario escalofrío, eso y unas repentinas ganas de llorar.
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Hinata abrió los ojos al sentir que alguien la movía suavemente por el hombro diciendo su nombre, se encontró a Ino que la observaba con aquellos bonitos ojos celestes.
—Es de mañana. —La rubia se mordió el dedo pulgar—. No fui a dormir a casa, papá va a matarme. —Hinata estaba bastante segura de que su padre sería de la misma opinión, por fortuna no creía que hubiera vuelto aun de su misión diplomática.
—¿Encontraste algo? —Hinata se frotó los ojos.
—Sí. —Ino sonrió entusiasmada—. ¡Mira! —Extendiendo las manos puso frente a Hinata una sudadera azul, no parecía demasiado femenina pero era muy pequeña para quedarle a Shisui.
—¿Crees que sea de su novia?
—Quizás. —Ino lucía expectante—. ¿Qué opinas? —Hinata tomó la prenda y se la llevó lentamente a la nariz, aspiró hondo y cerró los ojos. Había ahí un tenue aroma a Shisui, pero también había flores, tierra, un delicado perfume a violetas.
—Creo que sí. —Hinata despegó la prenda de su rostro—. Pero va a ser difícil encontrar un rastro después de tantos días.
—Creo que los Uchiha se han ido de nuevo al templo. —Ino miró en dirección a la ventana—. Quizás podamos caminar por las calles buscando.
—De acuerdo. —Era un plan laborioso, cansado y poco alentador, pero no tenían muchas opciones así que después de desayunar con algunas reservas que Ino tenía en la mochila partieron en búsqueda del esquivo aroma. Todo aquel día no tuvieron resultados, Ino regresó a su casa a dormir y se llevó a Hinata con ella para que su padre no la regañara demasiado.
—¿No te habías escapado del hospital? —El padre de Ino había lucido francamente cansado al verlas llegar a las dos un tanto sucias y agotadas—. Voy a hacer unas cuantas llamadas. —Así que de esa manera Hinata había pasado su primer piyamada femenina, la mamá de Ino (una señora bonita con el cabello castaño recogido en un rígido moño) les había servido galletas y leche sin preguntar nada, no parecía una mamá del todo. (1)
—Mamá siempre es muy comprensiva. —Ino había aclarado cuando su madre había salido—. Pero cuando se enoja da mucho miedo. —Hinata, la verdad, no entendía cómo es que su madre no se había enojado tomando en cuenta que Ino no había llegado a dormir el día anterior. Aunque en el mundo ninja muchas veces dormían más fuera de su casa que en ella.
Luego de darse una ducha, peinar sus cabellos y conversar en voz baja sobre los sitios donde les faltaba buscar ambas niñas se durmieron. Hinata despertó muy temprano y dado que Ino seguía dormida se dedicó a pasear la vista por la habitación de la rubia; era un cuarto bonito, con sabanas rosas, cortinas coloridas y un tocador lleno de primorosos artículos femeninos.
—Buenos días. —Ino se despertó estirándose como un gato, sus ojos celestes lucían hermosos recién levantados—. ¿Nos vamos? —Esta vez Ino le prestó una sudadera amarilla y una falda de mezclilla que le llegaba a los tobillos, Hinata nunca había usado una falda antes, pero se sentía cómoda con esta y (quizás era su imaginación), pero lucía mucho más femenina.
—Estas muy guapa. —Ino le había dicho como si cualquier cosa mientras se recogía el cabello en una coleta alta—. En el examen para Chunnin también lo estabas. Le gustas a Kiba. —Kiba era el niño con el cabello castaño que había peleado contra Naruto en los exámenes para Chunnin, pero no habían hablado ni una palabra antes así que lo más probable era que Ino se estuviera confundiendo.
Aunque ambas hubieran querido salir pitando la mamá de Ino les había hecho de almorzar así que tuvieron que sentarse a comer onigiris, té y verduras en conserva.
—No se irán hasta que se lo acaben.
—Sí mamá. —Ino rodó los ojos, pero Hinata desvió la mirada sonrojándose. No estaba acostumbrada a las madres, de hecho era la primera vez que era obligada a comer algo en toda su vida. Ella no tenía mamá, Naruto no tenía mamá y no había tenido mucha interacción con la mamá de Sasuke. A veces veía a la mamá de Sasuke de lejos, era una mujer muy bonita que lucía bastante joven.
Pensar en la mamá de Sasuke le hizo recordar que el papá de Sasuke estaba muerto y que seguramente su compañero de equipo la estaba pasando mal. Hubiera querido ir con él, aunque fuera para estar a su lado, pero suponía que descubrir la verdad de todo ese asunto era mucho más importante, Sasuke le agradecería más que buscara la verdad sobre Shisui a que estuviera quieta y en silencio a su lado.
Sasuke era acciones y no palabras, ya lo sabía.
—¡Ya acabamos mamá!, —Ino anunció mientras terminaba como podía su té, al verla Hinata también bebió a toda prisa lo que quedaba del suyo—, ¡tenemos algo que hacer, nos vamos! —La rubia se puso de pie y corrió a la puerta, Hinata la siguió.
—¡No hagan cosas peligrosas!, —la madre de Ino les gritó haciendo altavoz con la mano—, ¡y regresen antes de las nueve!
—¡Sí mamá! —Ino corrió sin girar atrás, Hinata en cambio tuvo un leve titubeo, se detuvo y giró la mirada. La madre de Ino la estaba viendo y al encontrar su mirada le sonrió con calidez, Hinata nunca había tenido esa mirada de parte de una mujer antes, con un respingo asintió con la cabeza y corrió detrás de Ino. Las madres sí que eran algo especial.
—Ya revisamos la parte este del clan así que ahora vamos con el oeste. —Ino se transformó en Naruto detrás de un árbol y Hinata hizo lo mismo transformándose en Sasuke—. Es una lástima que no podamos buscar con los lobos, sería muy sospechoso. —De por sí ya era sospechoso que Sasuke y Naruto vagaran por las calles del clan Uchiha parándose cada tanto y olfateando por todos lados. De cualquier manera aquel volvió a ser un día infructuoso, el aroma de la sudadera no estaba en ningún sitio, solo les quedaba una pequeña porción del clan que no habían investigado, pero iban a dar las nueve así que decidieron dejarlo para el día siguiente.
Cuando regresaron a casa de Ino la cena ya estaba lista y el padre de Ino las obligó a sentarse frente a él y contarle qué estaban haciendo, por supuesto, Ino mintió en todo, dijo que se habían vuelto maravillosas amigas en el examen para Chunnin y que Hinata le estaba ayudando a entrenar su técnica de control mental como conejillo de indias para que no le volviera a pasar aquello que había sucedido con Sasuke, dijo que se había escapado del hospital porque ya estaba bien y nadie le explicaba nada y que todos eran malvados por tenerla encerrada, ¡a ella, su querida amiga!, al final la rubia se había puesto tan ruidosa y furiosa que parecía enojada en serio y su padre tuvo que taparse las orejas y decir que lo había captado. Mientras tanto Hinata había estado estoica, asintiendo de vez en cuando con la cabeza como le habían enseñado en Raíz para cuando tenía que mentir.
—Ya he hablado con tu clan y saben que estas bien. —El padre de Ino la miró amablemente—. Puedes quedarte aquí hasta que regrese tu padre.
—¡Yeii!, —Ino saltó feliz—, ¡te quiero papi! —Estas eran situaciones que Hinata no había visto nunca antes, los padres de Ino parecían genuinamente quererla y consentirla, incluso parecía que realmente eran amables con ella sin segundas intenciones.
—Pueden ir a jugar a tu habitación Ino. —Su madre había sonreído—. Bueno, ya son muy grandes para jugar.
—Podemos jugar. —Ino tomó a Hinata de la muñeca—. ¡Vamos! —Los juegos de Ino no se parecían a los de Naruto y Sasuke. Se pasó una hora volviendo su cabello chino y cuando terminó Hinata tenía una cascada de caireles negros que la hacían parecer infinitamente inocente. Ino se había reído en grande. Luego se habían pintado las uñas y finalmente habían visto una película. La historia se trataba de un niño que quería ser músico, aunque su familia se oponía a ello (2) todo se volvía muy caótico cuando el protagonista terminaba en el mundo de los muertos y aprendía que la familia era lo más importante. En la recta final Ino había abrazado una almohada contra su vientre y había llorado, así, sin más, sin sentirse avergonzada y sin esconder sus lágrimas.
Regla de Raiz: Un ninja no tiene sentimientos. Un ninja no demuestra sentimientos.
Aunque la historia la había conmovido inconscientemente Hinata había intentado distanciarse del filme para no tener que involucrar sus sentimientos. No se había dado cuenta, desde Raíz Naruto tampoco lloraba por más triste que fuera la película que veían juntos. ¿Es que los ninjas normales no tenían esas restricciones?, Ino era una Chunnin, pero no parecía tener el menor reparo en llorar con una película de dibujos animados.
—¡Que linda!, ahora a dormir. —Ino quitó el reproductor y se acostó como si nada, Hinata se acostó a su lado, pensando si es que acaso la que estaba mal era ella.
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Aquel día, luego de almorzar, Ino y Hinata caminaron desganadas a la zona Uchiha sabiendo bien que quizás no encontrarían nada. Aquel era su último día de búsqueda y sus esperanzas eran escasas.
La última zona donde debían buscar se encontraba colindando con el límite de la aldea, era una zona de casas de mala calidad, incluso en un clan como el Uchiha había áreas que no eran tan opulentas como la casa de Sasuke. Cerca de las siete de la tarde Hinata negó con la cabeza dándose por vencida.
—No huelo nada.
—Entiendo. —Ino lucía más triste y decaída de lo que cabía esperarse—. Supongo que es hora de rendirnos.
—Espera… —Hinata frunció el ceño y levantó la nariz—. Creo… no estoy segura… —Hinata señaló más allá de los límites de la aldea—. Creo que hay un leve rastro hacia allá.
—¿Fuera de la aldea? —Las pupilas de Ino se dilataron ante su inquietud, pero enseguida recuperó el aplomo—. Vamos. —Tuvieron que esperar a que nadie estuviera cerca para saltar la cerca que delimitaba los territorios de la aldea, por fortuna tampoco parecía haber guardias o sensores que las detuvieran. Pronto empezó a oscurecer.
—No vamos a llegar a tiempo a casa. —Ino suspiró—. Ahora sí papá va a matarme. —Pero de cualquier manera siguieron andando. Hinata tuvo que activar el Byakugan para ver el camino, pasada media hora de rastreo el aroma se volvió fuerte y definido. Ino iba tomada de la manga de su sudadera y tropezaba de vez en cuando, pero en términos generales seguía bien su ritmo.
—Es por allá. —Hinata corrió, Ino lo hizo con ella, el terreno era escarpado y lleno de piedras. A lo lejos se escuchó un graznido y el viento nocturno las azotó con fuerza, aun así las dos siguieron corriendo; para su desconcierto terminaron en un campo de violetas que lucía precioso bajo la luz de la luna.
—Lo siento. —Abochornada Hinata miró las flores a su alrededor—. Como la sudadera olía a violetas me he confundido.
—No. —Ino señaló al frente, había ahí una casita y las violetas parecían demasiado cuidadas para ser obra solo de la naturaleza—. Ella debe estar adentro.
—Pero… —Hinata giró atrás, por alguna razón su instinto de peligro se activó—. Dijiste que era una Uchiha, hace mucho que dejamos la aldea.
—Está adentro, lo sé. —Ino caminó con decisión a la casa.
—Es muy noche, ¿qué vamos a decirle?
—Le preguntaremos por Shisui-san, ella tiene que decirnos. —Los pasos de Ino resonaron con más fuerza, era la clase de persona acostumbrada a cumplir sus deseos, en esos pocos días Hinata le había tomado cariño, pero aun no tenía la confianza ni el valor para cuestionarla o intentar detenerla, eso sí, había algo en lo que Hinata era infinitamente superior que Ino.
En el combate.
En sus ojos se activó el Byakugan, en sus manos brilló el chakra del Junken y se deslizó detrás de la rubia como una sombra, no sabía qué había dentro de esa casa, pero no era lo que Ino buscaba, estaba segura.
—Está abierto. —Ino giró la perilla, la luz de la luna hacia brillar su cabello con tintes dorados, los ojos de Hinata se afilaron—. Entremos. —Lo primero que las recibió al abrir la puerta fue un hedor horrible, un olor que podía hacer que cualquier persona sin entrenamiento devolviera el estómago.
—¡Ah! —Ino jadeó y corrió dentro, Hinata la siguió con todos los sentidos alerta: sus ojos que no veían rastros de chakra, su olfato que sabía reconocer ese putrefacto aroma, su oído que captaba la respiración agitada de Ino, sus manos que ya no estaban en posición de ataque, su voz que aún no podía decirle a Ino lo que ella ya sabía.
—¡Ah! —Ino soltó un quejido, un jadeo, en la cama había un cuerpo en estado de descomposición, el cabello negro y largo caía por un lado de la cama hasta llegar al suelo, sobre una repisa cercana había una foto que mostraba a una joven delgada, con ropa holgada, lentes y expresión asustadiza. Hinata podía percibir aun el olor de Shisui en aquella habitación, como si hubiera pasado un largo, muy largo tiempo ahí dentro.
—No, no es cierto. —Ino cayó de rodillas, Hinata le puso una mano sobre el hombro, sin saber muy bien qué decir. El cadáver de la mujer tenía un kunai encajado hasta la empuñadura sobre el sitio donde había estado el corazón. Era un kunai de Shisui, ni siquiera se había tomado el tiempo de ocultarlo.
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Itachi había regresado a su casa después de hablar con el Hokage, estaba cansado, herido, angustiado. Durante el camino pensó varias veces lo que iba a decirle a su madre, lo que iba a explicarle a Sasuke e incluso a Naruto. Y Hinata, ¿estaría bien su pequeña subordinada?, el Hokage le había pedido que no intentara contactarla por el momento, aquello solo revolvería las cosas. De cualquier manera el Sandaime había confesado, con una lejana sonrisa, que Hinata se había escapado del hospital al tercer día y que seguro Naruto era una mala influencia para ella.
Itachi no lo había tomado con tanto humor, Hinata no era la clase de chica que rompía las reglas sin una buena razón. Por desgracia él ya no era su capitán, no podía tomar medidas para garantizar su seguridad ni tenía ya el derecho de interesarse en sus asuntos. De hecho era probable que los Hyuuga exigieran una explicación, era lógico tomando en cuenta el curso de los eventos.
Mientras avanzaba por el área Uchiha le pareció que nadie lo veía directamente, como si lo estuvieran evitando, ¿le tenían miedo?, ¿creían que formaba parte del plan de Shisui?, ¿se sentían inseguros con él en el clan?, bueno, no tenía cómo defenderse, siempre había sido una amenaza para su gente, eso era innegable.
Conforme se iba acercando a su casa tuvo que concentrarse en serenarse, su madre necesitaba una explicación, Sasuke necesitaba que le hablara con la verdad, debía hacerlo. Con fuerza tomó aire y abrió el shoji preparado para anunciarse, para su desconcierto los brazos de su madre lo rodearon, no había lagrimas ni reproches, ella simplemente lo abrazó fuerte, con amor, con una infinita calidez.
—Bienvenido a casa Itachi. —Aquello no lo esperaba, abrió la boca sin saber qué decir, pero su madre dio un paso atrás y lo miró fijo a los ojos, la mirada de ella lucía un poco cansada, un tanto triste, pero aun así feliz de tenerlo a su lado.
—Okka-san…
—Naruto-kun y Sasuke no están. —Era la primera vez que llamaba a Naruto por su nombre—. Pero hay dos señoritas que te están esperando.
—¿Señoritas? —Lo último que necesitaba era a dos señoritas del clan visitándolo, pero quizás eran hijas de los dirigentes que habían muerto, se los debía.
—Fueron a buscarte a la sala de interrogatorios, pero como ya te habían liberado vinieron hacia acá, gracias a ellas supe que estabas libre. —Mikoto le sonrió brevemente—. Les he dado un poco de té mientras esperaban.
—Entiendo, gracias Okka-san. —Itachi dio un asentimiento con la cabeza y aunque su aspecto era descuidado, sucio y nada favorecedor para recibir a dos señoritas se dirigió al recibidor enseguida.
—Uh. —En cuanto entró las dos niñas que lo esperaban se sobresaltaron, una era Ino Yamanaka, la otra era Hinata, aunque por un momento no la reconoció. La joven Hyuuga llevaba el cabello recogido en una coleta alta, una bonita sudadera violeta y una falda por debajo de las rodillas, lucía como la imagen misma de la inocencia y no como una Chunnin que acababa de ser agredida por Orochimaru en persona.
—Hinata-dono. —No pudo evitar precipitarse sobre ella—. ¿Se encuentra bien? —Al sujetarla por los hombros la sudadera se deslizó levemente y fue capaz de ver el sello maldito a un lado de su cuello. Un sello que era el recordatorio de su negligencia.
—Uh… —La niña se sonrojó—. Sí. —No estaba acostumbrada al contacto físico así que Itachi la soltó.
—Nosotras… —Hasta ese momento Ino habló, lucía nerviosa—. Vinimos porque necesitábamos enseñarle algo.
—¿Enseñarme? —Itachi miró a una y luego a la otra, Hinata asintió con la cabeza, parecía triste. Hinata no habría ido hasta su casa si no fuera importante—. Entiendo. —Las chicas se pusieron de pie.
—Te-tenemos que salir de la aldea. —Hinata esperó que su capitán no preguntara detalles—. ¿Nos vamos?
….
….
…
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Itachi las había seguido sin preguntar por toda la zona Uchiha e incluso más allá, cuando habían saltado la barda y tomado camino a campo traviesa. De vez en cuando Hinata se detenía, cerraba los ojos, olía y seguía avanzando. Finalmente llegaron hasta un bello campo de violetas. Ino se detuvo afuera, sin intenciones de entrar, pero Hinata lo guio dentro.
Cadáver femenino, joven, asesinada a juzgar por la posición del kunai y la sangre en la ropa y las sabanas. Debía ser investigado por el equipo forense, naturalmente, pero Itachi tenía casi todo lo que necesitaba.
Hacía mucho, pero mucho tiempo Shisui le había dicho que había conocido a una chica.
"El otro día me encontré a una chica que se cayó junto al río, usa unos enormes lentes y ropa holgada, es del clan y tan flaca como una vara". Aquella descripción parecía coincidir con la fotografía que se encontraba sobre el tocador.
—Creo que era su novia. —La voz de Hinata lo sobresaltó, una voz dulce, como si en lugar de estar frente a un cadáver se encontrara frente a algo que despertara todos sus sentimientos—. Ino-chan dice que siempre le compraba flores.
Itachi recordó aquel día cuando había encontrado a su primo comprando flores, había dicho que eran para su madre, pero no era cierto, Shisui había tenido que decir aquello porque Itachi lo había descubierto. Las flores no eran para su madre, eran para su novia y por eso Shisui le había destruido el ramo encima, porque por su culpa no había podido entregarlas.
—Shisui-san la asesinó. —La mirada de Hinata viajó lejos—. Él me lo contó, pero en aquel momento no lo entendí. —Itachi giró a verla con horror, los ojos de Hinata estaban fijos en el cadáver—. Dijo que ella lo amaba, pero aun así él la mató para alcanzar un poder que necesitaba. —Los ojos de Shisui habían cambiado, su sharingan había cambiado, pero, ¿por qué?, Shisui ya tenía el mangekyo sharingan, ¿qué poder secreto había alcanzado?
—¿Shisui le contó…? —Itachi no pudo terminar la frase, la sujetó de los hombros incapaz de creerlo, incapaz de aceptar que Shisui aún tenía formas de hacerle daño.
—Él me dijo… —Hinata no le sostuvo la mirada, su mirada se perdió en aquel despojo horrible que en algún momento había sido una tímida joven—. Que yo me parecía a ella.
"Me recuerda a Hinata-chan"
—No. —Itachi apretó los dientes.
"Cuiden de Hinata-chan" Shisui se había despedido diciendo eso, pero, ¿acaso se trataba de una amenaza?
—Él dijo que el amor me volvería ciega. —Hinata entreabrió los labios, el amor por Naruto la había cegado, no había logrado notar el odio de Neji, no había visto el horror detrás de Shisui, ni siquiera había entendido cuando prácticamente el Uchiha le había confesado todo aquel día en los columpios—. Dijo que el amor iba a matarme. —Y había tenido razón, ella era como aquella joven que había amado demasiado, que se había muerto sin dejar de amar, ella era ese cadáver que ahora no tenía ojos para regresarle la mirada. Asustada por aquel golpe premonitorio abrió grandes los ojos y trastabilló atrás—. Shi-Shisui-san te-tenía razón.
—No. —Itachi abrió los brazos sin tocarla, notando los síntomas iniciales de un ataque de pánico.
—Me confeso que la había asesinado y yo-yo no lo entendí.
—Hinata-dono…
—Yo solo estaba pensando en Naruto-kun.
—Hinata-dono.
—Yo e-estaba tan, tan ciega. Lo siento tanto.
—Él no tenía razón. —Itachi le abrazó la cabeza contra su pecho, rígido, como si no supiera bien qué hacer—. Él es incluso más retorcido de lo que yo creía. —Se había dado el tiempo de atormentar a una cándida niña de doce años, se había dado el tiempo de dejarle pistas para que encontrará aquella escena mórbida, se había tomado el tiempo de esconder una amenaza en su última despedida.
Pero en su fuero interno Hinata sabía que Shisui no le había mentido, aunque nunca se lo dijera a nadie estaba convencida de que aquel día en los columpios Shisui le había advertido acerca de su destino, como si hubiera visto su futuro e intentara que no terminara como aquella chica. Shisui sabía lo que ella solo intuía. Que el amor que podía llegar a sentir era tan fuerte que la volvería completamente ciega. Su amor la mataría.
Insegura levantó los brazos y rodeó la espalda de Itachi Uchiha, la mano de aquel cadáver, gris y descompuesta colgaba de la cama. Si aquel era su destino Hinata solo podía hacer una cosa para evitarlo.
Nunca iba a amar a un hombre. Nunca iba a entregarse. Nunca liberaría su corazón. Con fuerza cerró los ojos. Ahí, ante aquella mujer cuyo corazón había sido atravesado por el hombre que amaba iba a prometerlo. Hyuuga Hinata le prometía que no terminaría como ella, iba a vivir sin amar, era una promesa.
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Sasuke le pidió a Naruto que lo dejara solo y el rubio accedió sin quejas. Durante todo aquel tiempo Naruto lo había seguido como una sombra, pero incluso él entendía que había ciertas situaciones que tenía que manejar solo.
¿Llorar?, no, Raíz se había encargado de que no pudiera hacerlo, ¿lamentarse?, ¿para qué?, no podía cambiar el pasado, había confiado en Shisui y aquel sería su eterno error. Sasuke había sentido la oscuridad dentro de él aquel día en el campo de entrenamiento número 44, pero ingenua e infantilmente había hecho sus preocupaciones a un lado por tratarse de su primo.
Llamas. Llamas negras.
Las había visto en un sueño, quien sabe por qué, aun recordaba lo asustado que había estado en aquel entonces, había visto la muerte de su padre antes de que ocurriera, pero ni aun así había podido hacer algo para evitarlo.
Quizás aquello era cosa del destino o algo así.
El Equipo Cuervo había sido disuelto, Hinata tenía un sello maldito, su hermano estaba encarcelado. Shisui había quebrado su vida en miles de trozos.
¿Se lo permitiría?
No.
Su padre y él habían tenido diferencias hasta el último momento, nunca habían podido comunicarse y la relación que flotaba entre ellos probablemente no era el amor… ¿qué decía?, ¡por supuesto que no era amor!, si Fugaku Uchiha quería algo de su hijo menor no era su cariño, eso seguro. Sin embargo había sido su padre, el dirigente de su clan, lazos poderosos de sangre los unían.
Iba a vengarse, la oscuridad dentro de él se lo exigía. Esa oscuridad que se había desatado violenta y furiosa aquella noche.
Hacía mucho tiempo un niño pequeño llamado Sasuke Uchiha había tenido como sueño volverse un policía de Konoha como su papá, bueno, aquel chico ya no tenía padre así que sus aspiraciones habían cambiado.
Sus ojos negros detallaron la noche que empezaba a caer a su alrededor. Las estrellas que tintineaban en el cielo. Bajo esas mismas estrellas se encontraba Shisui Uchiha, el hombre que los había engañado por años, el hombre que quería unir a Itachi a su propósito. Al pensar en esto último Sasuke apretó los puños.
Su hermano había tenido una expresión de infinito dolor aquella noche en que habían ardido llamas negras. Sasuke no se engañaba, Itachi amaba a Shisui, probablemente era la persona en quien más había confiado hasta aquel día. Shisui le había enseñado a Itachi todo lo que sabía, ir contra él no solo representaba ir contra alguien que era como un hermano, era atacar a quien había sido su maestro.
Los ojos de Itachi no habían pedido venganza aquella noche, los ojos de Itachi eran los de alguien que ha sido herido profundamente.
—Nii-san. —Sasuke colocó la frente contra sus rodillas. Aún era un niño, comparado con Itachi era un niño, comparado con Shisui probablemente era un bebe. El camino que le esperaba sería largo, complicado y oscuro, pero no iba a detenerse. Todos los días de su vida pensaría lo mismo por las mañanas al despertar, lo mismo por las noches al ir a dormir.
"Matar a Shisui Uchiha".
El hombre que le había quebrado el corazón a su hermano, el que le había robado la alegría a su madre. Aquel cuya sonrisa ladeada era la de un demonio.
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Naruto metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, echó a andar y se dio cuenta de que, por primera vez en años, estaba completamente solo. Involuntariamente bajó la barbilla que le rozó el pecho y siguió andando.
Antes, hacía mucho tiempo, había estado solo. Si cerraba los ojos podía recordar vagamente a un niño muy pequeño al que nadie quería y que debía ir siempre alerta para que la gente no lo maltratara. Pero aquellos recuerdos eran tan antiguos que le costaba trabajo llegar hasta ellos.
Luego habían aparecido Hinata, Sasuke e Itachi y Naruto jamás había vuelto a estar solo. Con ellos había aprendido que había comidas deliciosas aunque no fueran ramen, se había vuelto un mejor ninja, le había perdido el miedo al río, había estado en Raíz, había conocido lugares lejanos y afrontado misiones complicadas.
El Equipo Cuervo era su familia, la única familia que tenía, y ahora se la habían quitado. Paró de golpe, respiró muy hondo y perdió la vista en la lejanía desenfocando la mirada. Aquella era una técnica que se usaba en Raíz para no llorar, pero Naruto no se había dado cuenta de que había estado a punto de llorar hasta que notó que había parado de caminar.
¡Qué tontería!, Sasuke sí que había perdido a su familia. El papá de Sasuke era atemorizante (a ser sincero), pero cuando Naruto había visto como se volvía cenizas en llamas negras… aquello había sido horrible.
A Naruto le había llegado un mensaje diciendo que el Equipo Cuervo había sido disuelto y que esperara nuevas instrucciones. Desde entonces se la había pasado pegado a Sasuke, deseando y esperando porque no los separaran.
Hinata se había ido, quien sabe a dónde, por más que la había buscado Naruto no la había encontrado y a Shino le habían hecho arresto domiciliario así que no podía pedirle que le ayudara a buscarla.
Su capitán estaba encarcelado, Naruto había amenazado con tirar todo si no lo dejaban verlo pero le habían dicho que si hacía eso encarcelarían a su capitán de por vida y mejor se había ido por las buenas.
Y ahora estaba ahí, solo.
—¿Naruto? —Una voz preguntó su nombre con aire curioso y Naruto elevó la mirada, frente a él se encontraba Shikamaru Nara, con ambas manos dentro de los bolsillos y rostro de ligero interés—. ¿Qué estás haciendo?
—Caminando. —Aunque esa era una respuesta vaga ante todo lo que estaba sintiendo.
—¿Mal día? —Shikamaru giró a ver las nubes, soltó un enorme suspiro y le señaló con la cabeza en dirección a una banca. Ligeramente intrigado, pues no habían hablado mucho en el pasado, Naruto lo siguió.
—Escuché lo de los Uchiha. —Shikamaru habló con voz monocorde—. ¿Tú lo viste?
—Solo las llamas. —Naruto miró al frente, recordando aquel momento—. Ellos ya estaban muertos.
—Ino insiste en que Shisui Uchiha no es culpable. —Shikamaru soltó el aire con fastidio—. Le encantan los escenarios poco probables. ¿Tú qué crees?
—Yo lo vi. —No importaba lo que creyera o no, él había estado ahí cuando Shisui había terminado de volver cenizas los cuerpos de aquellos hombres—. Él los asesinó.
—Sí, fue lo mismo que dijo Sasuke. —Shikamaru se encogió de hombros—. Salió en el periódico.
—Ya. —Naruto no había pensado que aquella también era una noticia, aquel dolor le parecía tan personal que no había tomado en cuenta que toda la aldea era participe de aquel evento.
—También supe lo de Hinata. —Shikamaru miró a Naruto de reojo, esta vez el rubio dio un respingo y lo miró con avidez.
—¿Qué sabes?
—Que le pusieron el sello maldito. —Shikamaru respiró hondo—. Estaba en una área restringida del hospital pero se ha escapado con Ino, era lo que quería decirte, que ella está bien, por lo menos por ahora.
—¿Por ahora? —Naruto lo sujetó inconscientemente del chaleco, Shikamaru giró a verlo, lo vio larga y hondamente, como preguntándose hasta qué punto debía inmiscuirse con alguien que no había sido ni remotamente cercano a él en el pasado. Al final suspiró dándose cuenta de que ya estaba ligado al Equipo Cuervo, Ino no iba a quitar el dedo del renglón en ese asunto.
—Escucha, el sello maldito va a ser un problema, Hinata sobrevivió, pero ahora tiene que enfrentarse a usar el poder del sello o no hacerlo. Además su clan es muy conservador, nadie sabe cómo van a reaccionar y luego esta Neji. —Aquello era problemático por todos los ángulos—. Neji que se escapó de la aldea y que seguramente será perseguido como un desertor.
—Hinata-chan no querrá eso. —Naruto la conocía, sabía que aquello lastimaría a su compañera de equipo.
—Oí que hay fuertes sospechas sobre Itachi Uchiha, pero al mismo tiempo es el siguiente en línea para heredar la jefatura de su clan, tanto por sangre como por habilidades. —Shikamaru se inclinó ligeramente hacia adelante—. Es imposible que además de volverse el líder de su clan siga siendo capitán del equipo más fuerte de la aldea, sería como pedir por un golpe de estado.
—¡Itachi-taichou jamás…!
—Lo mismo decíamos de Shisui. —Shikamaru se puso de pie, miró a Naruto desde una altura superior—. Itachi está atrapado por la aldea y los consejeros, tenga o no que ver con el ataque de Shisui se encuentra bajo restricciones, Hinata debe enfrentarse a su clan y a su nueva condición, Sasuke ha declarado que no descansara hasta matar a Shisui. —Los ojos de Shikamaru lo observaron fijamente—. ¿Qué vas a hacer tú?
—Voy a ser Hokage. —Naruto se puso de pie, aquella esperanza e ideal que siempre lo habían acompañado brillando con más fuerza—. Voy a lograr que toda la aldea sepa de la maravillosa persona que es Itachi-taichou, voy a cambiar las cosas en el clan de Hinata-chan y voy a ayudar a Sasuke… sea lo que sea.
—Queda un largo camino para ser Hokage. —Shikamaru le sonrió, pero no había burla en aquella expresión, como si no estuviera hablando de un sueño casi imposible.
—Eres muy observador e inteligente. —Los ojos de Naruto brillaron—. ¿Quieres ser mi consejero cuando sea Hokage?
—Vuélvemelo a pedir en unos años. —Shikamaru se encogió de hombros y echó a andar sin mirar atrás—. Quizás me lo piense. —Cuando la figura del Nara ya era una sombra borrosa en la lejanía Naruto dio media vuelta y caminó en dirección contraria.
Había sido un tonto. Por supuesto que no se encontraba solo, Hinata, Sasuke e Itachi eran su familia, la familia también pasaba por momentos difíciles y era en esas circunstancias cuando debían ayudarse los unos a los otros.
Con el Equipo Cuervo su mundo se había expandido y había nuevas manos amistosas que se tendían hacía él. Ya no era aquel niñito asustado y herido. Ya no era el apestado que solo se tenía a sí mismo. Ahora era su turno de extender su mano y alcanzar a aquellos que amaba.
—¡Kuchiyose no jutsu! —Que el Equipo Cuervo hubiera sido disuelto por los consejeros y el Hokage no significaba nada, lo que ellos no sabían es que Sasuke, Hinata, Itachi y él nunca iban a dejar de ser un equipo, ellos siempre serían el Equipo Cuervo.
—¿Sucede algo Naruto-kun? —Un sapito apareció frente a él y Naruto se puso en cuclillas para verlo a los ojos.
—Sí, necesito que le lleves un mensaje a alguien.
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Hinata volvió a su casa el día que su padre también regresaba. Ino le había dado algunas cosas así que las acomodó primorosamente en su habitación: un broche, un par de faldas, algunas sudaderas. Luego tomó un largo baño y le pidió a Hanabi que le ayudara a colocarse el kimono ceremonial, su hermanita la observó curiosa.
—¿Qué vas a hacer?
—Algo que va a decidir nuestro futuro. —Hinata apretó un poco los ojos, nunca había intentado caminar por su propia senda, siempre había ido por el camino que le marcaban los demás, pero esta vez era diferente, como si hubiera estado durmiendo y hubiese sido despertada de golpe. Esta vez tenía que pelear por lo que quería.
—No entiendo. —Hanabi le apretó como pudo el enorme obi, su hermana aún era pequeña, pero era inteligente, Hinata sabía que dentro de algunos años podría confiar completamente en ella.
—Cuando todo termine te lo contaré. —Hinata le sonrió, su hermana le sonrió de vuelta y su expresión era tan adorable que Hinata tuvo la certeza de que no flaquearía mientras tuviera esa imagen en mente.
—¡De acuerdo! —Hanabi trepó en la cama y meneó los pies en el aire—. Te voy a estar esperando.
—Ya vuelvo. —Hinata le sonrío y salió del cuarto cerrando muy despacio la puerta tras de sí. En cuanto estuvo del otro lado tomó aire con fuerza y apoyó la frente contra la madera. Uno, dos, tres segundos, luego se irguió cuan derecha era y caminó en dirección a la sala ceremonial, había pedido una audiencia con su padre y debía estar ahí temprano.
En su camino vio a algunos miembros del clan mirándola de reojo, susurrando, la mayoría lucían preocupados por ella. Hacía algunos años ninguno de ellos tenía la más mínima consideración ante la tímida y débil heredera, pero eso había cambiado, ahora no era la pequeña de antes, ahora era una kunoichi capaz de hacerse oír, ahora era Hinata Hyuuga, uno de los pocos ninjas en lograr el grado de Chunnin a los doce años.
La sala ceremonial estaba vacía así que se sentó a esperar a su padre en la posición de protocolo. Aquel lugar le traía recuerdos, el más fuerte de todos era aquel en el que su padre la había entregado a Itachi, cuando había pasado a formar parte del Equipo Cuervo, ¿cuánto hacía de eso?, ¿cinco años?, en aquel entonces era una niña de siete años asustada hasta de su propia sombra. Pensar en eso le hizo sonreír, sintiendo un poco de pena y algo de ternura por aquella pequeña niña que había llorado al irse con Itachi sin saber que aquello sería lo mejor que le pasaría en la vida.
Fuera de la habitación se escucharon pasos y Hinata colocó la espalda bien recta, su padre entró al salón sin anunciarse, se sentó frente a ella y la miró fijamente, pero Hinata no habló, no podía hacerlo hasta que él tomara la palabra.
—Se me informó que fuiste atacada por Orochimaru.
—Sí. —Hinata llevó una mano al borde de su kimono y lo hizo a un lado para dejar libre su cuello y parte del hombro—. El sello maldito. —Sabía que si hablaba demasiado frente a su padre terminaría tartamudeando así que intentó que sus frases fueran cortas, lo había estado entrenando frente al espejo por días.
—También se me informó que Neji desertó.
—No. —Hinata colocó las manos sobre sus rodillas, alzó la barbilla, el Byakugan veía a través de las mentiras, pero ella estaba entrenada en Raíz—. Fue secuestrado.
—¿Por Orochimaru? —Su padre la miró con fijeza y ella asintió con la cabeza—. Si Neji desertó el clan debe buscarlo y eliminarlo. —Hiashi la taladró con la mirada—. En cambio, si Neji fue secuestrado es deber del clan rescatarlo. —Hinata asintió tímidamente, a pesar de que se había prometido no mostrarse débil.
—Quería contarle algo a Neji. —Su padre miró a la lejanía, más allá de ella y la habitación—. Creo que las cosas hubieran cambiado si hubiera podido hablar con él, no lo sé. —Hinata lo observó curiosa cuando llevó la mano dentro de su manga y extrajo un pequeño rollo parecido a una carta—. Esto es algo que mi hermano me dio para que se lo entregara a Neji, cuando el momento adecuado llegara.
—Uh… —Hinata asintió torpemente cuando su padre le pasó el rollo.
—No pude dárselo, pero algo me dice que eres tú quien debe hacerlo. —Los ojos de su padre se posaron en ella, una mirada que no le había dado en doce años de vida—. Sabes bien que Neji intentó desertar, probablemente unir su camino al de Orochimaru no formaba parte de sus planes, pero es un hecho que renegó del clan y su familia, ¿qué es lo que quieres proponerme? —Porque su padre no era de los que le daban vueltas a las cosas, él iba al grano.
—N-no… —Tuvo que cerrar los ojos y tomar aire para serenarse, no tartamudear, no ser débil, no perder su voz, no en esos momentos—. No persiga a Neji, no lo considere un desertor… considérelo secuestrado. Yo… —Sus manos se apretaron contra el rollo que contenía la carta de su tío—. Yo lo traeré de vuelta.
—Si Orochimaru secuestró a Neji ni tú ni nadie en nuestro clan es capaz de recuperarlo. —Su padre solo recalcó aquello como un hecho.
—Lo sé. —Hinata tomó aire—. Pero el Equipo Cuervo puede.
—El Equipo Cuervo fue disuelto.
—S-sí. —Hinata pasó saliva, ahí estaba su carta, el momento que decidía su destino—. Pe-pero nosotros no dejamos de ser un equipo solo porque lo ordene alguien. —Le sostuvo la mirada a su padre, Hiashi no expresó nada en su rostro, en lugar de eso pareció sopesar la idea.
—Tu capitán está atado de manos en estos momentos, no creo que tenga tiempo para atender problemas de otros clanes.
—Dos años. —Hinata apretó la tela del kimono sobre sus rodillas, tenía las manos húmedas—. De-deme dos años. Dos años para perfeccionar las técnicas Hyuuga. Para lograr vencer a Neji. Soy consciente de que en mis condiciones actuales mi victoria no es segura, pero… —En sus ojos brilló la determinación—. Neji-niisan es mi responsabilidad, fue mi falta de liderazgo, mi falta de empatía, fue… fue mi culpa que él se fuera… —Porque no había sido la kunoichi digna de proteger que él merecía, porque no había sabido ver dentro de su corazón, porque ni una sola vez se habían conectado sus lazos, porque cuando él se hundía en la agonía ella simplemente había mirado a otro lado—. Yo voy a traerlo de vuelta.
—Para traer de vuelta a Neji deberás cambiar su corazón y su lealtad. —Su padre miró el rollo que apretaba en sus manos—. Nadie puede admirar ni desear proteger a alguien que no se lo merece.
—Lo mereceré.
—No es tan sencillo. —Su padre cerró los ojos, como si algún recuerdo le hiriera el corazón—. Si fallas deberás asumir tu papel como líder y eliminarlo.
—Lo sé. —Tenía la garganta seca—. Pero no sucederá.
—El sello maldito. —Su padre pronunció con sequedad—. Nunca antes un miembro del clan lo ha tenido, los resultados de semejante combinación son aún un enigma.
—Preferiría… preferiría no usarlo… —Hinata se encogió.
—Es un poder que fácilmente puede descontrolarse. —Su padre asintió con la cabeza—. Un poder implementado a la fuerza y aun así un poder que probablemente tendrás que aprender a manejar. Como he dicho antes ningún miembro Hyuuga ha tenido este sello antes, seguramente Orochimaru tendrá curiosidad por él, usar sus propias armas en su contra también es parte de la estrategia ninja.
—E-entiendo…
—Tengo que pedirle al concejo que valore tu solicitud, dejar sobre ti la responsabilidad de traer de vuelta a Neji como un miembro secuestrado y no como un desertor no será algo que aceptaran sin garantías. —Los ojos de su padre volvieron a ser aquellos de mirada fría que tan bien recordaba—. Esta es mi garantía, en dos años dominaras todas las técnicas del clan, alcanzaras el rango de jounnin y contaras con un equipo que pueda respaldarte en la captura de Neji, de no cumplirse estas cláusulas dentro de dos años Neji será considerado un traidor y tratado como tal.
—Entiendo. —Aunque le temblaban las manos.
—Así mismo si Neji comete crímenes en ese periodo de tiempo el clan no lo respaldara.
—Entiendo.
—Y Hinata… —La niña levantó la vista—. Ese sello no cambia el hecho de que aun seas considerada la futura heredera del clan, pero tienes que demostrar que tú lo controlas a él, no él a ti.
—Hai.
—Si eso es todo. —Su padre se puso de pie, caminó hasta la puerta y dándole la espalda le dirigió unas últimas palabras—. Dos años es un buen periodo de tiempo para que tu capitán se considere inocente, ¿pero seguirán sus lazos siendo lo suficientemente fuertes para considerarse un equipo?
—Lo serán. —Hinata pasó saliva, su padre no miró atrás, salió del salón cerrando la puerta tras de él. Hinata se quedó ahí, con las manos temblándole. Aprender todas las técnicas del clan, volverse jounnin, reunir al Equipo Cuervo en dos años… había aceptado todas esas garantías sin estar segura de una sola.
¡Oh Dios!, que no se hubiera equivocado en el camino por salvar a Neji.
—Neji-niisan. —Apretando las manos una contra la otra cerró los ojos, nunca olvidaría la última mirada que Neji le había dado aquel día en medio de la oscuridad, justo después de que activara el sello del pájaro enjaulado. La mirada de alguien que había sido quebrado.
Ahora, como la persona que le había hecho daño, debía curar sus heridas, debía regresarlo al clan, debía salvarlo de la muerte.
Era un largo camino, pero iba a recorrerlo.
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Itachi despertó agitado, había llamas negras a su alrededor y su padre moría en sus brazos, Shisui se reía pero parecía que estaba llorando o quizás él era quien lloraba.
—Ah. —Llevó una mano a su rostro y sintió que sus dedos temblaban. Su habitación era un enorme sitio oscuro que le producía aprehensión, que lo ahogaba.
No, todo estaba en su mente, aquello pronto pasaría, tenía que concentrarse, respirar hondo, limpiar sus pensamientos. Haciendo uso de todo su autocontrol colocó la espalda recta, puso las manos sobre sus rodillas y en posición de loto se concentró en calmarse.
Todo estaba bien.
Estaba vivo.
Sasuke estaba vivo.
Su madre estaba viva.
Tenía más de lo que podría haber perdido.
Dando una larga respiración se puso de pie, no faltaba mucho para el amanecer y sabía que intentar conciliar el sueño nuevamente sería en vano. El piso de madera crujió con sus pasos mientras salía al pasillo; se vio a sí mismo deteniéndose frente a la puerta de Sasuke, sus dedos extendiéndose hasta alcanzar el shoji, un recuerdo antiguo golpeó su mente, un recuerdo de antes del Equipo Cuervo, de aquellos días cuando el exterminio del clan pendía sobre su cabeza y se había asomado a ver a su hermano dormir pensando que sería fácil matarlo, que podría hacerlo rápido para que Sasuke no sintiera dolor.
Sus dedos tuvieron un pulso cuando terminó de abrir la puerta, pero frente a él no se encontraba su hermanito dormido, frente a él Sasuke estaba sentado en el futón, el cabello negro desordenado y los ojos bien despiertos.
—Son las cinco de la mañana. —Sasuke anunció, como si cualquier cosa.
—Ah. —Itachi dio un paso dentro, sin saber muy bien cómo justificar el que hubiese ido a visitarlo a su cuarto a esas horas.
—¿No puedes dormir? —Sasuke se hizo a un lado y levantó sus cobijas—. Puedes dormir conmigo si quieres.
"Puedes dormir conmigo si quieres" aquella era una frase que le había dicho muchas veces cuando era un niño pequeño, en los días en los que Sasuke se asustaba de las películas de terror o de las misiones oscuras que a veces relataban.
No lo pensó, avanzó lentamente hasta el futon de su hermano y se quedó de pie, como si el tiempo se hubiera detenido.
—Apúrate y entra. —Sasuke castañeó los dientes—. Hace frío. —Itachi se acostó a su lado, Sasuke le pasó las cobijas por encima y luego le pegó la cabeza al hombro, como un último recuerdo de la niñez que estaba dejando atrás.
¿Cuándo había crecido su hermano?, seguramente cuando él no estaba viendo. Itachi lo miró con asombro, juraría que apenas hace poco tiempo aun le llegaba por encima de la cintura, que apenas hace poco tiempo lo tomaba en brazos para transportarlo de un lugar a otro.
—Sasuke…
—¿Qué? —Su hermano levantó la cabeza para verlo, su rostro aún era infantil, ojos fastidiados del que quiere volver a dormir.
—Lo siento.
—Yo también lo siento. —No habían hablado nada después de ese día, aquella noche cuando el Equipo Cuervo había sido disuelto.
—Lamento haberte fallado…
—Tú no le fallaste a nadie. —Sasuke lo observó, con aquellos ojos oscuros que eran determinación y entrega, esos ojos que le decían que seguía siendo su amado hermano y que eso no cambiaría—. Te fallaron a ti.
Shisui le había fallado, no había considerado aquello, siempre cargaba con más culpas y penas de las que le correspondían.
—Sasuke… —En la oscuridad le dio un golpecito en la frente con dos dedos—. Gracias.
—Auu. —Sasuke lo observó ceñudo y se dio la vuelta haciéndose un puño con las cobijas—. Ya duérmete. —Itachi sonrío, una sonrisa apagada.
—Me has quitado todas las cobijas.
—Pues jálalas. —Mientras lo hacía Itachi recordó a Sasuke siendo bebe, un bebe pequeño con mejillas sonrojadas.
—"Eres lo más importante para mí Sasuke". —Quería decírselo, pero no tenía la voz para exteriorizarlo. Su hermano había sido para él la redención de todos sus crímenes, la única nota de bondad, pureza y felicidad que le quedaba.
—"¡Itachi-taichou!" —Pero ahora, sí cerraba los ojos y se preguntaba honesta y directamente si aún tenía más motivos para vivir diría que sí, que tenía tres motivos para hacerlo.
No podía dejarse vencer, no cuando los ojos azules de Naruto lo instaban a seguir adelante, no cuando su voz energética y vivaz le pedía que se levantara.
No podía perderse en la oscuridad, no cuando Sasuke estaba creciendo y seguía sus pasos, no cuando su hermano era lo suficientemente mayor como para apartar las cobijas y apoyarlo en los momentos en que lo necesitaba.
No podía simplemente rendirse cuando Hinata había hecho todo lo posible por encontrar la verdad, no cuando aquella dulce niña le había tocado con su amabilidad.
Shisui quizás le había mentido en todo, pero había tenido razón al decirle que no estaba solo, que el Equipo Cuervo estaba con él y que siempre lo estaría, que alguien decidiera deshacerlo no podía borrar de un pincelazo sus lazos.
Tratando de no hacer mucho ruido para no despertar a Sasuke, que ya había vuelto a dormirse, salió de la habitación. Su madre estaba ya en la cocina y había música clásica saliendo del estéreo.
—¿Vas a salir temprano? —Su madre le cuestionó con gentileza, Itachi observó las arrugas alrededor de sus ojos, la tristeza escondida en su mirada, la forma en que sus hombros se deprimían.
—Voy a ser el próximo dirigente de los Uchiha. —Se lo soltó así, como quien habla de que va a tomarse un café.
—Pensé… —Su madre dio un parpadeo, lucía impresionada—. Siempre pensé que eso no te interesaba. —Esta vez quien se sorprendió fue él, su padre lo había entrenado toda la vida para ser el próximo dirigente del clan.
—Ottou-san lo quería.
—Pero tú no. —Mikoto se limpió las manos en el delantal—. Hubieras sido más feliz si no hubieras sido un ninja, ¿no es así? —Itachi la miró, sin comprender cómo es que ella había logrado vislumbrar eso—. Eres amable, tu padre y yo lo sabíamos.
—Y aun así… —Aun así lo habían cargado con responsabilidades, lo habían obligado a una doble vida, lo habían forzado a un destino que no quería.
—Tu padre y yo siempre creímos que el verdadero traidor eras tú. —Mikoto le sonrió, una cansada sonrisa que le hizo darse cuenta a Itachi que había sido un ingenuo, sus padres eran ninjas, buenos ninjas, era imposible que no notaran algo raro en él cuando vivían juntos. Solo hasta entonces comprendió las palabras de su padre aquella noche:
"Creí que... Sospechaba de ti… Pero no eras tú… No sabías nada…"
Ellos habían creído que era un traidor y aun así le habían permitido ser parte de su familia, aun así lo habían amado, aun así habían intentado desesperadamente confiar en el Equipo Cuervo.
—Soy tu madre Itachi. —Mikoto lo sujetó de las manos—. Te conozco. —Quizás era él quien no la conocía a ella.
—Quiero cambiar el clan. —Itachi miró sus manos entrelazadas, un gesto que no habían podido tener en el pasado, ni siquiera cuando había sido niño—. Quiero cambiar a los Uchiha.
—Y vas a lograrlo. —Mikoto le sonrió, una sonrisa que por primera vez en días alcanzó su mirada—. Pero va a ser difícil.
—El Hokage ha decidido deshacer al Equipo Cuervo. —Itachi sintió que los dientes se le apretaban, solo hasta que lo dijo se dio cuenta cabal de lo mucho que aquello lo había afectado.
—Era de esperarse. —Mikoto lo soltó—. Aunque tu hermano siempre seguirá siendo tu hermano y no creo que nadie pueda convencer a Naruto-kun de salir de nuestra casa y en cuanto a… —Por un momento su madre tuvo un titubeo, pero luego pareció llegar a una resolución—. En cuanto a Hinata-chan, —era la primera vez que la llamaba por su nombre—, esa niña te quiere.
—Su padre no le permitirá mi cercanía. —Itachi miró por la ventana—. No han intentado contactarme por lo del sello maldito, supongo que no quieren tener más relaciones conmigo.
—Estaba equivocada con respecto a esa niña. —Mikoto se dirigió a la estufa, puso una sartén sobre el fuego—. Pensé que sería como su madre… —Hubo un pequeño silencio—. Pero el día que llegó aquí y pidió hablar contigo acompañada de la niña Yamanaka supe que era diferente. —Su madre empezó a preparar el almuerzo—. Hinata-chan no es una marioneta de su clan.
—No quisiera inmiscuirla en asuntos desagradables.
—Ya está inmiscuida. —Mikoto sonrió—. Pero entiendo tu punto. —Pronto la cocina empezó a inundarse con el aroma del desayuno—. Aun así me gustaría empezar mi relación con ella de nuevo, ¿crees que podría?
—¿Relación? —Itachi arqueó las cejas.
—No he sido muy amable con esa niña. —Mikoto suspiró—. Con Naruto-kun tampoco, pero él no se dio cuenta. Fui compañera de su madre, ¿sabes?, también fui su rival, pero ahora eso ya no importa. Ella murió y dejó a su hija sola, luego tú te hiciste cargo de ella y nunca te eche una mano con eso.
—Yo tampoco lo pedí. —Itachi ni siquiera lo había considerado.
—Pasaron por muchas cosas que hubieran sido más sencillas con una mujer que los guiara. —Mikoto lo miró de reojo—. Pero lo hiciste bien.
—No estoy tan seguro.
—¿La quieres? —Mikoto sirvió un plato y lo puso frente a su hijo.
—Sí. —Ahora podía decírselo, ahora saberlo ya no podría causarle daño.
—Entonces no debes preocuparte, los lazos que han creado no se destruirán tan fácilmente. —El almuerzo lucía delicioso, Itachi sujetó los palillos y se dispuso a comer, solo hasta ese momento se le ocurrió alzar la mirada y parpadear.
—¿Okka-san que hora es?
—Las seis de la mañana. —Mikoto también parpadeó, luego soltó una risita, una que le recordó a su madre de antes—. Después de todo vas a necesitar iniciar temprano el día si quieres ser el próximo dirigente del clan. —Itachi asintió y procedió a comer despacio. El camino para ser el próximo dirigente del clan sería difícil, pero antes quería comprobar algo.
En cuanto terminó de comer dio las gracias y salió de su casa. Era una mañana un tanto gris, hacía frío y daba la impresión de que llovería.
Hace algunos días, antes de despedirse de Hinata e Ino, las chicas le habían dicho que el aroma de Shisui se encontraba en otro sitio, un lugar húmedo que parecía contener papeles viejos, quizás un almacén. Shisui tenía el mangekyou sharingan, aun así había matado a su novia y su sharingan había vuelto a cambiar, ¿cómo había ocurrido eso?, después del mangekyou sharingan solo existía el mangekyou eterno.
Con paso decidido Itachi avanzó hasta el almacén prohibido del clan, un lugar que pocos conocían. Debido al estado interno del clan no había ningún guardia custodiando la entrada, debía remediar eso a la brevedad.
Encendiendo un candelabro Itachi abrió la pesada puerta y bajó al almacén subterráneo, todo estaba húmedo y oscuro, seguramente no era una buena combinación para los pergaminos que se encontraban ahí.
En una esquina que ponía "Investigar" se encontraba un pergamino que en su momento había sellado a uno de los gatos de Nekobaa, de hecho un peligroso gato salvaje, ahora el pergamino estaba roto y aparentemente la invocación se había escapado, ¿a dónde?, Itachi no lo sabía.
De cualquier manera ahora no tenía tiempo de iniciar una investigación por un gato. Con diligencia recorrió uno a uno todos los pergaminos que encerraran jutsus prohibidos o secretos, la mayoría de ellos los conocía, ninguno respondía sus dudas con respecto a Shisui.
¿Qué era el poder que Shisui había desatado?, ¿qué podía lograr con aquellos ojos? Y, ¿cómo iba a detenerlo sin necesidad de activar el mangekyou sharingan?
Itachi cerró los ojos, la presencia de Shisui estaba en ese lugar, su primo había descubierto algo pero, naturalmente, no había dejado indicio de sus logros. Quizás era mejor así, Itachi no pensaba seguir sus pasos, jamás asesinaría a alguien que amaba para lograr incrementar su poder, el sharingan y su clan deberían encontrar otra manera, otra forma de alcanzar sus metas.
Como el próximo dirigente del clan Uchiha tenía que lograrlo, aquella meta de paz que Shisui había distorsionado.
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Sasuke caminó alrededor de la casita de árbol como alguna clase de bestia enjaulada, miró el reloj en su muñeca y gruñó. Los había citado a las seis de la tarde y faltaba escaso un minuto, si no se aparecían en ese instante iba a recordarles cuales eran las consecuencias de no ser puntuales.
—¡Lo lamento Sasuke-kun! —Hinata apareció un tanto sofocada por la carrera, tenía las mejillas rojas y el cabello alborotado—. Se-se me hizo tarde.
—Estas a tiempo. —Sasuke se cruzó de brazos, su irritación disminuyendo—. El dobe es el que se va a ganar un golpe si no llega en los próximos veinte segundos.
—¡Aquí estoy dattebayo! —Naruto chilló entrando a la casita como un vendaval—. ¡A tiempo, a tiempo!
—Más te vale. —Sasuke gruñó y se dejó caer en el centro de la casita sentado a modo árabe, sofocados y aun sin aire por la carrera Hinata y Naruto se sentaron en círculo con él.
—Bueno, —como siempre Sasuke tomó la palabra—, tenemos un par de problemas. —Los tres intercambiaron miradas, pero fue Naruto quien no pudo soportarlo más.
—¡Voy a ser Hokage dattebayo! —Ante el grito Hinata tuvo un sobresalto y giró a verlo, los ojos azules del rubio brillaban—. Voy a ser Hokage y cambiare todo lo que está mal en la aldea. —Aquel era el mismo sueño que había tenido desde los siete años, pero esta vez a Hinata le pareció que era un sueño que podía alcanzar, que debía alcanzar. Y sí, le seguía gustando, era probable que Naruto le gustara toda su vida, pero iba a reprimir ese amor, podía y debía hacerlo.
—Eso ya lo sabemos. —Sasuke chasqueó la lengua, como si la declaración del rubio fuera algo harto esperado y casi sin importancia—. Pero te falta mucho tiempo para eso, cabeza hueca.
—Uh. —Naruto frunció el ceño—. Podría ser antes de lo que crees.
—¿Y cómo es eso? —Sasuke lo miró con sospecha.
—Yo… —Por primera vez el rubio lució casi tímido—. Voy a irme…
—¿A dónde? —Hinata sintió algo tirante en el pecho, siempre habían estado juntos, no recordaba una sola temporada de su vida sin Sasuke o Naruto con ella, los recuerdos de antes del Equipo Cuervo eran apenas manchones que no merecían importancia.
—Voy a entrenar con Ero-sennin. —Naruto se rascó la nuca, incomodo—. Yo pensé… si queremos ayudar a Itachi-taichou y lo de Shisui… debemos ser más fuertes.
—Es la primera vez que usas adecuadamente el cerebro. —Sasuke arqueó una ceja—. ¿Cuánto tiempo te vas?
—Dos años… —Naruto lució triste, pero para sorpresa de los dos Hinata juntó las manos y habló despacito.
—Yo también… también me voy dos años.
—¡¿Te vas?! —Naruto chilló y Sasuke giró a verla como si de pronto lo hubiera traicionado por la espalda.
—Yo… quiero…no. —Levantó la mirada y sus dos amigos vieron en ella una determinación que no había tenido antes—. Yo debo traer de regreso a Neji-niisan. —Hinata respiró hondo—. Lo tiene Orochimaru.
—Eso no va a ser sencillo. —Sasuke frunció el ceño—. Orochimaru es un Sannin.
—Voy a aprender las técnicas secretas de mi clan. —Hinata pasó saliva—. Voy a regresar al reino de los lobos y luego voy a hacer el viaje de entrenamiento del líder Hyuuga. También… —Hinata se llevó la mano al cuello, no dijo más pero los dos la entendieron.
—¿Puedo verlo? —Naruto preguntó, sus mejillas enrojecieron—. Es que no sé cómo es.
—Uh… —Hinata abrió grandes los ojos, pero finalmente asintió con la cabeza. Retiró todo su cabello a un lado y ladeó la cabeza para que su cuello quedara al descubierto, ahí en el camino entre su cuello y su hombro había una especie de tatuaje negro en forma de círculo, parecido al símbolo del yin yang pero repartido en tres.
—¿Te duele? —Naruto hizo el intento de tocarlo, pero su mano se detuvo a medio camino.
—No. —Hinata dio un parpadeo.
—¿Vas a usarlo? —Sasuke también se acercó.
—No sé. —Hinata soltó su cabello que cubrió su cuello.
—Yo lo usaría. —Sasuke se encogió de hombros—. Si no aprendes a controlarlo te controlara a ti.
—Supongo… —Aunque le daba miedo intentarlo.
—¿Tú que vas a hacer Sasuke? —Naruto giró hacía su amigo.
—Voy a aprender las técnicas Uchiha, voy a apoyar a Itachi y cuando ustedes dos regresen vamos a volver a formar el Equipo Cuervo, patearemos el trasero de Neji de regreso a la aldea y mataremos a Shisui. —Y como siempre no era una sugerencia.
—Uh… —Hinata se pasó un mechón de cabello tras la oreja, aquello era algo que Ino hacía a menudo y se le había pegado la costumbre—. ¿Itachi-taichou está bien?
—¿Él aun quiere ser nuestro capitán, verdad? —Naruto preguntó con aprehensión, tanto él como Hinata habían terminado queriendo a Itachi sin poder evitarlo, pero, ¿qué tal si para él solo eran parte de su misión?, ¿qué tal si solo sentía afecto por Sasuke?, ¿qué tal si al dejar de ser su capitán decidía perder todo lazo y familiaridad con ellos?
—Por supuesto que quiere ser nuestro capitán. —Sasuke enfatizó, aunque a ser sincero ni siquiera se le había pasado por la mente preguntarle—. Pero ya no puede serlo porque la aldea desconfía de él.
—¡Eso cambiara cuando sea Hokage, dattebayo!
—¡Que para eso todavía falta! —Sasuke le metió un coscorrón—. Así que dentro de dos años debemos ser nosotros quienes podamos pedir que el Equipo Cuervo se reúna de nuevo.
—¿Cómo vamos a lograr eso? —Hinata dio un parpadeo.
—Haremos algo grande. —Sasuke golpeó con un puño la palma de su otra mano—. Déjenmelo a mí, ustedes solo vuélvanse fuertes y dentro de dos años Itachi será nuestro capitán de nuevo.
—De acuerdo. —Naruto y Hinata asintieron al tiempo, siguiendo ciegamente a Sasuke, como siempre lo hacían.
—Itachi quiere volverse el líder del clan, va a ser un tiempo difícil. —Sasuke miró por la ventana de la casita—. Así que tenemos que esforzarnos por él.
—¡Hai!
—Dentro de dos años volveremos aquí.
—¿A la casita?
—No me refería exactamente a la casita zopenco. —Sasuke rodó los ojos, pero luego volvió a pensárselo—. Bueno, no es mala idea.
—Volveremos aquí en dos años. —Hinata miró la casita, como si la viera por última vez—. Y… y recuperaremos el Equipo Cuervo.
—¡Eso! —Naruto se paró en un salto—. Seremos tan fuertes que a Itachi-taichou le costara reconocernos.
—Recuperaremos a Neji-niisan…
—Y mataremos a Shisui. —Sasuke asintió con la cabeza, se puso de pie y extendió un puño al frente, Naruto correspondió al gesto con energía, Hinata fue la última en poner el puño junto al de sus compañeros.
—Es una promesa.
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Itachi estaba teniendo problemas para acceder al liderazgo de su clan, pese a que era prácticamente el único candidato posible su gestión había tenido toda clase de obstáculos y enredos burocráticos, tanto con los consejeros de la aldea como con su propio clan.
Un líder debía preocuparse por toda su gente, inspirar confianza en su pueblo y alcanzar los problemas de cada uno de sus integrantes. Itachi siempre había trabajado en las sombras y sabía bien que funcionaba mejor como un apoyo que como el líder a seguir, ¿pero qué podía hacer?, su padre había sido asesinado, Shisui los había traicionado, los mejores hombres del clan estaban muertos.
Era la mejor opción que les quedaba y aunque tuvieran objeciones incluso ellos eran conscientes de ese hecho. No que los hiciera particularmente felices por otro lado.
Itachi nunca había pasado tanto tiempo sin entrenar, solo yendo de un lado a otro con papeles y burocracia, era ciertamente agotador y casi peor que una misión rango B.
Pero aquel día por fin había logrado un avance, el Hokage le había dado luz verde a su papelería, dentro de tres días habría una conferencia con los otros líderes de clan, se harían sugerencias, peticiones y se daría el visto bueno a su candidatura —si todo iba según lo esperado.
Itachi por fin podía respirar en paz después de tantos días, para celebrar su madre había hecho más comida de la que podía comer así que había salido a caminar un poco para ayudar a su cuerpo a hacer una adecuada digestión. El cabello le estaba volviendo a crecer, era un alivio, con el cabello corto se parecía más a Shisui.
Aquello le dolió.
Sin dejar de caminar oteó el cielo, era una tarde agradable, con un sol tibio y un cielo despejado, el escenario perfecto para iniciar un viaje. Si aún hubiese estado activo con el Equipo Cuervo aquella hubiera sido una tarde perfecta para partir en una misión.
—¡Itachi-taichou! —Le sorprendió escuchar la voz animada de Naruto, hacía días que no lo veía por su casa.
—Naruto-kun. —Itachi giró amable en su dirección—. No soy más tu capitán, ya no tienes que llamarme así.
—Usted siempre será Itachi-taichou. —Naruto dio un parpadeo, Itachi sonrió internamente, hacia algunos años ese mismo chico rubio había insistido en llamarlo de otra manera cuando no estuvieran en una misión.
—Entiendo.
—Itachi-taichou. —Naruto se puso muy derechito—. Me voy.
—¿Te vas? —Algo dentro de él, la misma parte que había cuidado y entrenado a ese niño desde los siete años se sintió agitada—. ¿A dónde?
—A un viaje de entrenamiento. —Naruto lo miró directo a los ojos—. Con Ero-sennin.
—Jiraiya-sama. —Itachi lo corrigió.
—Voy a volverme muy fuerte. —Naruto separó las piernas y sacó el pecho—. Me voy dos años.
—Eso es mucho tiempo. —Itachi recordó la de veces que Jiraiya se había emborrachado o los había dejado tirados por mujeres, su primer impulso fue pedirle a Naruto que lo reconsiderara, pero ya no podía hacerlo, no era su capitán.
—Voy a volver dentro de dos años. —Naruto lució repentinamente tímido—. ¿Podría volver a ser mi capitán en dos años?
—Naruto-kun. —Itachi le puso una mano sobre el hombro—. No eres tú quien dejó de ser mi subordinado por no ser suficientemente fuerte, fui yo quien fallo como capitán.
—Yo solo lo quiero a usted como capitán. —Y aquellos ojos azules como el mar eran sinceros—. ¿Podría ser mi capitán de nuevo?
—Sería un honor ser tu capitán de nuevo. —Aunque dudaba que se lo permitieran.
—Entonces está todo listo. —El rubio sonrío, una de sus clásicas sonrisas que parecían acabar con cualquier oscuridad—. Sasuke se encargara de lo demás.
—¿Sasuke? —Itachi preguntó sin entender, pero ya Naruto estaba señalando a lo lejos.
—Debo irme, ¿puedo escribirle?
—Por supuesto Naruto-kun.
—También le escribiré a Sasuke y a Hinata-chan, ¡es cierto!, Hinata-chan también lo estaba buscando.
—Si es ella no tardará en encontrarme. —Era después de todo una especialista en el rastreo.
—Adiós Itachi-taichou. —Naruto hizo una seña de optimismo con el pulgar hacia arriba—. ¡Volveré pronto!
—Adiós Naruto-kun. —Con cariño le revolvió el cabello, pensando para sus adentros si el rubio crecería mucho más cuando volviera. Naruto se dejó hacer, con gesto de que lo disfrutaba, luego terminó de despedirse y partió corriendo.
Era como una estrella fugaz, rápida, hermosa y capaz de cumplir los sueños.
En cuanto la figura del rubio se perdió en la distancia Itachi giró hacia su derecha, Hinata estaba escondida detrás de un árbol y veía a Naruto irse con algo de melancolía.
—¿No va a despedirse Hinata-dono? —La niña negó con la cabeza, seguramente le era difícil despedirse de la persona que le gustaba—. Naruto-kun dijo que me estaba buscando.
—Sí. —Hinata se puso delante de él, solo hasta entonces Itachi notó con desconcierto que cargaba una mochila y ropa ninja, como si estuviera por partir.
—¿También se va con Jiraiya-sama?
—No. —Hinata dejó caer los parpados, el sol que languidecía le daba de frente—. Pero también me voy. —Itachi quiso preguntar a dónde, quiso preguntar por qué, en lugar de eso asintió brevemente con la cabeza.
—Entiendo.
—Yo-yo también me voy dos años.
—Voy a extrañarla. —Itachi intentó sonreírle, aunque sus dos subordinados abandonándolo el mismo día le dolía más de lo que quería admitir—. Sasuke también… —Enseguida pareció pensárselo—. ¿O es que Sasuke también se va?
—No. —Hinata negó con la cabeza, volvía a parecer una niña pequeña, la misma niña inocente, cándida y vulnerable que un día había sacado de la casa de su padre sin darle explicaciones.
—Hinata-dono. —Solo hasta ese momento había podido decírselo—. Siento no haber sido capaz de protegerla.
—Yo no fui lo suficientemente fuerte. —Levantó el rostro, esa misma expresión que nunca había sido capaz de descifrar—. Por eso me voy.
—Usted ya es fuerte. —No quería que se hiciera ideas erróneas por un fallo suyo—. Es muy fuerte.
—Voy a entrenar las técnicas de mi clan… —Hinata bajó la mirada, cierto, esa era un área donde él no había podido ayudarla en lo absoluto.
—Entiendo.
—Itachi-taichou. —Hinata alzó la mirada, sus mejillas eran rojas como una rosa—. Cu-cuando regrese, ¿sería mi capitán de nuevo? —No creía que Naruto y ella se hubieran puesto de acuerdo para decirle las mismas palabras.
—Por supuesto Hinata-dono. —Con delicadeza le sujetó la mano—. Pero a cambio, ¿podría escribirme alguna vez? —Hinata y él nunca habían sido buenos comunicándose verbalmente, pero algo le decía que una amante de la lectura como lo era Hinata podía expresarse con mayor facilidad con una pluma. Le sorprendió no haberlo pensado hasta que Naruto le había dicho que le escribiría.
—S-sí. —Hinata agachó la cabeza, sonrojada.
—Sé que le ira bien, sé que se volverá más fuerte y sé que volverá. —Itachi le dio un gentil apretón en la mano—. Así que voy a estarla esperando.
—Yo… —Hinata levantó la mirada—. ¡Voy a volver! —Y entonces Itachi le sonrió, una sonrisa discreta que decía todo lo que no podían expresar las palabras—. A-adiós Taichou.
—Adiós Hinata-dono. —La niña se desprendió lentamente de su mano, le dio una última mirada y se marchó. Itachi se quedó ahí, viendo su silueta hasta que desapareció en el camino. Luego regresó a su casa. Sasuke estaba sentado en el pasillo exterior, afilando diligentemente sus kunais, apenas lo escuchó le habló sin levantar la mirada.
—¿Pudieron despedirse de ti? —Era obvio que su hermano sabía que esos dos se iban, seguramente se habían despedido antes de él.
—Sí.
—¿Estas triste? —Sasuke lo miró con el ceño fruncido—. Nunca sé cómo estas. —Eso era cierto, a pesar de tantos años juntos al único al que le había mostrado sus emociones era a Shisui.
—Un poco. —Itachi se sentó al lado de su hermano—. También estoy un poco conmovido.
—No me puedo quedar atrás. —Sasuke terminó de afilar un kunai y lo lanzó a un tronco de entrenamiento—. En dos años debo estar a su nivel.
—Entiendo. —Porque aunque los separara la distancia todos seguían un mismo objetivo.
—Dentro de dos años serás nuestro capitán de nuevo. —Y para Sasuke eso no iba de preguntar si él quería o no—. Tú tampoco puedes oxidarte.
—Creo que en estos días te ha pegado la fase rebelde. —Itachi le acarició la nuca—. ¿Estas entrando a la adolescencia? —Sasuke alzó la nariz con altivez.
—Mientras tú te preocupabas del periodo de Hinata y las erecciones de Naruto yo ya pase por el paquete completo.
—¿A qué te refieres? —Itachi dejó la mano inmóvil en la nuca de su hermano, pero Sasuke rodó los ojos.
—Que hay algunos de nosotros que investigamos por nuestra cuenta así que no necesito ninguna charla.
—Y yo que me había preparado… —Y lo peor era que no lo decía en broma. Sasuke tuvo el impulso de reírse, pero la risa se le había apagado la noche maldita en que Shisui los había quebrado. En lugar de eso apartó el brazo de Itachi y lanzó otro kunai que se clavó justo en la empuñadura del que ya había lanzado.
—Más te vale ser un buen maestro ninja entonces.
—Haré mi mayor esfuerzo.
Itachi estaba en un pozo oscuro, pero esta vez serían ellos quienes lo llevarían fuera, en dos años el Equipo Cuervo volvería.
—Solo espera.
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Notas de Okashira Janet: Un capítulo de transición y el inicio de una nueva etapa, ¡gracias por leer!
Aclaraciones
1 La madre de Ino solo se ha visto en el anime, no se sabe su nombre de pila y parece bastante complaciente (excepto cuando se enoja). Creo que me he tomado un par de licencias literarias con su personaje, pero es que no sabemos demasiado acerca de ella.
2 Para quien no lo haya notado la película que Ino y Hinata vieron fue "Coco". La verdad me resistía a ver esa película porque todo el mundo parecía loco por ella, pero un día me quede atrapada en casa con demasiado frio para teclear y decidí vérmela, lo cierto es que he llorado en la recta final como magdalena.
Leer éste capitulo me ha hecho sentir que los niños están creciendo y logran cuidar de Itachi cuando él se siente tan vulnerable, y sí, es Itachi, la debilidad no va con él y no la demuestra pero me encantó que los niños vean más allá de lo evidente.
Hoy mi perra me ha despertado a las 5 de la mañana porque quería ir al baño así que estoy muy cansada, suficiente de capítulos, ediciones y escribir por hoy.
Gracias por leer
17/08/2023 Jueves
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Equipo Cuervo.
FanfictionLa matanza del clan Uchiha no se lleva a cabo, a cambio Itachi debe liderar el equipo más fuerte y letal que Konoha haya visto en su historia. ItaSasuHinaNaru