Primera prueba

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Ash recorría los pasillos de la academia, como era habitual, pero sus conversaciones se limitaban exclusivamente a temas relacionados con las clases. Sus compañeros evitaban entablar cualquier tipo de relación con él debido al reciente anuncio de su desafiliación de la dirección deportiva de la academia. A medida que caminaba entre los estudiantes, podía sentir las miradas furtivas y escuchar los susurros a sus espaldas, lo que solo acentuaba su sensación de exclusión. 

Dejando escapar un suspiro profundo, Ash se acercó al tablero de anuncios, donde encontró un nuevo anuncio que despertó su interés. La academia había programado una segunda excursión al primer gimnasio de la región. Motivado y lleno de determinación, apretó sus puños y decidió que era el momento perfecto para mostrar su valía. Con renovado espíritu, Ash continuó su día, centrado en prepararse para el desafío que se avecinaba.

Al finalizar las clases, mientras caminaba hacia las afueras de la academia, Ash fue sorprendido gratamente al encontrar a Moon y Lillie esperándolo. La emoción se reflejaba en los ojos de Moon cuando preguntó con entusiasmo: "¿Lo viste?"

Con un brillo de orgullo en su mirada, Ash respondió: "Lo he visto. Será el primer gimnasio al que desafíe". Sus palabras estaban cargadas de determinación y confianza en sus habilidades. Sabía que esta era una oportunidad crucial para demostrar su valentía y superar los obstáculos que se presentaran en su camino hacia la cima de la liga Pokémon.

A medida que los días pasaban rápidamente, Ash se dio cuenta de que quedaba muy poco tiempo para la emocionante excursión que estaba por venir durante el fin de semana. Sin embargo, se encontró con un obstáculo adicional que amenazaba con frustrar sus planes. Dado que ya no estaba afiliado a la dirección deportiva de la academia, descubrió con decepción que la institución no tenía la obligación de proporcionarle transporte hacia la ubicación del gimnasio.

Esta nueva realidad se presentaba como un desafío significativo para Ash. Sabía que llegar al primer gimnasio era crucial para su progreso como entrenador Pokémon, pero ahora debía encontrar una solución alternativa para llegar allí por su cuenta. Determinado a no dejarse vencer por las adversidades, Ash comenzó a buscar opciones, consultando horarios de transporte público y considerando la posibilidad de encontrar compañeros de viaje que también estuvieran interesados en desafiar al gimnasio.

Aunque el obstáculo parecía imponente, el fuego de la determinación seguía ardiendo en el corazón de Ash. Estaba decidido a superar cualquier inconveniente y hacer todo lo posible para llegar al gimnasio y enfrentarse al líder con todas sus fuerzas. Sabía que este desafío no solo era una oportunidad para ganar su primera medalla, sino también una prueba personal de perseverancia y resiliencia. Con su mochila llena de esperanza y su espíritu inquebrantable, Ash se preparó para afrontar los desafíos que lo aguardaban en el camino hacia su objetivo.

El sonido de la campana resonó en los pasillos, anunciando el anhelado final de las clases. Con determinación en sus ojos, Ash tomó su mochila y se dirigió hacia la salida de la academia. Mientras caminaba, los rumores se extendían como un murmullo en los pasillos, anunciando la participación de Ash al día siguiente en el gimnasio.

Aunque sentía la emoción palpable en el ambiente, Ash decidió mantener en secreto su travesía a las chicas. Aunque Moon y Lillie eran sus amigas cercanas, sabía que debía enfrentar este desafío por su cuenta. No quería preocuparlas innecesariamente y prefería sorprenderlas con sus logros una vez que regresara victorioso.

Agradecido por la relativa cercanía entre las ciudades de la región, Ash emprendió su viaje. Con un mapa en mano y un corazón lleno de motivación, se adentró en los caminos que lo llevarían hacia el primer gimnasio. Cada paso que daba lo acercaba más a su objetivo, y aunque el camino podía ser desafiante, estaba dispuesto a enfrentar cualquier obstáculo que se presentara en su camino.

Con la ciudad a sus espaldas, Ash se encontraba en el límite de la salida, sus emociones se entrelazaban provocando que su estómago gruñera de los nervios. Aunque había recorrido varias regiones en el pasado, esta ocasión era diferente. Con el boletín anunciando su desafiliación de la academia, sabía que tenía una gran responsabilidad de demostrar su valía ante toda la sociedad y a sí mismo.

Justo en ese momento, su teléfono móvil sonó, llamando su atención. Al revisarlo, notó que había recibido dos mensajes. El primero provenía de su madre, Delia. El mensaje decía: "Avísame cuando hayas llegado y asegúrate de traer esa medalla a casa". La sonrisa se dibujó en el rostro de Ash al leer las palabras de apoyo y confianza de su madre. Sabía que ella siempre estaba allí para él, brindándole aliento y animándolo en cada paso de su camino como entrenador Pokémon.

El segundo mensaje era de Moon, una de sus más cercanas amigas y compañera de aventuras. El mensaje decía: "¿Dónde estás? Tenemos que organizarnos para el día de mañana". Sin embargo, Ash sintió que era necesario mantener en secreto su partida anticipada. Con calma, respondió: "Lo siento, me adelanté". No quería preocupar a Moon ni a Lillie, ni distraerse de su objetivo principal. Ash se centró en el camino que tenía por delante, con la confianza de su madre y su propia determinación guiándolo. 

Mientras tanto, en la casa de Moon, se podía sentir la tensión en el aire. La joven se encontraba sumamente molesta, lanzando los peluches de su habitación con gran fuerza, expresando su frustración y preocupación.

Lillie, tratando de calmarla, intentaba esquivar los muñecos voladores y le decía: "Moon, relájate. Mañana iremos al gimnasio y podrás ver si llegó a salvo". Aunque sus palabras eran reconfortantes, Moon no podía evitar sentirse enojada con Ash por adelantarse y no compartir sus planes con ellas.

Con un suspiro de frustración, Moon exclamó: "Ese desagradecido. Me llevó una semana convencer a mi padre para que nos llevara. Más le vale que consiga un buen lugar". La preocupación se reflejaba en su voz y en sus acciones, demostrando cuánto le importaba el éxito de su amigo.

Lillie, en un tono suave, murmuró: "Él no tendrá una calificación... tiene que enfrentarse a la líder de gimnasio y ganar para obtener la medalla". Sus palabras atrajeron la atención de Moon, quien se sentó en el filo de la cama, reflexionando sobre la situación.

El rostro de Moon reflejaba su preocupación mientras pensaba en el desafío que Ash estaba por enfrentar. "Su Pokémon inicial es de tipo agua..." murmuró, dándose cuenta de la desventaja potencial que tendría en su batalla. Sabía que enfrentar al líder de gimnasio sería un reto, y esperaba que Ash estuviera preparado para superarlo.

Con nerviosismo, Moon tomó su teléfono y comenzó a escribir: "Trae esa medalla a toda costa". Aunque estaba molesta con él en ese momento, su preocupación y apoyo hacia Ash eran evidentes. Sabía que esta era una oportunidad importante para él y deseaba que tuviera éxito en su desafío.

A medida que el mensaje se enviaba, Moon esperaba ansiosamente noticias de Ash, con la esperanza de que llegara a salvo y lograra vencer a la líder de gimnasio. Mientras tanto, trataba de calmar su inquietud y encontrar la confianza en las habilidades y la determinación de su amigo.

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