Capítulo 8

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El día se colaba con todo su esplendor por las habitaciones y sala de la casa. Los padres de los gemelos se encontraban preparando el picnic y desayuno para la salida al parque que harían. En el piso de arriba la puerta del cuarto de Jimmy y Jimin estaba cerrada con seguro aunque sus padres no supieran de ello.

Después de lo que habían hecho en la tina se habían ido a dormir casi al instante, rojos de vergüenza y evitando el contacto visual con el otro. Ambos se habían despertado hace unos segundos pero no se atrevían a verse, cada uno estaba sentado en su propia cama con sus peluches. Jimin observó de reojo a Jimmy y lamió sus labios.

— ¿Jimmy? —Llamó tímidamente.

— ¿Sí Chimchim? —Preguntó Jimmy tomando un potente rubor en sus mejillas sin voltear a verlo.

— ¿Dormiste bien? —Jimin aventó las cobijas y avanzó dando brinquitos hasta la cama de su hermano.

— Mucho, descansé como nunca. —Confesó Jimmy sonriendo al ver a su hermano en su cama con una adorable sonrisa. — ¿Tú?

— ¡Muy bien! —Exclamó Jimin entusiasmado. —Me sentí un una plumita muy sabrosa.

— ¿Crees que fue por lo de ayer? —Preguntó Jimmy tomando un fuerte rubor. — L-las cosquillas raras…

— No lo sé, es muy raro. —Jimin abultó sus labios. — Quizás fue por la lechita de fresa que tomamos en la noche, ¡o el rico baño de burbujas!

— ¡Quiero un patito de hule! —Exclamó Jimmy. — Vamos a decirle a mami.

— Sí. —Jimin apretó sus labios. — P-pero t-tengo un problemita Jimmy.

— ¿Qué pasa? ¿Te sientes enfermito? —Jimmy tocó su frente con dulzura.

— N-no. —Jimin negó con su cabecita. — M-mi cosito duele.

— ¿Duele? —Jimmy abrió sus ojos asustado. — ¡¿Quieres que vaya por mamá?!

— ¡N-no! —Jimin abrió sus ojos asustado. —M-mira…

Jimin se sentó de rodillas en la cama frente a su hermano. Jimmy se sentó con sus piernas cruzadas y apoyado en la cabecera de la cama mientras observaba a su hermano. El rubio señaló sus pantalones de dormir de flores y el bulto bastante notable en su entrepierna. Jimmy ladeó su cabeza sin comprender hasta que Jimin se bajó los pantalones dejando a la vista su rosada y dura erección.

— Oh. —Jimmy lo observó preocupado. — ¿Te duele?

— S-siento cosquillas. —Jimin lo observó. — P-pero me da cosita tocarme, ¡es tan vergonzoso!

— Pero ayer tú dijiste que eran cosquillitas de mariposa cuando te enamorabas. —Jimmy gateó hacia él. — No es malo, ¿o sí?

— Me da cosita. —Jimin tapó su boca mostrándose avergonzado. — Las cosquillas de hormiguita son raras.

— Ahorita se te pasa. —Jimmy lo acostó en la cama. — ¡Vamos a jugar a los lobos! ¡Rawr!

— N-no te acerques mucho a mí… cosito. —Pidió Jimin avergonzado. — Está sensible.

— ¡Ayyyy no seas aburrido! —Jimmy se sentó sobre él causando que Jimin se tornara muy rojo y aguantara el aliento. — ¿Por qué pones esa carita?

— N-no te muevas. —Pidió Jimin rojo. — M-me lastimas.

— ¡Pero Chimchim! —Jimmy puso sus manitas en el pecho de su gemelo. — ¿No sientes calientito? Yo comienzo a sentirme calientito.

— Sí. —Jimin mordió sus labios. —P-pero está mal…

— ¿Por qué? —Jimmy ladeó su cabeza.

— Porque mami dijo que no debemos tocarnos ahí. —Jimin señaló la entrepierna de su hermano sobre él. — Dice que no está bien.

— ¿Pero por qué? —Jimmy puchereó. — ¡Se siente taaaaaan bien!

— No quiero desobedecer a mami.

— Pero ayer estabas muy contento Jimin.

— S-sí pero…

— Bueno, si no quieres pues no te obligaré bobito. —Jimmy se bajó de él y besó su frente. — ¿Pero puedes hacérmelo a mí?

— ¿Ha-hacerte qué? —Jimin se reincorporó en la cama y se subió nuevamente el pantalón de pijama.

— Tocarme. —Jimmy sonrió. — A mí me gustó mucho y quiero hacerlo otra vez.

— P-pero mami d-dijo que tocarse…eso era… —Jimin se tornó rojo. —La palabra prohibida.

— ¿La palabra prohibida? —Jimmy ladeó su cabeza.

— Sexo. —Jimin inmediatamente se tapó la boca apenas lo soltó.

Jimmy abrió su boquita y negó con su cabeza repetidas veces.

— Mami nos había dicho que sexo era cuando un niño y una niña se tocaban. —Jimmy alzó sus pequeños hombros con una sonrisa. — Y la cigüeña traía bebés después.

— Mami dijo que el sexo estaba mal hasta que tuviéramos dieciocho. —Jimin lo observó rojo. — ¡Y-ya no hablemos d-de eso!

— Pero mami dijo que era entre un niño Y una niña. —Jimmy enfocó el “y”. — Y tú y yo somos dos niños Jimin. No es sexo.

— ¿No? —Jimin alzó una cejita. — ¿Seguro?

— Sipi-dipie. —Jimmy asintió. — Tú y yo tenemos cositos y no cositas. Y somos dos niños así que no es sexo Chimchim.

— Tienes razón. —Jimin asintió.

— Esto no es la palabra prohibida bobito. — Jimmy sonrió. — ¡Solo es mucho, mucho amor!

— ¡Muchísimo! —Jimin sonrió. — Mucho amor como el de mami y papi.

— ¡Siii! —Exclamó Jimmy brincando en la cama. — ¡Y mucho amor como el que le daremos a Yoongi-Yoonie! ¿Crees que él sepa explicarnos esto?

— No hay que decirle a nadie, quizás solo a nosotros nos pasa. —Jimin bajó la voz. — Imagínate si a él no le pasa, ¡dirá que somos niños raros!

— ¡Nooo! —Jimmy negó con la cabeza. — ¡No quiero que piense eso!

— No le diremos, ¿oki-doki? —Jimin alzó ambas cejas.

— Será nuestro secretito, promesa de garrita. —Jimmy alzó su meñique.

— Siempre, siempre —Jimin juntó sus meñiques. — ¡Secreto de los mejores hermanos del mundo!

— ¡Por siempre! —Exclamó Jimmy feliz. — ¿Jugaremos a las escondidas en el parque?

— ¡El último en bajar cuenta! —Jimin se levantó en un brinco de la cama y salió del cuarto.

— ¡Eso es trampaaa! —Gritó Jimmy siguiéndolo con prisas. — ¡Chimchim! ¡Nooo!

— ¡A que no me alcanzas! ¡¡A que no me alcanzas! —Carcajeó el rubio desde la lejanía. 

— ¡Eso es trampa! ¡Chimchim! ¡Ven acá! ¡Nooo Jimiiiin!









PRETTY PARK TWINS - yoonmin [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora