Equipo Cuervo.

Las cosas que perdimos en un Bang

EQUIPO CUERVO

Capítulo 30: Las cosas que perdimos en un Bang

Por Okashira Janet

Ino se acomodó el flequillo tras la oreja y miró la hora en el reloj de la pared, le tocaba consulta lo que era un fastidio porque llenar recetas y tratar de mantenerse estoica cuando le estornudaban en la cara los niños no era su máximo, sin embargo había que hacerlo, así que puso su mejor cara de negocios y abrió la puerta donde la esperaba su paciente.

―Buenos días, soy Yamanaka Ino, el medico de consulta del día de hoy... ―El resto de la presentación se le quedo en el aire cuando descubrió sentado frente a ella a un joven de enormes ojos negros y vestimenta tan particular que caía en lo ridículo―. ¿Lee-san?

―¡Yosh! ―El chico saltó de un brinco de la mesa de exploración, su habilidad manteniendo el equilibrio en una sola pierna era encomiable.

―¿En qué puedo ayudarte? ―A su pesar Ino sonrió, aquel joven siempre era tan emprendedor y arrojado que uno no podía hacer otra cosa más que reconocérselo.

―Kakashi-san me ha dicho que sería buena idea que me revisaras. ―Lee puso una mano al frente como en pose de defensa, Ino arqueó ambas cejas.

―¿Alguna situación en particular?

―Esto. ―Lee levantó el muñón envuelto en el spandex verde―. Dice que tienes experiencia con prótesis.

―Oh sí. ―Enseguida los ojos de Ino relampaguearon, acababa de tomar todo un curso de prótesis ninja y era alucinante, las prótesis lograban que la perdida de una extremidad se tornara en una ventaja durante el combate―. Enséñame. ―Alborozada Ino puso ambas manos en su cintura y exigió.

―¿Enseñarte? ―De manera incomprensible Lee dio un pasito atrás.

―El muñón. ―Ino aclaró como si nada―. Necesito verlo para saber qué prótesis necesitas.

―Pe-pero... ―Lee retrocedió otro paso, su cara enrojeciendo.

―¿Necesitas la presencia de un hombre? ―Ino añadió de la manera más profesional posible―. Puedo pedirle a un enfermero que...

―No. ―Lee respiró hondo, como diciéndose a sí mismo que estaba siendo tonto―. Es que no lo pensé y me he puesto... ―Señaló su spandex verde de una sola pieza.

―Puedes cambiarte detrás de esta cortina. ―Ino hizo amago de jalar la cortina para darle privacidad, pero para su bochorno Lee guiñó un ojo sonriendo con aquellos dientes tan blancos.

―¡No será necesario!, ¡he venido al médico, tu eres un médico y debes revisarme! ―Antes de que Ino pudiera decirle que no era necesario que ninguno de los dos la pasara mal Lee se abrió el spandex, lo bajó hasta la rodilla de la pierna buena y de un salto volvió a sentarse sobre la mesa de exploración, luego la miró expectante, con aquellos ojos enormes de cachorro bueno. Ino hubiera querido carraspear la verdad, Lee se veía mitad ridículo con esos calzones pasados de moda parecidos a los que usaban los luchadores y mitad calentorro porque nadie que tuviera esos pectorales podía verse de otra manera que no fuera calentorro.

―Sí bueno... ―Ya antes otros hombres se le habían desnudado enfrente para ponerla nerviosa, molestarla y/o intentar seducirla, pero en los ojos de cachorro de Lee era obvio que sus pensamientos no iban por ese lado―. Vamos a ver. ―Así que se puso unos guantes y sopeso el muñón, la cicatriz quirúrgica casi no se veía, habían hecho un trabajo excelente, además aquel muslo era puro musculo, una prótesis entraría perfectamente ya que el corte había sido por arriba de la rodilla, podían agregar una articulación artificial.