1 - Madrid

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Lo que nos roban cuando nos dejan siempre es el futuro.

Nicole Muller "Denn das ist das Schreckliche an der Liebe"



9 de octubre de 1985

Desde la ventana del tren el paisaje corría demasiado rápido, no se paraba ni un rato, y en cualquier caso la mente de Amelia estaba en otro lugar.

Estaba ilusionada.

Ciertamente no era la primera vez que iba a Madrid, pero esta vez era distinto, iba para quedarse.

El pueblo cerca de Caceres en Extremadura en el que nació, y donde siempre había vivido, la oprimia desde hacía tiempo. Ir a vivir a Madrid siempre fue su sueño pero, hasta aquel momento, no habia sido capaz de romper los lazos que la ataban. En realidad el único vínculo que sentía, tenía un nombre preciso: Luisita.

De hecho, desde la graduación, Amelia quería ir a vivir a Marid y quería hacerlo junto con Luisita, pero siempre encontrò una fuerte resistencia.

Amelia y Luisita tenían la misma edad y se conocieron en el collegio. El primer dia de curso, el maestro colocó a los alumnos en los bancos en orden de altura, y las dos terminaron a la misma mesa. A partir de ese momento y por los siguientes 16 años fueron literalmente inseparables.

Cuando Amelia decidió casarse con Luisita tenía siete años y, cuando se lo pidió, la respuesta fue absolutamente alentadora y la rubia le prometió que nunca se dejarian. Y así fue hasta un mes antes.

Fuera de la ventana del tren los colores parecían inmutables, y Amelia regresó a sus pensamientos y a los siete años. Pensó aquel mismo día en que le propuso matrimonio a Luisita, y sonrió cuando volvió a su mente el "sí" como respuesta, y pensò a sus primer beso.

"Ahora somos novias. Tengo que besarte como lo hacen en la televisión".

Luisita primero la miró un poco sorprendida, luego cerró los ojos y con los labios apretados esperó a que Amelia se apoyara con los suyos. Así que quedaron unos segundos con sus labios unidos para sellar ese momento, que nunca olvidarian. A partir de ese momento Amelia no perdió la oportunidad de besar y abrazar a la otra; las actitudes eran obviamente infantiles, pero sus atracción fue muy fuerte desde los primeros momentos.

Al crecer empezaron a tomar conciencia de su relación, primero lo consideraron sólo como un juego secreto, luego comenzaron a construir una historia sólida. Aún no tenían quince años cuando Amelia le pidió a la rubia la "prueba de amor". La otra al principio era un poco reacia, acampó motivaciones sobre la joven edad y la inexperiencia y el retraso tuvo exito durante unas semanas.

Pero justo durante ese tiempo, una noche Amelia se despertó con mucha sed y tuvo que levantarse para ir a la cocina. Trató de moverse lo más cautelosamente posible, tomó las escaleras y notó la extraña luz que venía de la sala de estar. Su hermano Ignacio, mayor de tres años, estaba mirando a la televisión, había apagado el audio para no ser escuchado por sus padres, y estaba viendo un vhs de una película porno. En ese momento las protagonistas de la película eran dos mujeres y Amelia fue hipnotizada tratando de guardar en su memoria cada pequeño gesto para que luego pudiera proponerselo a Luisita. Luego regresó a su habitación sin ser escuchada y esperó ansiosamente a la mañana siguiente.

Salió de su casa ilusionada, y fue alla parada del autobus para ir a la escuela, corriendo. Luisita llegó casi en el mismo momento y Amelia, todavía sin aliento para la carrera, casi no la saludó: "Ahora lo sé todo", le dijo con un aire orgulloso y emocionado.

El futuro robadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora