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La tarde del viernes se le hizo extremadamente larga a Jimin, mucho más que el resto de la semana. A pesar de que sus clases le gustaban y sus compañeros eran muy amables, admitía que desde el martes su lobo solo estaba ansioso por que llegara el fin de semana y pudieran verse de nuevo con aquel alfa de hoyuelos bonitos.
Primero, pensó que se lo seguiría encontrando en las duchas, pero esto no fue así. No supo si Namjoon cambió su horario de aseo porque no quería encontrarse con él y volver a incomodarlo, o porque tal vez un factor externo lo había obligado. Quiso creer que era lo segundo, porque, aunque lo pusiera nervioso, disfrutó mucho de su compañía.
Donde sí se vieron fue por los pasillos, donde se cruzó con él varias veces. El olor a pino mojado era inconfundible, aunque siempre iba acompañado de un leve aroma a canela que se le hacía un poco conocido. Igualmente, no le dio muchas vueltas, porque su lobo perdía el norte cada vez que el alfa le dedicaba una sonrisa o una cabeceadita como saludo.
En aquel momento, el omega se encontraba limpiando todo el cuarto en un intento algo inquieto por ocuparse y dejar de pensar en que quedaban pocas horas para la conferencia. Wheein —que se encontraba en el pequeño aseo maquillándose—y él se habían dividido las tareas domésticas en cuadros semanales, donde cosas como barrer, fregar, aspirar las alfombras y quitar el polvo le correspondía a uno de los dos, mientras lavar el baño al otro.
Esa semana le tocó a Jimin encargarse de lo primero, pero había decidido dejarlo para después de clases porque debía marcharse demasiado temprano. Wheein por otro lado, había aprovechado una de sus horas libres para hacer su parte, ya que su novia y grupo de amigos saldrían a ver una película.
—Whee, ¿meto estos tacones al zapatero o te los vas a poner?
—¿Uh? —la omega asomó su cabeza por la puerta del baño, con el labial a medio poner y el pelo atado en varios moños—. Ah, perdona. ¿Podrías guardarlos?
Jimin los acomodó en el zapatero de la entrada, volviendo después a tu tarea de aspirar la alfombra.
Los minutos pasaron rápidamente, con una playlist coreana de R&B sonando en los altavoces de Jimin. Las canciones que se sabían las tarareaban en conjunto, riendo cuando a alguno de los dos le salía un gallo u olvidaban la letra.
—¿Estás seguro de que no quieres venir? Te llevarías genial con los chicos —Wheein volvió a insistirle en que lo acompañara casi una hora después, cuando ya estaba lista y el rubio descansaba sobre su cama recién tendida. Se había puesto unos pantalones anchos con bolsillos a los costados, un top de tiras azul neón que conjuntaba con su cabello y unas zapatillas blancas de plataforma alta. El pelo lo había atado en dos moños, con algunos mechones rizados sobre la frente y purpurina espolvoreada alrededor—. Anda, será divertido.
—Tal vez a la próxima —Jimin rechazó, con una sonrisa amable—. Con la mudanza y eso ha sido una semana movida y me gustaría descansar.
—¿No tendrá que ver con la invitación de ese alfa? —la peliazul levantó sus cejas con picardía. Jimin le apartó la mirada—. Me parece a mí que sí.
—No quiero salir de fiesta y estar mañana hecho un zombi resacoso —confesó—, pero prometo que el fin de semana que viene, me apunto.
—Está bieeen —Wheein alargó la frase mientras rodaba los ojos—. Si necesitas ayuda para ubicarte...
—No te preocupes —Jimin la interrumpió con una sonrisa cómplice—. Viene a recogerme al cuarto.
—¡Ulalá! —exclamó la mayor, provocando un carcajeo en el rubio—. ¿Cómo se llama el tremendo príncipe azul?
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Donde Caben Dos, Caben Tres
Fiksi PenggemarKim Taehyung y Jeon Jungkook son los reyes del campus universitario. Hijos de familias cercanas, ambos alfas se conocen de toda la vida y se odian a muerte. Al menos, eso es lo que le cuentan a Jimin, un omega transferido que se sorprende por el des...