CONSECUENCIAS DEL PASADO

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Narra Susan

Subí las escaleras hacia la cubierta rápidamente para poder saber si esas voces significaban que Jack había regresado.

Jack estaba buscando algo relacionado con David Jones, el capitán del Holandes Errante. Con la intención de avanzar en nuestro próximo destino.

En cuanto llegué, vi como mi Capitán subía al navío con la ayuda de Gibbs.

Me aproximé hacia él con una sonrisa en mi rostro. -Jack, has vuelto. Observé alegre.

-Amor. Saludó para luego abrazarme por la cintura y darme un suave beso en los labios.

-¿Has encontrado lo que fuiste a buscar? Le preguntó Gibbs. A lo que Jack asintió en respuesta, apunto de mostrárselo cuando toda la tripulación se puso en frente de nosotros.

Varios de ellos estaban molestos. Lo cierto es, que llevábamos semanas sin un rumbo certero.

Gibbs intentó explicarle la situación. -Capitán, la tripulación, entre la que me incluyo, claro. Esperábamos algo un poco más... reluciente. Sobretodo tras el chasco de la isla de muerta, que fue engullida por el mar con tesoro incluido.

-Y con la marina real persiguiéndonos por todo el Atlántico. Señaló otro pirata.

-¡Y el huracán! De pronto, toda la tripulación se dispuso a quejarse de los diferentes inconvenientes que habían sucedido.

-La verdad es que llevábamos mucho tiempo sin poder... piratear honradamente. Opinó Gibbs.

-Reluciente... Dije recalcando sus palabras.

-Sí, reluciente. Me afirmó Gibbs.

-¿Eso es lo que todos pensáis? ¿Qué vuestro amigo Jack no cuida de vuestros intereses como Capitán? Preguntó Jack desafiante.

-¡A pasear la tabla! Exclamó el loro, haciendo que Jack desenfundara su pistola para apuntarle.

-¡¿Qué ha dicho el pajarraco?!

-No lo toméis con el pájaro. Enseñadnos que hay en ese trapo que traéis. Comentó un miembro de la tripulación.

De repente, el mono de Barbosa salió de la nada, robando el hallazgo de Jack. El Capitán, furioso, acabo disparando al mono. A pesar de que por muchas veces que lo hiciéramos, no servía para nada.

Uno de los piratas agarró el trapo del suelo, revelando su contenido. -Es una llave.

Jack se acercó hasta él y se lo arrebató. -No, mucho más mejor. Es el dibujo de una llave. Le corrigió, mostrándonoslo al resto.

-Caballeros... ¿Para qué son las llaves? Les preguntó Jack.

-Las llaves abren... cosas. Dijo uno de los piratas.

-Y abra lo que abra esa llave, dentro tiene que haber algo valioso. De modo que nos dispondremos a averiguar que es lo que abre. Pensó Gibbs.

-No. Contesté claramente.

-Sin esa llave, no podremos abrir lo que sea que no tenemos que abra la llave ¿Así que de que serviría encontrar lo que sea que hay que abrir y que no tenemos, sin haber encontrado antes la llave que lo abra? Cuestionó el Capitán.

-Entonces, debemos buscar la llave. Comentó un alegre Gibbs al pensar que lo había comprendido.

-Eso no tiene sentido. Respondió Jack, confundiendo aún más a los presentes aparte de mi, dado que yo era la única que sabía a donde pretendía llegar nuestro Capitán con aquella llave.

Piratas del Caribe: El cofre del hombre muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora