X El dolor de un alma en pena

51 6 7
                                    

La búsqueda en internet no había sido tan exitosa como Erik deseaba. Resultó que el apellido Xavier parecía ser más común de lo que pensaba, y la persona celebre más famosa con ese apellido era una gimnasta olímpica llamada Elizabeth Xavier, pero había muerto en 2007. No había un árbol genealógico u otros elementos que le ayudaran a dar con la familia de Charles. Después de cuarenta minutos de búsqueda se dio por vencido y prefirió dormir un rato más.

Erik despertó una hora después y ya iba tarde para su clase. Se alistó apresuradamente y corrió por el campus para tratar de llegar a tiempo. Por suerte, llegó a la par de la Profesora Madden.

— Señor Lehnsherr — lo saludó — Arregle su ropa antes de entrar a clases — dijo señalando que Erik vestía su suéter al revés.

Erik sintió mucha vergüenza, acomodó su ropa e incluso peinó como pudo su cabello.

— Y tenga, no quiero que se quede dormido de nuevo.

La profesora le entregó una botella de jugo de manzana, un par de caramelos y goma de mascar. Él agradeció entre susurros y entró al salón después de ella.

El tiempo pasó muy rápido para Erik, por primera vez en días no se quedó dormido y pudo estar concentrado en todo momento. Al finalizar, cuando los alumnos guardaban sus pertenencias, la profesora le pidió que se quedara a hablar con ella unos momentos.

— Erik, tal vez te desconcierte mi interés por ti. Simplemente me preocupa tu desempeño académico. Eres de mis mejores estudiantes, veo potencial en ti, pero últimamente algo te ha afectado lo suficiente como para quitarte el sueño. ¿Qué pasa?

— Es algo complicado — dijo para hacer tiempo y pensar en una respuesta más convincente, algo que no involucrara su creciente relación con un fantasma. Quizás podía mencionar que tenía problemas económicos, familiares, o culpar al estrés y la ansiedad, pero no se le daba tan bien mentir y decidió no decir nada.

— Sea lo que sea, espero puedas sobrellevarlo.

Él solo sonrió débilmente y dejó el salón clases.

***

Cuando su día escolar terminó, Erik llamó por teléfono a su madre. Platicaron por más de quince minutos antes de colgar. Hablaron sobre su día y lo más sobresaliente de la última semana. Él le habría querido contar de Charles pero no sabía cómo reaccionaría y prefirió no decir nada.

Erik se estaba ahogando en sus pensamientos, ojala pudiera contarle a alguien de Charles. Así se sentiría menos solo... Aunque al menos él podía interactuar con alguien más, en cambio el alma de Charles había pasado tanto tiempo en soledad. Tenía que verlo, necesitaba estar con él.

***

Erik saludó a Charles, y en cuestión de segundos el fantasma apareció.

— Buenas noches Erik — respondió con amabilidad — Me disculpo por lo que aconteció ayer.

— Descuida, no es nada que no haya visto en alguna película de terror alguna vez.

— ¿Una película?

Erik sonrió, olvidaba que Charles era ajeno al mundo moderno y tenía que explicarle muchas cosas. — Hmm sí, una película es como si los cuadros de pintura tuvieran movimiento y sonido, y fueran uno tras otro. Tal vez alguna vez podamos ver una película juntos.

Charles sonrió desconcertado. Erik acababa de invitarlo a... ¿una cita?

— Me intriga un poco pero no pude terminar de contarte mi relato.

— Bueno, te escucho — dijo después de sentarse en el pasillo.

— Recordé un par de cosas, tenía una hermana mayor, ambos vivíamos con mis padres. Ella se iba a casar con un médico. Eso me convertía en el heredero de la fortuna de mi padre.

— ¿Eras de la nobleza o algo por el estilo? — interrumpió Erik.

— No, solo mi familia tenía mucho dinero. Comerciaban... bueno no lo recuerdo con claridad. Pero a mis padres les encantaba la idea de poder ser de la nobleza, por eso trataron de casarme con una dama importante.

— ¿Y lo lograron?

— Morí antes de que eso pasara.

— Supongo que tenías otros planes, no sé, casarte por amor y no por conveniencia.

— Conocí muchas señoritas bellas y de buena familia, pero nunca pude enamorarme de ellas.

— Entonces, ¿nunca te enamoraste?

Charles se quedó callado por unos momentos. Claro que se había enamorado, y de qué forma.

— Me enamoré, sentía que el pecho se me quemaba cuando veía a esa persona, aunque nuestro amor era algo prohibido — desvió su vista hacía otro lado — Mi padre me dio una golpiza cuando se enteró, parecía que prefería verme muerto. Creo que llegó a odiarme — dijo Charles melancólico.

Erik sentía pesar por lo que recién escuchó. Charles volvió la vista a su interlocutor, era increíble lo parecido que era a él, a Magnus.

— Erik, ¿cómo es el amor ahora? ¿Es más libre?

La pregunta desconcertó a Erik, las respuestas podían ir más allá de un si o no. Probablemente tendría que revisar su concepto de libertad y amor, y responder a partir de ahí, pero no quería dominar la conversación y dio una respuesta simple.

— Aunque todavía hay muchos prejuicios, diría que sí. Hay un poco más de libertad que años antes.

— Entonces, si dos hombres decidieran estar juntos porque se aman ¿podrían hacerlo con libertad?

Erik sintió que su corazón palpitaba más rápido. La implícita declaración de Charles le provocó una extraña sensación de alivio.

— Por supuesto, incluso pueden casarse y adoptar. Claro, no en todos los países, pero ya no son tan perseguidos y señalados, al menos es lo que sé — hizo una pausa para observar la inexpresiva cara del fantasma. — Lo preguntas porque estuviste enamorado de... otro hombre.

Charles asintió muy lentamente, porque lo invadió una oleada de recuerdos hermosos y dolorosos.

— ¿Y tú, Erik? ¿La rubia del otro día es tu novia?

De nuevo, otra pregunta desconcertante, a la cual él negó con rapidez diciendo que era solo su amiga. Charles también sintió alivio al conocer la respuesta. Cuando Erik estaba a punto de decirle que a él también le atraían los hombres, una voz pidiéndole que guardara silencio los interrumpió.

— ¿Hablabas solo? — inquirió la bibliotecaria.

Erik mostró el audífono inalámbrico en su oreja pero fue reprendido, y se le advirtió que no volviera a hacerlo.

— Será mejor que nos veamos mañana.

— No Charles, podría escucharte toda la noche, toda una eternidad si fuera posible — susurró.

El fantasma ya no contestó, y desapareció ante los ojos de Erik; quien sentía unas inexplicablesganas de llorar. De pronto, la temperatura descendió, y una ráfaga de aire abrió todas las ventanas y puertas del edificio. Erik se puso de pie rápidamente, y todos los que estaban ahí dejaron dehacer sus actividades ante el parpadeo de las luces. Todos atribuyeron el suceso al clima o una falla eléctrica, pero solo Erik supo que se debía al dolor de un alma en pena.



.

.

.

.

Hola, al fin les traigo un nuevo capítulo. Espero les haya gustado.

Muchas gracias por la paciencia que me tienen y por la oportunidad que le han dado a esta historia. 

:)

Más allá de esta vida CHERIKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora