VIII No quería morir

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1756

Charles nunca llegó. Esperé por horas, rogando por verlo correr apresurado hacia mí... Pero nunca llegó.

Era la tercera vez que intentábamos huir, y creí que sería la definitiva. Pensaba que esta vez sería diferente, quizás así tendríamos la oportunidad de ser felices. Aunque parece que la felicidad no está permitida para personas como nosotros.

Maldición.

Tal vez el padre de Charles cumplió su amenaza, y en estos momentos Charles este de camino a Francia o enlistándose en el ejército. Pobre Charles, debieron descubrirlo al momento de escaparse de casa, lo mal que lo debe estar pasando.

Y todo por mi culpa. Debí marcharme, irme lo más lejos posible en cuanto mis sentimientos por él acrecentaron. Sin embargo, los momentos a su lado, fugaces y escasos, han sido de los más maravillosos de mi vida. Por eso, no puedo permitirme estar lejos de él.

Tengo que saber qué le impidió reunirse conmigo, tengo que asegurarme que esté bien.

Actualidad

Charles tenía tanto que decir que no sabía por dónde empezar. Sentía la mirada impaciente de Erik, y por fin se animó a hablar.

— No quería morir.

— Naturalmente, nadie en su sano juicio quiero eso. Incluso, hay personas a las que les aterra la idea de partir de este mundo — interrumpió Erik.

Charles asintió — Lo sé, ¿a ti te da miedo morir?

— Hablamos de ti, no de mí — dijo para evadir la respuesta. Pero siendo sincero, la muerte le causaba cierta preocupación que no contaba a nadie.

Erik sabía que morir, biológicamente hablando, era algo natural en el ciclo de vida de cualquier ser vivo, un hecho inevitable. Después de nacer, la muerte era lo más seguro que las personas tenían.

—Es cierto, hablamos de mi — dijo Charles sacando así a Erik de sus divagaciones sobre la dicotomía de la vida y la muerte. — Pero puedo notar que te aterra un poco la idea, y es comprensible. Mírame a mí, ¡creía que todo era un sueño!

— ¿Es decir ...?

— No supe en qué momento morí.

Sin saber por qué, la respiración de Erik se tornó más agitada después de lo que acababa de escuchar. Con ambas manos indicó a Charles que deseaba pausar el relato por un momento. Luego tomó varias bocanadas de aire.

— ¿Te encuentras bien?

Charles miró como su interlocutor asentía pero sin ver mejora en él. Entonces, extendió lentamente su mano para tocar el hombro de Erik, quien sintió escalofríos por todo su cuerpo ante el tacto del fantasma.

— Estás frio.

Charles dejó de tocarlo.

— Es normal, estoy muerto — dijo algo apenado y Erik se limitó a sonreír mientras asentía

— Perdóname, no sé por qué me he puesto así. ¿Podrías continuar, por favor? — rogó y el espectro asintió.

— Como te decía, paso mucho tiempo antes de darme cuenta que había muerto. — la mirada de Charles se ensombrecía mientras su relato avanzaba — Iba a escapar, corría, pero de pronto estaba en casa... y luego ¡alguien gritaba mi nombre! Pero no veía nada, todo era oscuro, todo era oscuro... muy oscuro.

Erik tenía el ceño fruncido, trataba de buscar algo de lógica en lo que escuchaba.

— Íbamos a ir en barco, lo habíamos planeado pero nunca llegué. ¿Por qué no llegué?

Charles deliraba, y su apariencia comenzaba a volverse tétrica, casi cadavérica. Erik empezaba a asustarse. La situación empeoró cuando una mancha marrón, que por momentos se volvía color escarlata, se esparcía por todo el costado izquierdo de Charles.

— ¿Estás sangrando? — preguntó Erik retrocediendo un poco.

El fantasma volvía la vista a su abdomen, lo tocaba y la mano se llenaba de sangre al instante.

— Entonces, así morí. Me mataron.

Las conclusiones de Charles aterrorizaron a Erik, y ambos se quedaron viendo al inexplicable charco de sangre que comenzaba a formarse.

— Ayúdame, te lo suplico.

Erik se acercó para intentar hacer algo, pero lógicamente no había nada que hacer. Charles ya no era un ser vivo, todo se trataba de una visión, y a pesar de eso se sentía tan real.

— ¡Ahí estás!

Una voz femenina y los pasos acercándose hicieron que Charles se fuera y que Erik volviera a la realidad. 

Era Emma.

— Sabía que estarías aquí, pequeño ratón de biblioteca.

Erik se molestó ante la inoportuna presencia de su amiga, se levantó con dificultad, tratando de disimular lo que había vivido momentos antes.

— Estás muy pálido, parece que hubieras visto un fantasma. ¿Te encuentras bien?

Emma, si supieras.

— Si, no he comido nada, es eso. ¿Por qué me buscas?

— Tengo algo que contarte y no puede esperar. Te lo diré mientras comemos algo, yo invito.

Ella se veía emocionada, y lo que tuviera que decir parecía importante.

— De acuerdo, ¿podrías adelantarte? Tengo que regresar algunos libros — mintió y su amiga fue delante de él dando pequeños saltos.

— Charles — susurró— No te dejaré solo, voy a ayudarte, lo prometo. — dijo todavía en susurros. — Lo prometo.

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Hola, espero les haya gustado este capítulo. Si es así, no duden en dejar sus comentarios, impresiones o lo que creen que pasará entre Charles y Erik.

Gracias.

 

Más allá de esta vida CHERIKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora