|El amor es un sentimiento extraño en el que pierdes el control de ti mismo y no puedes entender lo que te sucede. Es un sentimiento realmente extraño, un sentimiento que toda persona debe de experimentar al menos una vez en su vida... así como hici...
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Pov's Levi Caminaba en los pasillos del castillo en dirección de mi cuarto, volteé a la derecha para subir las escaleras pero al hacerlo vi a una mocosa de pelo negro sentada en uno de los escalones mientras se hacia para adelante y para atrás del sueño.
Fue bastante extraño verla de esa manera, nunca la había visto de esa forma. Me acerqué a ella con la intención de despertarla, pero me paré al escuchar murmullos de parte suya.
Será que estará soñando...¿?
No le dí importancia y empecé a mover su hombro. En un comienzo no funcionaba pero al llamarla comenzó a abrir los ojos.
-Hmm...Levi, ¿Qué haces todavía aquí?- me preguntó con un hilo de voz y con los ojos entrecerrados.
-Buscando a una loca que habla sola mientras duerme- dije sarcásticamente mientras cruzaba los brazos y me apoyaba a la pared.
-Ehm... muy divertido... ahora déjame dormir- dijo mientras se hacía bolita para abrazar sus piernas.
-Nunca te he visto así. ¿Que te pasa?-
-Nad...a sólo ten...go sueñ...-
-Bien, pero esto no es tu cuarto. Levántate, te se va tuerce el cuello y tendrás dolor de columna por más de una semana, si sigues así- dije, pero no obtuve respuesta alguna por parte suya.
-Oi- dije mientras movía su pie con la punta del mío, pero nada, no había forma de despertarla. -Está completamente dormida-
Suspiré ante ver la situación, no podía dejarla dormir en las escaleras. En estos días dediqué mucho tiempo a limpiar y arreglar su cuarto, ya que era uno de los más empolvados de todo el castillo.
Me acerqué a ella y intenté de nuevo a despertarla y nada, seguía dormida, como si alguien le hubiera dado un fuerte golpe en la cabeza que la mandó a dormir. Pues de todas formas al parecer lo que dije resulta ser casi cierto. Por lo que entendí en el comedor, casi fue comida por Soni y para salvarse el pellejo cayó hacia atrás golpeándose fuertemente la cabeza, seguramente será por eso.
La miré como continuaba a murmullar cosas incomprensibles, como se hacía más bolita y como su pelo le cubría gran parte de su rostro.
-Nunca he visto una mocosa como tú, ¿sabes?- dije susurrando, mientras me acercaba a ella, me puse en cuclillas para poderla cargar como un saco de papas.
Subí los restantes escalones que faltaban, caminé por el pasillo, hasta llegar a su cuarto. Abrí la puerta del dormitorio, entré con ella, me acerqué a su cama, con una mano abrí las sábanas y aventé a la mocosa durmiente en ella, y aún así no se despertaba. Algo que me impresionó mucho. Luego me dispuse a quitarle el chaleco y los zapatos para que no ensuciara lo que yo limpié y la tapé.
