Prólogo

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Sus verdes ojos se abrieron aquella cálida mañana de primavera; el color rosa de los cerezos inundaba la ciudad.
Esa época del año era su favorita desde que era pequeño, el agradable clima le permitía salir a jugar con Kacchan desde muy temprano. Ahora un poco mayor, podía salir a caminar o tal vez compartir un helado junto a a ella.

A pesar del carácter rudo y gritón de la rubia, Izuku disfrutaba pasar tiempo con su amiga. Se conocen desde los tres o cuatro años, realmente no lo sabe, ha estado con ella desde que tiene memoria.

Los sábados eran un día especial para ellos, podían jugar videojuegos durante la mañana, almorzar en la casa de alguno de los dos y dar un paseo durante la tarde.
Sin embargo, ese sábado no seria igual. Se mudaría, junto a su madre viajarían al extranjero y desde ese momento vivirían con su padre.

No sabia como sentirse realmente, con casi 13 años, apenas conocía al hombre. Además, no quería alejarse de su rubia amiga, era la única que tenia; su timidez le había dificultado bastante la tarea de relacionarse con otros. Aunque aquello no era un mayor problema, estaba a gusto con Kacchan, no necesitaba a nadie más.

Y ahora, tendría que dejarla.

...

Esa tarde en el aeropuerto, no pudo evitar que las lagrimas empañaran su verde mirada al despedirse.
-No seas llorón Deku- Lo regañó la muchacha -Nos volveremos a ver, recuerda nuestra promesa: Estudiaremos en la U.A. Así que mas te vale tener las calificaciones necesarias para eso-

Limpio sus lagrimas con el puño de su camiseta, ella tenia razón, se verían de nuevo, ademas podrían mantener contacto por internet.
Busco en sus bolsillos. -Es para que me recuerdes- le habló a la chica mientras depositaba en sus manos un pequeño llavero.

Katsumi observó detalladamente el objeto que le entrego él pecoso; el llavero tenia un dije en forma de girasol, dos pequeñas figuras y un corazón de colores verde y naranjo. -Gra.. gracias- Apenas pudo gesticular.

-Yo también tendré uno- Sonrió Izuku mientras mostraba un llavero exactamente igual colgado en su mochila

Su madre lo llamó indicándole que ya debían subir al avión. El pecoso dio un rápido abrazo a su rubia amiga y corrió tras su madre.

...

Una vez sentado en el avión, expresó una ligera sonrisa.
Se volverían a ver. Kacchan y él se reunirían en la universidad. Solo serian cinco años.
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Nada podría cambiar en solo cinco años.
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Nada podría cambiar en solo cinco años

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