La situación de Ash había dado un giro drástico. De ser el centro de atención en la Academia Kalos, ahora se encontraba relegado a un papel secundario. La razón: los directivos habían logrado atraer a tres famosos campeones regionales para una visita que acaparaba todos los reflectores. Cintia de Sinnoh, Steven de Hoenn y Lance de Kanto, con su mera presencia, habían eclipsado al que antes era considerado una celebridad estudiantil.
Los tres campeones organizaron un exclusivo torneo que emocionó a todos los aprendices Pokémon de Kalos. Todos exhibían entusiasmo ante la posibilidad de competir contra entrenadores tan renombrados, todos excepto uno: Ash.
El joven de cabello azabache miró con frustración los requisitos. No calificaba para participar. Sentía cómo la indignación le quemaba en el pecho. Ganar su primera medalla debería haber sido un motivo de orgullo, pero la realidad lo golpeó con fuerza: su victoria había sido fruto de la compasión. Ahora, ni siquiera podía probarse en un torneo que lo ayudaría a mejorar sus habilidades.
Salió de la academia sin escuchar las advertencias de los profesores, con pasos rápidos que denotaban su enojo. ¿Qué sentido tenía quedarse? Las burlas de algunos compañeros resonaban en su mente, amplificando su frustración.
"¿De qué sirve estar aquí si ni siquiera me dejan demostrar lo que valgo?", pensaba, apretando los puños con rabia contenida. La amargura se mezclaba con una duda más profunda: ¿Realmente había ganado por méritos propios?
Las calles de Kalos bullían de actividad, pero Ash apenas notaba el ajetreo a su alrededor. Su mirada se clavaba en el suelo mientras su mente repetía las mismas preguntas una y otra vez. El bullicio de la ciudad y las conversaciones ajenas eran simples murmullos lejanos para él.
De repente, su andar se detuvo abruptamente al chocar contra un adulto. El contacto lo sacó de sus pensamientos, y cuando intentó seguir adelante, una mano firme se posó en su hombro.
"Hey chico, no creas que por ganar tu primera medalla puedes dejar el trabajo así como así", comentó una voz conocida. Ash levantó la vista, reconociendo a Marco, el dueño del restaurante-bar donde solía trabajar.
"Lo siento, es solo que..."
"Lo sé, también tuve alguna vez tu sueño", interrumpió Marco, ajustándose las gafas con calma. "He oído que tu academia te dejó fuera de otro torneo", añadió con una sonrisa enigmática.
El comentario tocó una fibra sensible en Ash, que frunció el ceño con irritación. Su frustración era demasiado palpable, y Marco, notándolo, soltó una risa ligera.
"Acompáñame, tengo una propuesta para ti", dijo el hombre, sin darle opción a rechazarlo, empezando a caminar. Ash dudó por un momento, pero terminó siguiéndolo. Después de todo, no tenía nada que perder.
Mientras caminaban, Ash se percató de las miradas de los transeúntes que se posaban en él. Era obvio que un estudiante de la academia paseando en horario de clases no pasaba desapercibido. Las conversaciones a su alrededor bajaban de volumen cuando pasaba, pero él lo ignoraba. Tenía la mente demasiado ocupada en no perder de vista a su jefe.
Pronto llegaron a una casa enclavada entre imponentes edificios. El contraste con el resto de las construcciones era notable. Marco se detuvo frente a la puerta y la abrió sin ceremonias, dejando pasar a Ash.
"Adelante, pasa y siéntete cómodo."
Ash avanzó con cautela, tomando en cuenta cada detalle a su alrededor. La casa era una mezcla de modernidad y elegancia, con grandes ventanales que dejaban entrar luz natural, iluminando una decoración lujosa que parecía sacada de una revista de diseño. Cada pieza de mobiliario era única, y las paredes estaban adornadas con obras de arte provenientes de diferentes culturas.
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Academia Kalos
FanfictionUn cambio repentino en la vida de Ash, lo obliga a mudarse a Kalos en compañía de su madre. Ingresado en una prestigiosa academia, muchos dudan de sus capacidades pero serán sus logros los que consigan hacer que triunfe apesar de sus rivales.