15 de noviembre de 2001
También la última caja había sido llevada a su destino.
La nueva casa era hermosa. Amelia y Luisita se enamaron de ella a primera vista. Era un gran ático, con un amplio salón con al frente una enorme terraza con vista al parque. Luisita no podia quejarse de la falta de naturaleza. La encontraron, después de mucha búsqueda, a finales de julio. Entonces las firmas, notarios y algunas pequeñas obras de renovacion retrasaron sus entrada.
En esos 4 meses, los 25 mq del pequeño apartamento de Amelia resultaron más inadecuados que nunca para una familia. Aunque esos primeros días de caos, preparación y novedad fueron recordados, por las tres, como uno de los más felices de sus vidas.
Laia estaba de pie frente a la nueva estanteria en su habitación, todavía indecisa en qué orden poner los libros y los CD.
En su lugar, Amelia y Luisita decidieron abrir las cajas al día siguiente. Se ducharon, comieron algo y se fueron a la cama, exhaustas.
Luisita se deslizó entre las sabanas y finalmente se estiró: "Estoy tan cansada."
"Sí, ya eres vieja" - Amelia se extendió junta a ella.
"Mira, tengo la misma edad que tu ."
"Oh, no, eres mayor."
"Sí, un mes y medio."
Sonrieron y se veían felices, era la primera noche en su casa. La de las dos.
Amelia abrazó a Luisita, y comenzó a acariciarla: "¿Estás realmente tan cansada?"
"Bueno, al final, no tanto." – sonriò y besò a su pareja
13 de mayo de 2006
Amelia estaba sentada en el sofá leyendo y con la cola de su ojo vio pasar a Pablo y Laia por el pasillo.
Se ha convertido en una chica muy hermosa, pensó.
Se parecía mucho a su madre en los rasgos y en las expresiones, pero con los colores oscuros de su padre, que también eran los suyos, y había sucedido que a vecez pensaban que era su hija.
"No me gusta este Pablo en absoluto" - murmuró.
Luisita, que estaba acostada con la cabeza apoyada en el muslo de Amelia, levantó la vista de su libro: "¿Qué le pasa?"
"Es un niño. No es adecuado para ella, que es mucho más madura e inteligente..."
Luisita se echó a reír.
"¿De qué te ríes?" - Laia había entrado en la sala de estar.
"Amelia está celosa!"
"Mamá! ¿Qué hiciste?" – La chica fingió ser escandalizada.
"No de mí, de ti."
"De mí?"
"Sí, no le gusta Pablo. Dice que no es adecuado para ti."
"Basta ya! Pablo tiene que gustarme a mí, no a vosotras. Y no podeis hablar, os habeis elegido que todavía estabais en el cochecito, sin pensar en nadie mas".
"Oh, uno a cero!" - Luisita logró mantener la sonrisa en sus labios a pesar de la expresión muy seria de su hija.
"Voy a estudiar" - Laia le dio las espaldas y salió de la habitación.
Tan pronto como la chica se había ido, Amelia empezó a hablar de nuevo.
"¿Se puedes saber que dije tan divertido?"
La rubia se sentó en sus piernas a horcajadas y comenzó a acariciarle el pelo.
"Te has comportado como un padre celoso! Sabes, esos padres que piensan que ningun otro hombre al mundo es adecuado para su hija".
Amelia trató de defenderse de alguna manera, pero a estas alturas ya estaba mucho más ocupada poniendo las manos bajo la sudadera de su pareja, acariciándola.
Luisita le pidió que se detuviera, esperando que no lo hiciera.
Cuando Amelia también añadió besos, la rubia trató de ser más convincente: "Amor, no aquí".
"Vamos a la terraza. Me gusta mucho hacerlo en la terraza".
"No. Hoy hace frío todavía"
"Vale. Así que corriendo a la cama?"
Luisita se levantó y se dirigió al cuarto. Pasaron por delante de la habitación de la hija, la puerta estaba cerrada y se podía escuchar música, podían estar tranquilas un rato.
4 de febrero de 2014
El pasillo del hospital era frío y aséptico. Demasiado silencioso.
Amelia estaba apoyada contra el marco de la ventana y mirando hacia fuera.
Alba salió del ascensor y cuando la vio se apresuró y la alcanzó.
Se habían visto un par de días antes, después de tantos años, pero no hablaron de ellas. Intercambiaron sólo unas pocas palabras, pero no por frialdad o desinterés, sólo porque no era el momento adecuado.
Alba estaba muy cerca y Amelia se dio la vuelta. No dijeron ni una palabra, pero fueron suficiente un "no" con la cabeza y los ojos rojos de Amelia para hacer entender a Alba que no había nada mas que hacer.
Natalia estaba muerta.
Se abrazaron, y justo en ese momento Luisita salió de la habitación.
Aunque sólo se habían visto una vez, y más de 15 años antes, se reconocieron de inmediato. Luisita saludó amablemente, y luego hablò con Amelia.
"Sería el momento que Marina descanse un poco. El doctor me dio unas pastillas para hacerla dormir. Podemos llevarla a nuestra casa para no dejarla sola".
"Sí, está bien, vamos. El tio de la funeraria también me pidió que fuera con ellos. Os dejaré en casa y terminaré estos recatos."
Luisita asintió con la cabeza y regresó a la habitación para recoger a Marina.
"Veo que has conseguido hacer realidad tu sueño" - dijo Alba.
"Sí."
"¿Y eres feliz?"
"Muchisimo."
"Me alegro" – dijo Alba con la boca ciquita.
"Tu, que tal ?"
"Todo está bien... como siempre."
En ese momento Marina salió de la habitación y vio a Alba, la abrazó y estalló en lágrimas de nuevo.
Luisita estaba nel cuarto preparando el sofá-cama para dejar descansar Marina que, en ese momento, estaba en la ducha. Ella había estado al lado de Natalia durante todos los últimos días, y nadie tuve el valor de pedirle de descansar. Pero ahora era el momento de cuidar de ella.
Natalia y Marina fueron las primeras personas que Luisita conociò llegando a Madrid. Y su presencia y el cariño que le mostraron fueron fundamentales para que ella se sintiera a gusto. Y ese cariño fue plenamente correspondido desde el principio. Incluso ahora, todos los gestos que cada una podía hacer para las otras estaban lleno de amor.
Marina finalmente estaba dormida.
Luisita entró en la sala de estar y encontró a Amelia sentada en el sofá en silencio, casi en la oscuridad. Se acercó y se sentó junto a ella, apoyando la cabeza sobre el hombro de su mujer. La morena de inmediato puse su brazo alrededor de los hombros de la rubia, quien le pasò un brazo sobre la cintura. No hablaron durante varios minutos, pero ese silencio y ese abrazo eran llenos de amor, gratitud y promesas.
* * *
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El futuro robado
FanfictionSe puede renunciar al amor por las convenciones, las responsabilidades, por un sentimiento de culpa? Asì arriesgarnos a comprender demasiado tarde que nos estamos robando el futuro, privándonos de la oportunidad de nuestra vida? Una historia que emp...