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Hola! Antes de empezar el capítulo me encantaría enviaros a todes un abrazo enorme de mi parte. Esta ha sido una semana difícil en muchos aspectos para muchas personas dentro del fandom, entre ellas me incluyo, pero sobre todo para los chicos.

Seré breve. Solo quiero que os quedéis con las palabras de los chicos, de Namjoon, que no escuchéis a terceros y que confiéis en la relación que tenemos con ellos. Afrontar cambios es difícil, para mí va a serlo cuando les vea por separado, pero cambiar no implica que esté mal. Siempre he confiado ciegamente en su criterio porque son las personas más sensatas y valientes del mundo y si han decidido esto, es por su bien y el nuestro.

Lo mejor está por llegar, confiad en ellos y apoyadles muchísimo. Es todo lo que se merecen.




Yoongi acababa de bañarse pero ya volvía a sentir el sudor molesto recubrirle la piel y engancharse a su ropa. Mientras él estaba recostado sobre la cama de Jimin, el rubio se movía por la habitación como una caricatura apresurada, viéndose similar a un borrón a ojos del omega mayor. Sentía su olor a nerviosismo y era evidente que la reunión exprés a la que habían sido invitados lo tenía de los nervios.

—¿Es por los cachorros o por el otro alfa? —se atrevió a preguntarle, sin dejar de navegar por la página inicial de Twitter. Jimin tampoco dejó de buscar apresuradamente en el armario una camiseta con la que sentirse cómodo.

—¿Eh?

—Apestas a dulce pasado —señaló con obviedad Yoongi—. Estás más nervioso que el día que tuviste tu primera entrevista de trabajo, y te recuerdo que ese día tuvimos que bajar en cuatro estaciones de servicio distintas porque te meabas cada diez minutos de los nervios —le recordó, es un tono burlón—. Fue abrumador.

Jimin pareció encontrar lo que buscaba, dando un pequeño bufido aliviado y girándose para mirar a su hyung. Solo llevaba puesta una pantaloneta de algodón con una calavera en la pernera derecha. Miró a Yoongi con un puchero.

—Le dije a los dos que podían llevarme a una cita, ¿cómo se supone que actúe después de eso? —murmuró, buscando la manera correcta de ponerse el top que acababa de encontrar. Era sencillo, de color naranja, que contrastaba con el negro del pantalón, y dejaba su abdomen al aire—. ¡Y encima estarán Namjoon y ese alfa! Tú no viste cómo me miraba, creo que me odia...

Yoongi suspiró, bloqueando su teléfono y centrando la atención en su amigo.

—Admito que fue una estupidez aceptar la cita de los dos mocosos, pero no deberías preocuparte por eso hasta que suceda, ¿no? Deberías dejarlo estar y actuar con ellos como hasta ahora —sugirió—. Y centrarte en que no haya algún lío con los otros dos alfas. ¿Qué pasa si ese tal Hoseok se pone agresivo?

Jimin arrugó la nariz. Yoongi olía a leve temor.

—Eso no va a pasar, hyung. Estoy seguro de que ninguno de ellos es agresivo.

—Puede que ellos no, pero sus alfas... —masculló—, saber que lo único que habrá será un beta al que no conocemos me pone nervioso, lo siento.

Jimin tuvo la intención de acercarse a él y darle un abrazo, pero tres golpes rítmicos en su puerta lo detuvieron. Sus ojos se abrieron como platos y se apresuró a tomar sus deportivas del zapatero, poniéndoselas a un lado de la puerta mierdas Yoongi reía.

—¡Voy!

Cuando los dos alfas aparecieron en su campo de visión, Jimin tuvo que contener el aliento. Jungkook estaba recostado en el marco de su puerta, con una sonrisa en los labios y su pelo negro echado hacia atrás, dejando a la vista su frente y el piercing de la ceja. Se había puesto una camisa negra desabotonada en el pecho y arremangada hasta los codos, con unos pantalones de tela grises y unas sandalias de hebilla. Su aroma a café molido se infiltró en las fosas nasales del omega, nublándole los sentidos durante algunos segundos.

Donde Caben Dos, Caben TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora