Capítulo 3

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"Dulce Venganza"

—Vuelvo a decirlo, es tan impresionante la manera en la que piensas, me agrada.

Sonreí mientras tomaba mi mochila.

—Solo intento ayudarte. No me gustaría ver que esos desgraciados te hagan pasar malos ratos, a ti ni a nadie.

Taehyung asintió y aceleró el paso para quedar al ras conmigo.

—A la idea que tú diste, estaba pensando que podríamos cambiarlo por pintura, así será más difícil que se quite, ¿qué te parece?

Giré mi cabeza para mirarlo, al parecer tenía más ganas de vengarse de lo que yo pensaba.

—Claro, si quieres yo consigo la pintura.

—Y yo las cuerdas —sonrió.

Involuntariamente sonreí pero giré mi cabeza para que él no viera eso.

—Gracias por apoyarme, Jeun —comentó una vez que llegamos a la esquina de la calle principal.

—No es nada, para eso están los amigos.

Asintió con una comisura levantada. Tomó su mochila y la dejó en la canasta de su bicicleta.

—Por cierto, ¿quieres que te lleve? El bus se ha ido y puedes tardar más en llegar a casa.

—Esta ocasión no hay lluvia que pueda detener que camine un rato —reí.

—Vamos, es un poco de la muestra de agradecimiento, además, para eso están los amigos, ¿no?

Negué con una sonrisa y acepté. Taehyung sonrió y se acomodó en su asiento para que yo pudiera pasar una pierna del otro lado, guardé bien mi celular dentro de la mochila y lo abracé por la cintura, volviendo a sentir su adictivo aroma característico de él.

Taehyung se inclinó un poco para dar inicio al trayecto por recorrer y nos quedamos en silencio disfrutando del día hasta que él tomó la iniciativa para una entretenida plática hasta que llegamos a la calle donde se encontraba mi casa.

—Lo más probable es que hoy vaya a hacer compras con mi madre, si es que está, así que le diré que es para un proyecto y mañana podremos juntarnos antes de clases para comenzar.

—Me parece bien, entonces nos vemos mañana —me bajé de la bicicleta y lo miré.

—Claro. Nos vemos, Jeun.

—Nos vemos... Taehyung —musité lo último mientras veía como se alejaba con la mirada fija en el camino y el aire favorecía su suave y fino cabello.

Una vez que desapareció de mi vista decidí entrar al edificio a un paso lento. Estando adentro saludé al pequeño felino y seguí la rutina de cada día, a excepción de la hora de hacer tareas. Abrí un cajón del armario y busqué entre la ropa un pequeño frasco de metal.

—Bingo.

Cerré el cajón y me senté sobre mi cama para abrir el frasco, unas cuantas monedas se salieron y las conté.

¿Cuánto cuesta un balde de pintura? ¿Y si llevo menos dinero? No, mejor me llevo todo por si acaso.

Volví a meter todo en el frasco y me coloqué un suéter tejido de colores, corrí a toda velocidad a la puerta principal mientras tomaba las llaves y con la otra mano me colocaba los tenis. Abrí la puerta y frené en seco cuando mi madre apareció con cara de haber visto un cocodrilo caminando en dos patas.

—¿A dónde crees que vas, señorita?

Miré la hora en el reloj de la cocina y solo tenía 10 minutos para llegar antes de que cierren.

𝐩𝐡𝐨𝐭𝐨𝐠𝐫𝐚𝐩𝐡 || kim taehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora