Capítulo 38

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El día estaba gris, las nubes tapaban el sol y eso estaba bien después de todo él nunca tuvo espacio en sus corazones, no había viento, ni lluvia, no habían sonidos y el lugar se encontraba completamente solo a excepción de las personas que lo acompañaban, pero él se sentía tan vació, un vació espantoso se instalo en él desde el momento que lo vio cerrar sus ojos.

Jungkook se encontraba completamente de negro, su cabello desordenado y sus ojos hinchados. Atrás suyo se encontraba Namjoon y Hoseok, también Jimin quien lo habían dejado salir con un doctor y una enfermera que se encontraba a una distancia más notable. Nadie más se encontraba en ese lugar y eso poco le importo al pelinegro, puesto que sus ojos solo observaban a la urna delante de él, se encontraba lo más cerca que se podía. 

El dolor que abarcaba en su corazón era inexplicable, no había palabras para expresarlo, no existía cura para su dolor. Los hombres delante de él le preguntaron si ya lo podían bajar, no había sacerdote, era estúpido que hubiera alguno. 

Jungkook pidió un segundo y se acerco a la urna para tocarla por última vez, para despedirse del cuerpo del amor de su vida. De nuevo lagrimas empezaron a brotar de sus ojos, no quería dejarlo ir, no quería pensar que no podría volver a abrazarlo y besarle, no quería.

El dolor se incremento, apoyó su cabeza sobre la madera – Te amo... te amare toda mi vida...cada día pensare en ti...cada día te amaré una vez más...amaré tus recuerdos, n-no te olvidaré – sollozó, mordió su labio inferior y volvió hablar en voz baja, solo para él – E-eres lo mejor que me pudo ocurrir en esta vida... a-aunque tu nunca pudiste sentir lo mismo, aunque tu no me amaras, te amo Taehyung – levanto su cabeza y beso la madera.

– Adiós mi ángel de alas negras – se alejó, dejando de tocar por última vez la madera y le indicó a los trabajadores que lo bajaran. Jungkook observó como empezó a bajar poco a poco, tan lento que lastimaba, en ese momento no le vio sentido a la vida, no encontró un lugar para él, su único hogar se iba a quedar bajo tierra para siempre.

Ya sin evitarlo su piernas doblaron y cayo al suelo, sollozando en alto sin poder retenerse, agarro la rosa blanca a su lado y la arrogo, observo como la urna había llegado al final, donde se quedaría y que luego que él se fuera la taparían con tierra. Su amor quedaría sepultado bajo metros de tierra.


"– Hyung ¿le temes a algo? – era de noche, ambos se encontraban acostados, abrazados enredando su piernas debajo de la sabana, el mayor mantenía su cabeza en la abertura del cuello del pelinegro. 

– A perderte, pensar que un día no te vea más me da miedo, si te pierdo mi mente se destrozará – respondió. Y era verdad, Taehyung temía que si un día el menor decidiera dejarlo y él no haya podido evitarlo, haría que sus demonios de liberaran y entonces él no tendría control sobre si. Él no lo quería, lo necesitaba.

– Si un día me faltaras, destrozarías mi corazón Hyung – Jungkook besó la frente del peliazul y lo atrajo lo más que podía, Taehyung era su vida y no podía cambiar eso. 

– Jungkook, vamos a envejecer juntos, así que controla a mis demonios por favor – él asintió.

– Cuida de mi corazón Taehyung – en un sello de sus palabras unieron sus labios." 


– No cumpliste Hyung – dijo observando el cielo – Rompiste mi corazón – las lagrimas seguían rodando por sus mejillas, Jungkook alzo su brazo a la altura de su cara y observo el tatuaje que quedo marcado en él. Jungkook no entendía porque la vida lo trataba de esa manera, había sufrido cuando era un niño, paso por cosas que no debió, le robo a sus padres y hermana, y ahora al amor de su vida. ¿Qué más quería de él? ya no tenia nada, lo perdió todo.

No intentaría borrar a Taehyung de su vida, no lo olvidaría, él estaba marcado en su corazón y sus manos ya habían trazado recuerdos en su cuerpo, no iba a pensar en un futuro, en un futuro donde su chico no estaba, no quería pensar en eso. Taehyung no iba a ser una cicatriz en su corazón, él era su corazón y se había partido, había volado lejos dejándolo a él atrás. Respirar ya no sería fácil, abrir los ojos cada día con la tortura de estar solo deseando no haberlos abiertos, dar un paso sin sostener la mano del peliazul. Su vida no sería igual. 

Detrás de él Jimin se mantenía en silencio, soltando una que otra lagrima. En cambio Hoseok y Namjoon se mantenían al margen estando ahí solo por su amigo. Pero a los tres le dolía ver lo que causo Taehyung en Jungkook, la manera en que lo había mantenido y como lo dejo caer solo para salvarlo... quizás Taehyung si sintió algo por él como para sacrificarse, pero ahora lo había dejado destrozado. Y sabían que Jungkook no iba a volver a ser el mismo.

Jungkook se levanto del suelo y miro una vez más la urna y se marchó del lugar solo, no volteo a ver a los mayores solo rodeo el lugar y se fue.

– Eres mi ángel, entonces me acompañaras a donde sea ¿no? – dijo observando el cielo gris mientras caminaba por una cera donde no había nadie, nadie que los juzgara por hablar solo, pero aún si lo escucharan no le importaría ellos no saben lo que él tuvo y tiene que pasar. Y como si de un manto se tratara la noche cayo rápidamente. 

– Se que siempre te encontraré en la oscuridad – sonrió viendo la luna, parando su andar. – Te amo Kim Taehyung

Miénteme. KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora