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Tuvo que parar en una esquina en cuanto las lágrimas fueron imparables. Gruño frustrada y sorbió su nariz, limpiándose el agua salada con brusquedad.

Respiro hondo varias veces, intentando tranquilizarse, lo que menos quiere hacer es llamar la atención en plena calle.

Empuño con fuerza su mochila y con mano firme arrastro la maleta, tenía que crear una seguridad falsa sino quiere quebrarse a la vista de todos.

Lloraría cuando se sintiera segura.

...

Apena pudo aventar sus cosas al piso cuando sus piernas fallaron y se tuvo que sostener del respaldo del sofá.

Se quedó arrodillada frente a este, intentando no soltar sus lastimeros sollozos, lo cual parecía una tarea imposible incluso mordiéndose fuertemente el labio que sintió al sabor metálico de su sangre.

Las lágrimas caían como cascada y su cuerpo temblaba.

Lo odia, los odia, por su culpa esta así, por su culpa se da cuenta de lo vulnerable que es, de lo débil, de lo frágil que la dejaron. Se siente avergonzada de su reacción, lo que la hizo llorar más.

No le importo escuchar a su abuela entrar ni como las bolsas de sus comprar se azotaron contra el suelo. No quiso mirarla, debería estar dando pena.

Pero no pudo resistirse al sentir sus cálidos brazos dando reconfortantes caricias en su espalda a modo de consuelo.

— ¿Porque, abu, porque? — No pudo evitar cuestionar. Se quedó en la misma posición, sintiéndose rota.

...

Tzuyu llego frente al hogar con un semblante preocupado.

Estaba como de costumbre en las calles, en un habitual parque cerca de la escuela. Se queda ahí un tiempo y poco a poco avanza para estar cerca de su casa.

Le llego un mensaje de su novia mientras repasaba unos apuntes de algebra, pero sabía que no provenía de ella.

"Deberías venir"
"Sana no está bien"

Eso fue suficiente para que se parara de golpe y tomara un camión para ir hacia su pareja.

Con algo de duda golpeo dos veces la puerta, esperando tranquila (por dentro se moria de preocupacion).

Sana se había quedado en su habitación desde hace un buen rato, en silencio, lo cual la preocupo más, pero quería darle su espacio. Se levantó de inmediato, esperanzada de que fuera Tzuyu.

Se alegró y tranquilizo al ver el semblante preocupado de la chica, es bueno saber que se preocupa por su nieta.

— Buenas tardes. — Saludo, pasando a la casa cuando la mujer se hizo a un lado — ¿Como esta? — Luego puede saber que paso, aunque tiene una ligera sospecha.

— Está en su habitación desde hace un rato. Es mejor que ella te explique. — Señalo el cuarto de invitados, asintiendo hacia Tzuyu cuando la vio.

La chica camino a paso lento, respirando profundamente antes de tocar la puerta dos veces, escuchando su corazón latir.

— ¿Sana? — Pregunto en un tono calmado, apretando los labios ante el silencio sepulcral. — ¿Puedo pasar?

Sana saco la cabeza del escondite entre sus rodillas y brazos al escuchar la voz de su novia, sus ojitos brillosos y rojizos se dirigieron a su puerta, tampoco quiere que la vea en ese estado lastimero, pero la necesita a su lado.

— Tzuyu... — Murmuro sin pensarlo.

La mencionada apenas escucho su voz, pero lo tomo como un pase y entro a la habitación, preparándose para ver el estado de su novia.

Su corazón se encogió al ver a Sana sentada en el piso, hecha bolita y viéndola de una forma tan perdida que también quiso llorar.

Se acercó sin ser brusca, mandando toda a la mierda cuando la de cabellos claros alzo los brazos hacia a ella al verla acercarse. Se apoyó en una rodilla y rodeo el cuerpo de Sana por la espalda, atrayéndola hacia su cuello.

Sana la rodeo de la cintura con fuerzas, empuñando su camiseta mientras temblaba y comenzaba a hipar.

Tzuyu acaricio su cabeza y espalda. — Shhh, todo estará bien. — Beso su frente por un prolongado tiempo, apoyando su cabeza en la de su novia cuando esta se escondió en su hombro.

Sana se volvió a romper. Soltó lo que estaba conteniendo nuevamente. Tzuyu podía sentir su cuerpo temblar entre sus brazos, la impotencia surgió en ella al no saber qué hacer para consolarla sin saber que su sola presencia era más que suficiente.

La menor sintió sus ojos picar ante las lágrimas, le rompía ver a Sana así.

Comenzó a escuchar su tartamudeo, queriéndole explicar lo que paso entre hipidos y voz ahogada, forzándose a hablar.

Tzuyu la tomo de los muslos y sentándose bruscamente en el piso, acomodo a Sana en su regazo. Rápidamente la mayor busco una posición cómoda encima de su novia, todavía abrazándola por la cintura.

— No tienes que explicarme. — Su voz fue dulce, mientras la empujaba contra su hombro, queriendo que encuentre refugio en ella. — Necesitas procesar todo primero ¿Sí?

La anciana se quedó detrás de la puerta, soltando una solitaria lágrima al escuchar lo rota que quedo su nieta y como Tzuyu manejaba las cosas con calma por más que sentía que no lo hacía bien.

Gracias ‣Satzu (hiatus) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora