12 de junio de 2052
Su marido Emilio estaba con el coche al portal. Laia salió del apartamento y se dirigió a la otra escalera del edificio para ir a la casa de sus madres.
Luisita y Amelia ya estaban listas. Se habían preparado rápidamente después de su llamada. Y ahora todos iban juntos para ver a Lourdes, sus nieta, que acababa de dar a luz.
Se metieron en el coche y Emilio estaba con una sonrisa fija en su rostro, conducia y sonreia.
Laia le conociò cuando tenía 23 años, en la fiesta de cumpleaños de Begonia, la hija de Jesus Gutierrez, compañero de trabajo de Amelia. Se gustaron de inmediato, pero ella quiso graduarse y conseguir un trabajo antes de ir a vivir juntos. Y después de ganar el concurso de profesora, capituló ante la insistencia de su novio y se casaron. Sin embargo, ella exigió que encontraran un piso cerca de su madre, y tuvo la suerte de encontrarlo en el mismo edificio.
Había soñado y vivido una historia de amor casi tan hermosa como la de su madre.
Su madre y Amelia habían estado enamoradas durante mas de ochenta y dos años.
En todos los años que había dividido con ellas, entendiò plenamente lo que significaba amar, ser la mitad de alguien. Les oyó reír muchisimo y les vio apoyandose mutuamente en todo tipo de ocasiones. Les sorprendiò besarse en la cocina después de casi cincuenta años juntas. Y seguramente lo siguieron haciendo hoy.
Otra luz roja. El tráfico parecìa moverse demasiado despacio.
Para este niño estaban experimentando momentos de alegría como ya fue por el nacimiento de Lourdes, quien pasò mucho tiempo con sus abuelas. Ellas la amaban, cuidaban, educaban, mimaban y Lourdes las adoraba. Y incluso hoy, la joven pasaba a visitarlas cada 3 o 4 días.
Finalmente la entrada del hospital.
Laia estaba emocionada, pero un poco triste tambien, porque su hija no había tenido tanta suerte como ella y como sus madres.
Lourdes y Ricardo, su ex pareja, se separaron poco antes de darse cuenta de que ella estaba embarazada. Decidieron quedárse con el bebé de todos modos, porque también sabían que podían contar con sus familias. Como su madre lo hizo con las abuelas.
Y por cierto todavía era joven, seguramente algún día Lourdes podia encontrar alguien que pudiera querer a ella y a su hijo. Después de todo, Laia también consideraba a Amelia su familia.
Habitación 14.
Lourdes estaba en la cama media dormida, pero cuando vio entrar a su familia se recuperó y una hermosa sonrisa iluminó su cara.
Despues de muchos abrazos y besos, Emilio preguntó: "Pero entonces, ¿Como se llama mi nieto?"
"Como las bisabuelas, Luis Amelio."
Amelia estaba aturdida y emocionada, pero tan increíblemente, inmensamente feliz. Y lo único que pudo decir o hacer fue buscar la mano de Luisita.
8 de mayo de 2059
Amelia fue a la consulta buscando el Dr. DeLa Vega, su médico, para pedir los medicamentos habituales.
El médico salió de la oficina acompañando al paciente que acababa de visitar, y la vio hablando con su asistente, y se sorprendiò en verla sin Luisita. Se acercó a ella y con la cortesía habitual le pidiò que se sentara en su despacho. Amelia se dio cuenta que estaba pasando algo mal.
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El futuro robado
FanfictionSe puede renunciar al amor por las convenciones, las responsabilidades, por un sentimiento de culpa? Asì arriesgarnos a comprender demasiado tarde que nos estamos robando el futuro, privándonos de la oportunidad de nuestra vida? Una historia que emp...