Capítulo 19

515 54 58
                                    

¡Buenas buenas!

Disclaimer: los personajes no me pertenecen, pertenecen a Marvel/ Mr. Lee / y demás creadores de estos increíbles súper seres. Esta es solo una idea mía convertida en letras.

OBS.

*Los personajes pueden tener un cambio en sus formas de ser.

*Es un fanfiction, una historia que sale de mi cabeza con estos personajes que amo.

¡Gracias por leer y espero lo disfruten!

Capítulo 19

Eran las dos de la mañana, y Tony no lograba conciliar el sueño. Se levantó de la cama retirando el edredón que cubría su cuerpo, se enfundó en su bata de seda fina que pendía de uno de los tiradores del armario, y se calzó las zapatillas que a la vez estaban tiradas al lado de la cama.

Con paso firme y ceño fruncido, avanzó atravesando el espacioso pasillo con vista a la ciudad de New York, que brillaba con sus luces de la noche, con vehículos se movían y personas que no dormían, hasta llegar a la cocina. Sacó el agua embotellada de la nevera y vertió el líquido en una taza. Abrió uno de los cajones en los que Pepper solía dejarle algunas hierbas y especias, ella siempre decía que el té bien preparado desprendía un aroma sumamente agradable, Tony encontró unas bolsitas de tilo que parecían llamarlo a gritos. Se hizo con una y la introdujo en la taza ayudándose con el dedo, dejando la pequeña etiqueta suspendida por un grácil hilo blanco. Colocó el preparado en el microondas golpeando la fría superficie de la mesada de mármol blanco con sus dedos impacientes.

El agudo timbre del microondas indicaba que la taza de leche ya estaba caliente y lista para ser servida. Tony se la llevó, aún humeante, a la sala de estar, donde le aguardaba las carpetas de contratos que había estado estudiado durante la noche anterior, hacia tan solo unas horas atrás.

Se sentó a abrazando con los dedos la taza caliente y soplando suavemente el contenido.

Tony, mirando al vacío, pensaba en las estadísticas que había estado comprobando una y otra vez desde hacía ya seis meses, aquellas malditas estadísticas que preveían el fin de todo y cuánto había vivido en esta falsa vida actual; ese fin, que al principio parecía difícil aunque positivamente enmendable, y que sin embargo iba a desencadenarse en tan sólo unos meses de manera inevitable.

Tony Stark debía regresar en algún momento. Eso era algo seguro e inevitable.

Tony dejó la taza sobre la mesa auxiliar y marcó el teléfono de Peter, el pequeño, al fin y al cabo Tony era su mentor y Peter, era un amigo de confianza. Resopló un par de veces al ver que tardaba en contestar.

―Vamos, Pet... Cógelo.

― ¿Diga? ―contestó la inconfundible voz suave del adolescente después de aclararse la garganta. Obviamente siendo sacado de su sueño.

―Pet, soy yo ―dijo Tony, aclarando lo obvio.

―Tony, ¿Qué estás haciendo despierto a estas horas?

―No podía dormir... Verás, he estado pensando y necesito decirte que hice algo y no te conté, ni pedí tu permiso.

― ¿De qué hablas? Nada es tan malo como para no dormir Tony.

―Bueno, veras...― dijo ― yo estuve en una situación un poco ajustada y mentí sobre quien era.

―Tony, son las dos de la mañana...― dijo en medio de un bostezo.

―Bueno, ayer en el puerto me encontré con Steve Rogers y estaba en mi papel de Natasha, pero no podía decirle que era Stark, así que mentí y dije que era Natasha May Parker.

Sweet DesireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora