Capítulo 3

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El camino a la tienda era un poco largo de donde estaba su edificio, sin embargo, ese momento para Jungkook era un poco relajante. Eran quizás pasadas de las once de la noche, en el momento en que volvía con una bolsa llena de comida instantánea y bebidas alcohólicas. El frio traspasaba su delgada sudadera negra y el viento desordenaba aún más su cabello, pero se sentía tranquilo con el silencio y la soledad del lugar. Pensaba que aquello debía ser hasta terapéutico, para alguien que ha estado encerrado en su habitación.

Pero un sonido en particular le hizo desestabilizar su tranquilidad, la misma que lo había seguido hace unos días, cada vez que salía de su departamento, estaba ese sonido que lo seguía, unos constantes pasos.

Al principió pensó que quizás, Namjoon había mandado a vigilarlo por si se le ocurría hacer algo, pero luego dejó de creer en ello porque no los hubiera mandado a estar escondidos. La probabilidad más certera era que alguien lo estuviera buscando para robarlo desde hace tiempo. Por lo que, aseguro su piso y en los momentos en que se sentía perseguido activaba todos sus conocimientos como policía, pausando, deteniéndose y escondiéndose para atrapar al presunto seguidor, pero como siempre este no caía en sus trampas. Volviéndose una sombra, una sombra que por un momento, dejó sin escapatoria a Jungkook, llevándolo a correr por las calles oscuras, no huyendo en realidad, si no dejando que su depredador lo empezara a cazar para terminar cazándolo él.

Como lo predijo por primera vez, los pasos lo empezaron a seguir, la sombra cobró figura y eso lo podía ver a través de los diversos espejos. Corrió en círculos hasta que llegar a un callejón sin salida, con la intención de al fin obtener al que se creía su cazador.

En el oscuro y sucio lugar solo se podía ver botes de basura, con cuidado Jungkook dejo su bolsa de comida que en ningún momento había soltado sobre el suelo, llevando su mano hacia atrás y enrollando sus dedos sobre el arma que estaba en su espalda, aquella que siempre traía consigo aún cuando estaba de civil.

Espero y espero.

Hasta que su cazador llegó a la entrada de la calle, el misterioso hombre lo miraba mientras regulaba su respiración, Jungkook no podía distinguirlo o colocarle una cara conocida, ya que estaba completamente cubierto, desde un gorro que tapaba todo su cabello, hasta cubre bocas y lentes.

– ¿Qué es lo que quieres? – La luz no ayudaba mucho a Jungkook, ya que solo dependía de la luz de la luna, aún así no tenia miedo y el hombre tampoco parecía alterado por verse atrapado – ¿Te mando alguien? – preguntó de nuevo pero como respuesta solo obtuvo que se empezará acercar a pasos rápidos y con seguridad.

– ¿Qué haces? ¡Detente! – Antes de que acercará más de lo que estaba, Jungkook saco su arma apuntándole directamente a la cabeza, quedando la punta de su armas a escasos centímetros del rostro cubierto.

Jungkookno estaba vacilando, en su mirada se podía notar la seguridad con laque sostenía aquello, sin temblare el pulso en ningún momento –Da un jodido paso más y te aseguro que dejo un lindo adorno en tu frente – declaró y aún con el cubre bocas puesto, pudo notar como el otro embozaba una sonrisa.

– ¿De qué te ríes? – el misterioso hombre escondió sus manos en los bolsillos delanteros, levantó los hombros y sin hacer algo más, dio media vuelta y se retiro.

– ¿A dónde vas? – Él sabía que no estaba huyendo, pero no sintió el animo se seguirlo, estaba agotado, su estado físico había empeorado desde hace un mes. Una parte dentro de si mismo temía de cual era la verdad que escondía aquel hombre. Debía estar preparado, para la próxima vez, quizás no correría con la misma suerte.

Sin embargo, una cosa era lo que pensaba y otra muy distinta lo que hacia. Sus días seguían siendo encerrado en su departamento, viendo por la ventana como el día transcurrir y la noche igual. En cada momento se ponía una excusa nueva para no hacer algo, para no ordenar su casa, para no hacer ejercicio, para no arreglarse y para no hacerse de comer. Era como un ciclo vicioso donde la pereza era el mayor impulso.

Se estaba dejando caer.

El timbre de su casa sonó haciéndolo reaccionar de su trance, lo ignoro en los primeros dos pero se volvía insistente, por lo que se levantó sin ánimos, arrastrando sus pasos hasta llegar a la puerta. Al abrir la puerta se encontró una peculiar cabellera azul.

– Hola Taehyung ¿Deseas algo? – el chico le sonrió con amabilidad mientras se recostaba en el marco de la puerta.

– Hola Jungkookie – contesto en un tono bajo, rosando lo sensual y coqueto.

– ¿Terminaste de mirar mi estado miserable? ¿Vienes a algo, no? – esta vez Taehyung soltó una pequeña pero melodiosa risa, causando que deforma inconsciente a Jungkook se le erizara los vellos de la piel.

– Solo estaba notando que quizás a tu amigo no le de gusto de verte así. – comentó divertido.

– ¿Qué amigo? ¿De que hablas? – cuestiono Jungkook.


– ¿Hoseok? Esta esperando que le abras abajo, no lo deje pasar porque no sabía quien era, pero vine avisarte – Las alarma se encendieron en Jungkook luego de escuchar aquellas palabras y Taehyung pudo notarlo, después de todo lo dejo a ir parado con la puerta abierta. Le tomo primero importancia a ordenar su casa antes de que alguien le abriera a Hoseok y viera el desastre que estaba siendo.

Primero fue a la cocina y con rapidez empezó a meter los platos sucios en lavaplatos, había hasta comida descuidada en la encimera – No puede ser – Justo cuando tomo uno de los vasos tropezó con un paño en el suelo y se hubiera caído dejando caer el vaso, de no ser por los brazos que lo sostuvieron justo a tiempo.

– ¡Oh gracias! – Jungkook levantó la mirada observándolo de cerca mientras le regalaba una sonrisa, sin embargo, no había terminado por lo que en segundos se soltó para seguir preparándose, yendo esta vez a su cuarto.

Analizó su habitación en segundo, notando seriamente el desastre que había sido todo ese tiempo, llevo sus manos hasta su cabello jalándolo, pero en el acto se dio cuenta de lo sucio y grasoso que se encontraba. Soltando un grito de desesperación se dirigió al baño donde remojo su cabello en el lavamos, colocando shampoo y sacando espuma lo más rápido que podía. Al terminar, tomo una toalla para empezar a medio secarse el cabello, notando al salir del baño como su habitación lucia levemente diferente.

Empezando por el chico de cabellera azul que estaba terminando por recoger su cama y terminado por todas su ropa sucia dentro del cesto, completamente ordenado.

– ¿Qué haces? – Le cuestionó mirándole totalmente sorprendido, Taehyung levantó los hombro restando importancia.

– Solo te ayudo, deberías cambiar esa camisa, esta empapada – Señaló, a lo que Jungkook observó que era verdad. Sacándose la camisa y dirigiéndose a su loseta, sin la más mínima vergüenza por su vecino.

– Gracias por todo, no te lo había dicho. Pero ¿Puedes irte? No quisiera que llegará y te viera aquí – Dijo mientras se colocaba una nueva camisa, pasando desapercibido la mirada de Taehyung en su cuerpo marcado, que a pesar de los días en pena, seguía manteniendo.

– ¿Se enoja tu amigo? ¿Es solo tu amigo? – El verdadero tono de la pregunta, también paso por alto par Jungkook que mantenía su cabeza en otro lado.

– Si es solo eso, Taehyung por favor – Señaló la puerta, a lo que el chico peliazul obedeció saliendo de su habitación y luego de su casa.

– Gracias de nuevo, me salvaste de una – Le volvió agradecer el pelinegro, regalando le una sonrisa.

– No fue nada Jungkookie, prometo salvarte siempre – Juró, levantando la mano derecha como señal de promesa.

Las promesas no se deberían de romper, las promesas son un lindo juramentos que se deberían de mantener hasta el final.

Por eso, Jungkook le sonrió a Hoseok cuando llego a su puerta y lo invitó a pasar, por eso le demostró que se encontraba bien. Porque, Jungkook le había prometido a Hoseok y Namjoon que estaría bien y que si no era así, los llamaría.

Pero Jungkook no estaba bien y sin embargo, no los llamo. Ahora tenia que hacerle creer a su amigo que era así, para que no se enterará que todo ese tiempo, le había mentido.

Miénteme. KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora