9 - Verano

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7 agosto 2000

Agosto, el primer verano sola después mas de 3 años con Alba.

Decidió cerrar el despacho por unos quince dias. Después de un fin de semana en el campo en la casa de una pareja de amigos, Amelia hizo la maleta para ir a casa con sus padres.  No tenía ningún deseo de hacer un viaje, querìa tener unas vacaciones tranquilas y descansar.


Llegó al pueblo casi a la hora del almuerzo. Después de pasar unas horas con sus padres, tomó la bolsa con los regalos para sus nietos y sacó un libro y un CD que había comprado para Laia.


Luisita se sorprendió muchisimo cuando abrió la puerta

"Que gusto verte! Pasa."

Amelia entró y le entregó el paquete para la niña: "Esto es para Laia".

"Muchas gracias. Pero, no està. Está de vacationes con su padre en las próximas dos semanas".

"¿Y tu que haces, te vas?" - Preguntó Amelia.

"No. He vuelto hace unos días, fue en las Asturias con mis padres y la niña. ¿Y tu, estás de paso?"

"En realidad no. Para este año he pensado en quedarme aquí, y descansar."

"Bueno." - La cara de Luisita se iluminó - "Me alegra. Si quieres nos vemos unos dias".

"¿Cómo estás?"

"No estoy mal."

"¿Sebastian se está comportando bien?"

"Sí, sí. Fue él quien decidió ir a vivir con su novia, y asì dejar el piso a Laia, y por lo tanto a mí también. Es un padre bastante presente. Y siempre es amable conmigo, tenemos una relación amistosa. Y luego, tengo un trabajo de medio tiempo, hago clases particulares, así que puedo llenar mucho ratos".   -  Hizo una pequeña pausa  -   "¿Y tu? Tu novia?" -   Luisita se atreviò en hacer esa pregunta porque el hecho de verla allí, sola, para las vacaciones, le hizo pensar que tal vez las cosas no iban muy bien.

"Rompimos hace unos meses."

"Lo siento"  -  mintió la rubia.

"Alba es la que se lo tomó peor. Dijo que no soy capaz de amar".

"Tu? ¡No ha entendido nada!"

"Entendió todo, es que... ella no era tú."

Luisita sintió un escalofrío en las espaldas, trató de sonreír a Amelia, pero no pudo contenerse y la besó.

Empezaron a hacer el amor en el sofá, luego la rubia la tomó de la mano y la llevó a la cama. 

A la hora de la cena se pararon y fueron a preparar algo de comer. Se mudaron a la cocina, asì como estaban, desnudas. Prepararon la cena entre risas y besos, recreando el mismo ambiente que cuando eran chicas. Luego volvieron a la cama para continuar lo que habían interrumpido por el hambre.

Después de las once y media Amelia puso una cara triste y le dijo suavemente a la otra: "Es casi medianoche. No me apetece, pero tengo que ir a casa."

"¿Te veo mañana?" - Un poco de miedo Luisita lo tenía.

"No desayunes, te traeré croissants del bar de Pepe."


Era mediodía y de Amelia ni siquiera la sombra.

Luisita empezó a pensar que la morena se había arrepentido, una vez más, de lo que había pasado el día antes.

No tiene importancia, da igual - pensò - fue maravilloso de todos modos, y así inesperado.

El futuro robadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora