Pausa

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"¿Acepta la realidad, Diantha? Si este chico llevara los colores de la institución en este momento, su prestigio sería aún mayor" bromeó Marco con tono sarcástico, provocando la irritación de la campeona. 


"Ese chico podría incitar a la insubordinación entre los estudiantes..." replicó ella.

"Por supuesto que sí. Es el primero en obtener una medalla a los quince años. Se convertirá en un ídolo para los jóvenes, e incluso algunos adultos seguirán de cerca sus pasos" argumentó su asistente.

Diantha suspiró, consciente de que la hazaña de Ash lo catapultaría a la popularidad entre los estudiantes de la Academia Sycamore.

Las palabras de Marco resonaron en la mente de Diantha mientras reflexionaba. El meteórico ascenso de Ash en el mundo de las batallas Pokémon era innegable. En los pasillos de la academia ya se generaba una avalancha de elogios y especulaciones sobre el gran futuro que le auguraban al expulsado entrenador.

"No se trata sólo de una medalla", murmuró para sí misma, recordando las acaloradas discusiones que había escuchado entre los alumnos. Ash no sólo había deslumbrado con su habilidad en la batalla, sino que también despertó la admiración y el fervor entre sus compañeros.

Las conversaciones giraban en torno a sus ingeniosas estrategias, su audacia y sobre todo, el vínculo especial que parecía tener con sus Pokémon. Estaba claro que se había convertido en todo un fenómeno.

Diantha comenzaba a cuestionar su decisión. Quizás el temperamento rebelde de Ash ocultaba a una futura estrella cuyo brillo la academia ahora se perdería.

Se preguntaba cómo gestionar el fenómeno en que se estaba convirtiendo. Sabía que la pasión desbordada que surgiría en torno a Ash podría desestabilizar la disciplina que tanto trabajo costaba mantener. Era crucial encontrar el equilibrio entre celebrar éxitos individuales y preservar la cohesión estudiantil.

Con un peso adicional sobre sus hombros, Diantha se preparó para el desafío. La presencia de Ash no sólo cambiaría la percepción de los alumnos hacia la institución, sino que también cuestionaba cómo la Academia abordaba el talento emergente.

"Podría ayudarte a mantener a Ash en un perfil más discreto" - susurró Marco, captando la atención de Diantha, quien guardó silencio expectante.

"Los reflectores sobre la Academia serán inevitables" continuó Marco "Pero podemos encauzar ese interés hacia los logros colectivos en lugar de destacar a Ash. Así se preservaría la estabilidad aquí."

Diantha asintió lentamente, considerando la idea. Permitiría capitalizar la atención que Ash atraía hacia la Academia, sin alterar la dinámica interna. 

Al día siguiente, Ash atravesaba los bulliciosos pasillos de la academia. Como era habitual, los murmullos y comentarios giraban en torno a él, pero esta vez todos se enfocaban en su combate con la líder de gimnasio Violeta.

La histórica victoria podría haber inflado el ego del joven entrenador. Sin embargo, un comentario de Violeta tras la batalla lo mantuvo humilde: "He usado Pokémon recién capturados". Aquellas palabras resonaban en su mente, recordándole que le faltaba mucho por aprender y crecer como entrenador Pokémon.

Así que, sin alardear por su triunfo y evitando cualquier mención al respecto, Ash continuó su día como si nada hubiera pasado. Se dirigió a clases cabizbajo, rehuyendo las miradas y los elogios de sus compañeros.

En el fondo, sentía que su medalla estaba manchada por la condescendencia de Violeta. Necesitaba ganar con sus propios méritos para sentirse realizado. Por eso mantenía la vista fija en su próximo reto, determinado a reivindicarse y dar lo mejor de sí cuando le llegara el turno de enfrentar al siguiente líder de gimnasio.

Al finalizar la jornada en la academia, Ash aguardaba como siempre en la salida la llegada de Moon. Pero en esta ocasión, Serena se le acercó tímidamente.

"¿Crees que lo que dijeron nuestras madres sobre nuestra amistad de pequeños sea cierto?" preguntó la pelimiel apenas estuvo frente a él.

"Supongo que sí, incluso tenían fotos nuestras juntos" respondió Ash en tono cortante, dejando en claro su desinterés por seguir hablando del tema.

Sin embargo, Serena parecía decidida a entablar conversación y se posicionó a su lado, jugueteando nerviosamente con un mechón de su cabello.

"Estaba pensando... ya que parece que nos conocemos de antes... quizás podríamos intercambiar números o hablar de vez en cuando" sugirió con un notorio sonrojo en sus mejillas.

Ash la miró con extrañeza. La petición de Serena contrastaba mucho con la actitud arrogante que solía mostrar en clases. Tras unos instantes accedió y le dictó su número, mientras ella lo anotaba torpemente en su celular.

El chico asintió y la vio alejarse con paso apresurado. Algo en la radiante mirada y el rubor de Serena provocó un cosquilleo en su estómago. Quizás no sería tan malo reconectar con la que parecía haber sido su amiga de infancia después de todo.

La situación entre ambos despertaba la curiosidad de algunos estudiantes cercanos que observaban discretamente. El comportamiento reservado de Ash y la actitud ansiosa pero decidida de Serena solo avivaban extraños rumores.

Para Ash el intercambio de números no tenía mayor importancia, pero percibía la creciente tensión a su alrededor. Decidió mantener su actitud tranquila y amigable, sin querer alimentar habladurías.

Un momento después llegó Moon y observó de lejos la escena entre Ash y Serena. Un dolor agudo apretó su pecho, al creer que Ash no la había visto. Decidió pasar de largo, ignorándolos.

Sin embargo, justo cuando se alejaba, sintió que el joven la alcanzaba y le daba un suave golpe en el hombro.

"¡Moon! Te estaba esperando" exclamó Ash dedicándole una amplia sonrisa.

Moon, al sentir el golpe, instantáneamente olvidó el dolor que había experimentado antes y le respondió con otro golpe juguetón, riendo.

"¡Oye! Cuidado, casi me tumbas" bromeó Ash "¿Cómo estuvo tu día?"

"¡Bien! Algo aburrido...las clases teóricas de siempre" respondió Moon "Pero ya estoy libre. ¿Y el tuyo?"

"Igual, rumores por todos lados sobre la batalla en el gimnasio. Nada nuevo" dijo Ash restándole importancia "Oye, se me antoja un helado ¿qué dices si vamos por unos antes de ir a casa?"

"¡Claro! Conozco una heladería aquí cerca que tiene sabores deliciosos" accedió Moon entusiasmada.

Los jóvenes se dirigieron a la heladería, entusiasmados con la perspectiva de pasar un rato agradable juntos. Bromeaban y charlaban animadamente sobre sus días, haciendo caso omiso a los rumores del pasillo que poco a poco se desvanecían en el fondo de sus conversaciones.

El trayecto hacia la heladería y luego de vuelta a casa transcurrió de manera placentera para ambos, especialmente para Ash, quien inexplicablemente se sentía cada vez más cómodo en compañía de Moon.

"¿Has pensado en cuál será el próximo gimnasio que desafiarás?" preguntó Moon, mostrando interés en los planes de su amigo.

"Aún no lo decido" respondió Ash pensativo "Creo que estaré enfocado en entrenar más a mi equipo durante el resto del mes."

La confianza entre ambos se hacía evidente en cada interacción. Aunque Ash tendía a ser reservado sobre sus planes como entrenador, sentía la comodidad de compartir ciertos aspectos de sus metas y enfoques de preparación con Moon, quien lo escuchaba con genuina atención y palabras de aliento.

Academia KalosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora